Ayer publiqué un video en este perfil que voy a borrar dentro de poco. Aún está, por si desean verlo. Publiqué el video porque esa es la visión que algunos tenemos del artista [El Taiger, recientemente fallecido] y pensé que tal vez a alguien le podía interesar.
Lo borraré porque no me agrada su contenido, ni el de otros donde se pide intervención militar o se amenaza a alguien con dos plomazos. Discúlpenme, que no esté fascinada con el repertorio, ni lo identifique como símbolo de lo más noble de la nación.
Hay mucha gente cínica que, como el avestruz, meten la cabeza en la tierra ante ese tipo de expresiones, mientras a otros, por mucho menos, los llaman extremistas. O hablan mucho sobre identificarse con la gente de abajo que el artista representa, pero ni una palabra sobre la reemergencia de las clases sociales y el aumento de la desigualdad a raíz del giro hacia el liberalismo económico, porque no quieren buscarse problemas, ni caer mal.
Cada quien tiene el derecho a tener sus ídolos y símbolos, a admirarlos, a velar sus muertos. Es algo que no se puede censurar. Pero, por lo mismo, nadie tiene el derecho de imponernos la desmemoria, la equidistancia, el todovalismo. Hay una fuerte presión dentro de Cuba, muy articulada con la histórica presión de afuera, para que todo el mundo termine pensando igual. Están ganándonos.
Están ganando la mente y el corazón de la gente. Y es responsabilidad de todas y todos, pero en especial, de intelectuales y cuadros en puestos claves, al frente de los medios e instituciones, que por ingenuidad u oportunismo están lamiendo la chambelona.
De modo que el artista no es el problema, que descanse en paz. El músico y el imaginario que representa, son síntomas de nuestra época y expresión de las contradicciones profundas de la sociedad cubana que los políticos y esos mismos medios que mencionaron al ícono no quieren reconocer, ni abordar.
Estamos ante un ejemplo de lo que puede pasar cuando se deja de lado la lucha contra el terrorismo mediático para promocionar helados y cervezas. O cuando se abandonan las ideas más valiosas por un discurso cool sobre la descolonización para poder hacer turismo intelectual.
Pero, ya este tema se vuelve reiterativo, hay cuestiones tan importantes, en qué ha quedado el juicio contra el exministro de economía, por ejemplo.
(De su muro de Facebook)