De los trabajadores hipotecados a los trabajadores pobres: una historia de los salarios en el Estado Español
Los salarios son el medio vital mediante el cual el capital asegura la reproducción de la clase trabajadora. Las condiciones salariales dependen directamente del estado de rentabilidad del capital y de la coyuntura de fuerzas de la clase trabajadora en la lucha de clases.
Dependiendo de estas dos variables, se puede afirmar que actualmente la clase trabajadora del Estado español vive una situación de regresión de su salario real, de las condiciones de reproducción real se sus condiciones de vida. Esta regresión no se retrotrae solamente a la actual crisis. Al contrario, al menos se puede hablar de una clara estrategia que apuesta por la devaluación salarial desde la década de los ochenta, como consecuencia directa de la inserción del capitalismo español en el marco competitivo europeo de la divisa común del euro en respuesta a la crisis capitalista.
Bajo las relaciones sociales capitalistas la capacidad de trabajo humana, la capacidad para moldear el medio que nos rodea y usarlo para nuestro bienestar, no solamente se usa para garantizar nuestra propia reproducción vital, sino que bajo las relaciones de producción capitalistas la gran parte de proletarios desposeídos de medios de producción se ve en la obligación de vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario para poder sobrevivir. Por lo tanto, el trabajador asalariado vende su capacidad para trabajar a un capitalista que disponga de la propiedad de medios de producción para poner en marcha el proceso de trabajo (teniendo en cuenta obviamente que no en todos los trabajos existe relación directa con medios de producción, pero sí existe un mando sobre el trabajo ajeno). Asimismo, el precio que paga por esta mercancía fuerza de trabajo es el salario.
Como con todas las mercancías bajo el capitalismo, el valor y el precio final (salario) que se pague por la fuerza de trabajo puede variar según distintas variables sociales del momento histórico. Por eso, el salario es una categoría social e histórica. Su valor coincide con el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción y reproducción del trabajador, que es el portador vivo de la fuerza de trabajo. Marx lo definiría de la siguiente manera: «El valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia necesarios para la conservación del poseedor de aquélla», en condiciones de vida sociales e históricas normales cabría añadir.
Es decir, la reproducción del trabajador depende de las condiciones sociales concretas de su tiempo y lugar. Ya que en la sociedad capitalista occidental es socialmente aceptado que el salario cubre también parte de la reproducción del ocio del trabajador, como ir al cine o de cañas con sus amistades, pues esto entra dentro de la consideración social del salario. El salario se mueve entre una cuantía mínima y máxima: por abajo se refiere a la capacidad mínima que permite subsistir al trabajador fisiológicamente. Por arriba a la cuantía media máxima de los salarios que nunca podrá superar en un período de tiempo largo aquella cantidad que ponga en cuestión la rentabilidad del capital o su tasa de ganancia.
El salario se mueve entre una cuantía mínima y máxima: por abajo se refiere a la capacidad mínima que permite subsistir al trabajador fisiológicamente. Por arriba a la cuantía media máxima de los salarios que nunca podrá superar en un período de tiempo largo aquella cantidad que ponga en cuestión la rentabilidad del capital
Por otra parte, y para terminar esta breve introducción a la categoría del salario, se ha de recordar que no existe en la teoría salarial marxista una tendencia hacia el empobrecimiento real de los trabajadores a lo largo del tiempo. De la teoría del salario marxista se pueden extraer tres categorías de salario: el salario nominal, el real y el relativo. El salario nominal hace referencia a la cantidad monetaria en bruto que recibe el trabajador por vender su fuerza de trabajo (700€, 2.200€ o lo que la nómina de cada trabajador estipule). El salario real pone en relación la cuantía salarial recibida por el trabajador con el precio de las mercancías que podrá adquirir con ese salario, es decir, en relación con la inflación. Finalmente, el salario relativo mide el conjunto de los salarios que recibe la clase trabajadora con el conjunto de la riqueza social en forma capitalista creada en cierto marco geográfico, para medir cuánta de dicha riqueza social es la que corresponde a los trabajadores.
