Mientras suenan los cañones, y estamos entretenidos contando muertos, mientras la izquierda de la izquierda, siente gran preocupación por la pérfida OTAN, mientras se dirime sobre Ucrania, a la chita callando se está llevando a cabo una operación de alcance mundial infinitamente más peligrosa que la OTAN. Se trata de acuerdos jurídicos internacionales que se están tramitando actualmente en la Organización Mundial de la Salud: un nuevo tratado sobre pandemias y las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional de 2005.
Dichos acuerdos, de prosperar su implantación, dotarían la OMS, de facultades para imponer a los ciudadanos de todo el mundo y a sus respectivos gobiernos, directrices jurídicamente vinculantes, que irían desde la anulación de los procesos nacionales de aprobación de la seguridad de las vacunas, terapias genéticas, medicamentos y diagnósticos; e imponer cuarentenas nacionales, regionales y mundiales que impidan viajar a los ciudadanos y obliguen a someterse a exámenes y tratamientos médicos, así como distribuir obligatoriamente los medicamentos que la OMS designe. Y un sistema mundial de «certificados sanitarios» preferentemente digitales, equivalentes a un sistema de biovigilancia para la población mundial.
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