Escucho el último programa de La Base TV sobre los resultados de las Europeas y la dimisión de Yolanda Díaz. Mucha autocomplacencia y cero análisis o autocrítica del ciclo pasado. La amnesia de la izquierda persiste, condenada a repetir el mismo círculo vicioso una y otra vez.
Podemos identifica sólo dos errores tácticos en su ciclo anterior: la falta de una estructura militante y la ausencia de medios de comunicación propios. Ahora, con Canal Red y ansiosos por recoger los pedazos más orgánicos que se desprendan de Sumar (IU) quieren volver al ruedo.
Cero autocrítica más allá de estos dos puntos. Ninguna reflexión programática o estratégica. Ninguna reflexión sobre cómo conseguir no volver a ser la muleta más a la izquierda del Gobierno del PSOE; nada sobre cómo no volver a repetir la desmovilización social que ellos mismos produjeron; ninguna reflexión decente sobre la relación entre el auge del fascismo y la absoluta impotencia de su programa de reformas. Respecto a este punto, se limitan a decir que “algún sociólogo deberá explicarlo” o a achacar el fenómeno a la cobertura mediática del fascismo.
Amnesia total y cero escarmiento estratégico para volver a aplicar la receta que ya se ha mostrado impotente: aumento de la movilización social, creación de un frente popular para “parar al fascismo” e integración de todo ello en las instituciones del Estado burgués.
La profunda crisis electoral de Podemos podría haber suscitado algún cambio de rumbo interesante, pero la inercia del parlamento burgués y sus incentivos siempre es más fuerte. Leen bien el contexto, marcado por la guerra y la austeridad, entienden bien el funcionamiento de las instituciones burguesas (han sido parte de ellas y han visto sus límites), pero prefieren obviar la única conclusión estratégica válida que se desprende de todo ello y postergar, ad infinitum, las tareas que se nos imponen: la construcción de un movimiento extraparlamentario independiente, organizativa, política, ideológica y económicamente del gran partido de la burguesía. Un movimiento con un programa político de ruptura total con las instituciones de la burguesía, con la tarea de recomponer organizativa y culturalmente el proyecto comunista.
Esta es la única contratendencia que puede contraponerse al fascismo. Y sobre todo, es la única garantía para no acabar arrastrados por el ala liberal y socialdemócrata, que aunque puedan tener un interés parcial en unirse a un “rente antifascista” (circunscribiendo el fascismo a expresiones muy concretas) son algunos de los principales impulsores de la agenda oligárquica basada en la guerra y la austeridad.
“En la estación de vuestros sueños sólo hay
Vías muertas, nada más
Vías muertas, nada más.”