Lejos, muy lejos, la imagen de artistas e intelectuales aprovechando «el directo» y los premios oficiales para manifestar su apoyo a causas justas, en nuestro caso, aquí y ahora, con el pueblo palestino: una bandera, unas palabras algo. Pero no no, nada de nada, el progrerío no está en eso. Muy por el contrario confraternizan, ríen y dan palmaditas con personajes siniestros como los Borbones, que ejercen la jefatura del estado, sin pasar por las urnas, sino por el dedo de Francio. Serrat es un buen colaborador del sistema: apoyó el Sí a la OTAN en su día, ¡la OTAN!, el No al Referéndum para que el pueblo catalán decidiera, y presume de amistades toxicas como la de Felipe González. Por eso lo premian, no por su trayectoria artística. ´¿Lo sabrá?