En 1953, cuando cumplía 100 años de nacido, José Martí fue el autor intelectual del asalto al Moncada. Reivindicada la plena vigencia de sus ideas por la Generación del Centenario, Fidel, precursor de la misma, expresó en su alegato “La historia me absolverá”, aquel 16 de octubre:“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo, hay jóvenes que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida, para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir al Apóstol!”.
Por su parte, el 28 de enero de 1060, Ernesto Che Guevara expresó esto del Apóstol, del Maestro: “Martí fue el mentor directo de nuestra Revolución, el hombre a cuya palabra había que recurrir siempre para dar la interpretación justa de los fenómenos históricos que estábamos viviendo, y el hombre cuya palabra y cuyo ejemplo había que recordar cada vez que se quisiera decir o hacer algo trascendente en esta Patria… porque José Martí es mucho más que cubano; es americano; pertenece a todos los veinte países de nuestro continente y su voz se escucha y se respeta no sólo aquí en Cuba sino en toda América”.
José Martí murió el 19 de Mayo, en Dos Ríos, bajo las balas imperiales del ejército español, pero, 172 años después de su natalicio, el Apóstol sigue vivo, muy vivo todavía.

Texto relacionado:
PACO AZANZA TELLETXIKI. José Martí, toda una vida dedicada a “chapear la manigua”