El cine de EE.UU es más que una industria cultural, se trata de un negocio que expande las ideas y costumbres y negocios y empresas de ese país. Para su difusión mundial necesita de la complicidad y subordinación de la prensa en los países genuflexos con el imperio. Lo que ocurre en la entrega de los premios óscars es seguido por Falsimedia con casi devoción, metiendo en las casas películas, actores y anécdotas que ocurren al otro lado del océanos como si fueran propios. Lo de menos es la calidad de las películas sino su procedencia y que la población identifica el cine de EE.UU con el cine, y lo que se produzca en otros países como algo aburrido y despreciable. El imperio manda y súbditos no les faltan