Misiles estadounidenses de largo alcance en Alemania por primera vez desde la Guerra Fría, escudo de la OTAN en Kiev, amenazas de sanciones contra Pekín…: Ya se habla de un conflicto abierto entre la banda armada terrorista OTAN, por un lado, y Rusia y China, por el otro.
Desde Rusia se habla de una «respuesta militar» inmediata a los misiles estadounidenses y otras medidas «para contener a la OTAN», acusándola de estar «de facto plenamente implicada en el conflicto de Ucrania».
Washington y Berlín han anunciado que a partir de 2026 comenzarán a desplegar capacidades de largo alcance en Alemania, primero de forma «periódica» y luego «duradera», para «demostrar el compromiso de Estados Unidos con la OTAN y su contribución a la disuasión integrada europea».
El nuevo arsenal incluirá el SM-6 y el Tomahawk, pero también armas hipersónicas, con un alcance «significativamente mayor que el de los misiles terrestres actuales en Europa».
Dichos misiles habrían sido prohibidos en virtud del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio firmado por Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov ; en 1988, pero el pacto se vino abajo hace cinco años en medio de acusaciones mutuas de violaciones.
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, explicó en la cumbre de la OTAN que la idea es animar a Alemania y a otros países europeos a invertir en el desarrollo y la compra de misiles de largo alcance para llenar «un vacío cada vez más grave en Europa». El despliegue de armas estadounidenses daría tiempo a los aliados de la OTAN para prepararse.
En esta dirección va la carta de intención firmada en la cumbre por Alemania, Francia, Italia y Polonia para desarrollar misiles de largo alcance en el Viejo Continente. El canciller alemán, Olaf Scholz, saludó la decisión estadounidense de desplegar ocasionalmente misiles de largo alcance en su país: «Esto forma parte de la disuasión y garantiza la paz, es una decisión necesaria e importante, tomada en el momento adecuado», comentó en Washington.