Otra vez las cartas sobre la mesa. La derecha y sus terminales mediáticas (en excesivas ocasiones con capital sionista en su accionariado) se alía virulentamente con Israel. Venden -olvidando sospechosamente la Historia- que Israel es el país agresor, y recurriendo incluso al semi argumento que no se puede criticar a Israel y sus gobiernos porque es «nazismo» (¿?).
Así pues, el sionismo y sus prácticas expansionistas, la extrema derecha y el ejército que gobiernan Israel desde los años cuarenta del siglo pasado, quedan exonerados de recibir condena alguna porque eso es caer en una trampa. Es la garantía que tienen los distintos gobiernos (el poder real jamás de alteró desde la fundación del Estado) israelíes para ocupar territorios y asesinar niños. Por cierto, en la actualidad más de 500 adolescentes están encarcelados por las autoridades hebreas ante el silencio internacional.
EE.UU e Israel hacen una dupla asesina, y que gobiernen en esos dos respectivos países conservadores o menos conservadores no alteró nunca el genocidio contra el pueblo palestino. Así pues, resulta muy desagradable -y políticamente muy definitorio- que ninis, terceras vías o progresismo, acuda al conflicto con sus consabidas consignas de que la guerra es mala, que las dos fuerzas en litigio son responsables, que la paz, que patatín y que patatán. Una estrategia para no reconocer abiertamente la raíz del conflicto ante el pánico electoral (siempre es la misma milonga) de que a esa izquierda light, institucional y con cero calorías se le identifique con Hamás, el FPLP o Hezbolá, es decir, con meros grupos armados de resistencia.
Imaginemos que tras la invasión nazi de Polonia y la URSS, y viendo las imágenes de destrucción y muerte alguien hubiera alzado la voz en favor del diálogo así, en abstracto. Esto es, que no se le exigiera a los nazis la vuelta a Berlín sino el respeto a la situación bélica de ese momento. Una forma de darle a los nazis parte de Europa.
Mientras, el apoyo a la causa palestina, a su liberación como pueblo, se extiende por todo el mundo. Manifestaciones muy significativas en EE.UU que se contraponen a las declaraciones de la cúpula política que nos gobierna. Las imágenes de Sana, capital de Yemen, son relevantes.