1.- Los ganadores de las elecciones
En las sociedades occidentales que llamamos democráticas, la burguesía, propietaria de los medios de producción de bienes y servicios, es la clase dominante que impone sus leyes y sus normas. En una sociedad dividida en clases como la española, el Estado Monárquico como administrador de los negocios e intereses de la burguesía legitima con un barniz democrático las políticas públicas que aseguran la explotación de la clase obrera y la opresión sobre otros sectores populares. El circo de las elecciones y el parlamentarismo inútil e ineficaz, bien aliñado por los medios de manipulación, consiguen que buena parte de la población española considere que vive en una sociedad plenamente democrática.
En este orden de cosas, conviene señalar que quienes han ganado las elecciones recientemente celebradas han sido los de siempre, las clases dominantes, los propietarios del dinero y de los medios de producción. Sin embargo, las especulaciones de la prensa, de tertulianos y comentadores radiofónicos y televisivos sobre los partidos políticos ganadores o los perdedores nos confunden y nos desconciertan.
Así, por unas razones u otras hasta el último de la lista se siente ganador. De este modo, hay quien considera que, a pesar del triunfo electoral de la derecha, el PSOE y SUMAR han sido los vencedores en las elecciones porque han obtenido una representación en el Congreso que impide al PP y VOX la formación de un gobierno derechista. No obstante, los partidos que integran actualmente el gobierno más progresista del mundo mundial tendrán que superar barreras que están escritas en piedra en la arcaica Constitución heredada del franquismo hasta llegar a cuadrar las cuentas para continuar al frente del Estado Español.
2.- El avance electoral de la derecha y la abstención
El avance en votos del PP respecto a las últimas elecciones no es algo que haya caído del cielo, o haya venido por arte de birlibirloque, sino es el resultado de las políticas reaccionarias practicadas por el gobierno de coalición (PSOE-UP). Comenzando porque la mayoría de las promesas electorales que realizaron estos partidos supuestamente de izquierdas no se han cumplido y a lo máximo que han llegado es a políticas asistencialistas (el Escudo Social, el IMV) para mostrar cierta cara progresista y mantener un mínimo de paz social. En cambio, sí han tomado decisiones fundamentales en el terreno económico-financiero y laboral para satisfacer a las élites y entidades empresariales más poderosas del país.
Algunos ejemplos concretos ponen de manifiesto como las políticas practicadas por el gobierno PSOE-UP no han tenido nada de progresistas, ni de izquierdas, y por el contrario han podido influir en el continuo desplazamiento de las clases trabajadoras hacia la abstención y al voto a la derecha en estas elecciones generales: el envío de armas a Ucrania alimentando la guerra y las matanzas humanas; la reforma laboral realizada por la Ministra de Trabajo copia de la reforma laboral del año 2012 de Rajoy, continuación de la muy agresiva contra la clase obrera de 2010 de Zapatero; en resumen, contrarreforma laboral que ratifica aspectos de las anteriores como disminución del coste de los despidos, salarios de tramitación, intervención administrativa, contrataciones, etc. muy aplaudida por la patronal y la derecha política.; la distribución de los fondos procedentes de Europa que han ido a para a las grandes empresas, los ERES y ERTES, tan aclamados por los propagandistas del gobierno, han servido para financiar con millones de euros los procesos de modernización y automatización de las grandes empresas del IBEX, dinero cuya devolución caerá sobre las espaldas de la clase obrera y sectores populares; el apoyo a la Monarquía y la renuncia a la defensa de la República con la justificación de que ahora eso no corresponde; la elaboración de una Ley de Memoria Democrática que no satisface los principios de la reparación, justicia y verdad exigidos por los familiares de quienes sufrieron las consecuencias de la guerra civil y el franquismo; una Ley de la Vivienda que mantiene la precariedad habitacional de los más pobres y certifica los desahucios; el cambio de posición política respecto al Sahara apoyando el saqueo del imperialismo marroquí; el desastre del IMV que se suponía iba a acabar con la pobreza en España; el circo electoral que hemos vivido hace unos días que ofrece una imagen de democracia que no se corresponde en absoluto con la realidad, con una ley electoral que concede privilegios a los partidos ya establecidos que sustentan la monarquía más corrupta de Europa
A todo lo anterior hay que añadir los recortes generalizados en todos los servicios públicos, y los que continuarán para cumplir con las disposiciones de la UE, la permisividad en las políticas de precios incapaces de combatir la inflación, los fondos para la guerra en vez de para los servicios públicos y otras medidas que siguen a pie juntillas las directrices que establece la OTAN, las Multinacionales y Bruselas que de modo muy especial están arruinando la agricultura y la ganadería española.
