No parece que la receta de buenos discursos en las instituciones, ruedas de prensa con frases recurrentes, ni políticas que la socialdemocracia llama «sociales», estén dando resultados a la hora de frenar al fascismo. Muy por el contrario, la impunidad con la que se mueven les está llevando a unos resultados más que buenos en lo electoral. Hace unas horas superaron el 1.600.000 votos, están presentes en todos los parlamentos regionales y se aprestan a decidir cientos de ayuntamientos en favor del PP. El fascismo anda suelto, crecido y, por triste experiencia histórica, sabemos cómo termina esta debacle. ¿Será hora de buscar soluciones al margen de las instituciones?