La extrema derecha convocó y traslado a decenas de miles de sus votantes a la calle para demostrar, una vez más, que ellos han estado siempre en contra de las amnistías (excepto para los esbirros del franquismo. A estos no solo amnistiaron con la excusa-timo del nacimiento de un nuevo Régimen que, obviamente, no ce creían ni ellos, sino que colocaron en puestos claves de la administración (con especial dedicación en las fuerzas armadas y la justicia).
La parafernalia utilizada en las manifestaciones de ayer rememoraron, sin duda, a las algaradas del franquismo. Misma clase social, similares cánticos y consignas, y banderas con leves cambios en el escudo para no cantar mucho. Y, como es perceptivo, decenas (¿o son centenares?) de medios de «comunicación» que alentaron, citaron, transmitieron y festejaron el acontecimiento. El PP de Feijóo (es un decir) contó con el apoyo de Vox dadas sus similitudes evidentes. Lo corroboran los pactos y acuerdos que ambas organizaciones han hecho en estas últimas semanas para gobernar Extremadura, Murcia, Castilla y León, Baleares, Valencia… .
La extrema derecha está organizada, utiliza medios y redes con especial eficacia,, su militancia está aleccionada y activa. No hay pues que sorprenderse de su crecimiento, sobre todo donde más duele: en los barrios obreros.