3.- Las directrices políticas del nuevo gobierno que se forme
El imperialismo norteamericano, la OTAN y la Unión Europea marcan los límites infranqueables a los que se deben ajustar las decisiones de las instituciones que nos gobiernan. Hasta la fecha, las organizaciones políticas como el PSOE y UP en el gobierno de la nación han seguido las directrices venidas de fuera y para nada han pretendido democratizar unos aparatos estatales con ribetes fascistas, heredados del franquismo.
En términos generales, durante el gobierno de coalición, más progresista del mundo mundial, las políticas han favorecido el enriquecimiento de un pequeño sector, mientras la mayoría de la población ha sido empujada a la pobreza, con el incremento de la explotación laboral; no ha cesado la violencia que mata a las mujeres y sigue viva la opresión sobre las diferentes nacionalidades del territorio del estado. Todo este armazón de desigualdades sociales y territoriales se justifican, ocultan y disimulan por herramientas educativas, culturales y de difusión reaccionarios que ante la inacción del gobierno no paran de generar un montón de mentiras que anulan el raciocinio y provocan que los comportamientos de las personas se muevan por reflejos condicionados.
La conciencia popular que se ha tenido para impedir que PP y VOX constituyan gobierno debiera ser un punto de partida para con urgencia hacer un frente colectivo contra la destrucción y la muerte de una guerra que camina hacia una nueva guerra mundial. Sin embargo, la sociedad española tiene un grave problema puesto que la posición política de los partidos que sostienen el Estado Monárquico, PP, PSOE, y la IZQUIERDA de su majestad (ahora se llama SUMAR) coinciden en el apoyo a la guerra, en el mantenimiento de la Monarquía y en general, en el soporte de las condiciones que garantizan el triunfo del capital sobre el trabajo.
Por tanto, que el gobierno lo forme el PSOE o el PP no van a cambiar las cosas, seguirán coincidiendo en las decisiones económicas y las pequeñas diferencias que se puedan suscitar en cuestiones sociales servirán para justificar que son partidos diferentes. Por lo que respecta a SUMAR, no tiene el más mínimo interés en profundizar en la lucha de clases, por el contrario, ya ha expresado por activa y por pasiva que sus intenciones son las de apoyar y ser la aliada del PSOE en el gobierno. No cabe duda de que tanto el PSOE como SUMAR seguirán prestando un servicio inestimable a la Monarquía y a las élites económicas, aplaudiendo al nazi de Zelensky, enviándole armas y haciendo el juego al imperialismo y a la OTAN.
Las clases dominantes, el Sr Garamendi y la cohorte de explotadores agrupados en la CEOE, no se van a disgustar, ni se van a molestar porque un gobierno del PSOE-SUMAR tome alguna medida social de cierta relevancia que sea presentada como ejemplo de redistribución de la riqueza. Aquellos, aunque muestren su rechazo, en el fondo estarán tranquilos puesto que siempre han considerado que este tipo de políticas redistributivas tienen un recorrido muy corto, ya que no atacan a la propiedad de los medios de producción y antes o después son reversibles, porque con un cambio de gobierno se pueden eliminan fácilmente.
4.- La necesidad de avanzar en la unidad con otras fuerzas políticas del mismo carácter ideológico
La resolución de la crisis del capitalismo y las consecuencias que tiene sobre las capas más débiles de la sociedad obliga a un esfuerzo para la conjunción de las fuerzas políticas que trabajan en la transformación económica y social en un sentido republicano y socialista, en el avance hacia el laicismo rompiendo ataduras con el Vaticano, que condenan y rechazan el impago de la deuda ilegítima que imponen las instituciones económicas internacionales (BCE, FMI y BM), la nacionalización de los suministros básicos, la reforma agraria que potencie la soberanía alimentaria y el acceso y control de los precios de los alimentos, la libre expresión y autodeterminación de los pueblos que componen el estado español, la salida de la Unión Europea y de la OTAN. En definitiva, la unidad en un programa político que meta miedo a la burguesía, que agrupe a la población trabajadora contra las desigualdades sociales y territoriales y contra la destrucción de los recursos naturales.
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