Marx se refirió a esta última categoría salarial como el empobrecimiento relativo de los trabajadores. Es decir, Marx solamente dijo que la reproducción en el tiempo de las relaciones sociales capitalistas generaba una mayor concentración y polarización de la riqueza, dato que las estadísticas oficiales ratifican [1]. De la crítica de la teoría marxista no puede extraerse la conclusión de que los trabajadores serían medidos en términos reales cada vez más pobres y vivirían en peores condiciones de inmundicia. Cosa que no excluye que en épocas de crisis capitalista pueda darse un empobrecimiento real de los trabajadores vía recortes salariales directos o indirectos [2].
El objetivo de este artículo es comprender cualitativamente y cuantitativamente el curso general de los salarios de los trabajadores en el Estado español. Se centrará en establecer las condiciones económico-políticas que han variado en el tiempo para que tras más de una década de crisis capitalista en el Estado español hoy día exista una realidad tangible de una masa de trabajadores que, pese a ser empleados, se encuentran en situación de pobreza. Para ello, se ha de hacer un recorrido por la inserción del Estado español en el proceso de integración de la Unión Europea y en su especial división internacional del trabajo europeo.
LA GEOGRAFÍA POLÍTICA DE LOS SALARIOS EUROPEOS
Si se quiere obtener una fotografía completa de las condiciones salariales de los trabajadores del Estado español, primeramente, se deben entender estas en relación al bloque capitalista y división internacional del trabajo a la que pertenecen: el espacio de acumulación capitalista europeo y su segmentada división de mercado de fuerza de trabajo, según la especialización productiva de cada estado miembro.
Pese a que el discurso oficial es que bajo el régimen de mercado común y monetario europeo todos los países tienden gradualmente hacia su igualación e integración, la realidad es que en el seno de la UE conviven diversas economías: algunas cuya potencialidad de reproducción consiste en su capacidad exportadora; otras que son subsidiarias para la deslocalización de ciertos procesos industriales del centro europeo; y unas últimas de baja composición orgánica del capital y deficitarias que deben financiarse vía crédito, engordando así su deuda nacional.
Por lo tanto, como mínimo se debe hablar de la existencia de tres Europas en el seno de la UE. Esto se visualiza en los distintos grados de complejidad económica, o composición del capital que muestran los países de la UE. Por una parte, existe un centro industrial-tecnológico liderado por Alemania, pero que también incluye a Países Bajos, Finlandia, Austria, Bélgica o Luxemburgo. Su reproducción se basa en la alta tecnologización de sus procesos industriales y las exportaciones.
Frente al mismo, existe un modelo de sur europeo periférico formado por España, Portugal, Grecia e incluso Italia cuya característica común es un menor desarrollo tecnológico, desequilibrios en la balanza comercial y tendencia al endeudamiento. A este quiebre entre centro y periferia es posible añadir la categoría de países del este europeo, que funcionan como subsidiarios de las deslocalizaciones de las cadenas de valor de los procesos industriales del centro.
Todo esto se cristaliza en que los costes laborales mayores en el seno de la UE se concentran en los países del norte y centro europeo, donde la mayor productividad del capital permite establecer unos costes salariales mayores para sus trabajadores. Sin embargo, en los países mediterráneos, donde la intensidad del trabajo es mayor a la del capital constante, los costes laborales son menores, lo que equivale a unos menores salarios por jornadas laborales más duraderas. Pese a que en el caso español podamos caracterizar a este estado como periférico dentro de la división internacional capitalista europea, en su seno han existido territorios como Euskal Herria, Cataluña o Madrid, que han logrado un espacio productivo más competitivo y parejo a los del centro europeo. Lo que se ha traducido también en unos salarios de mayor cuantía para sus trabajadores [3].
Sin embargo, para referirse al rumbo general que la UE impone para todos sus estados miembros, sean estos del centro productivo o periféricos, el requisito imprescindible de regulación salarial que las instituciones políticas europeas exigen es el de que los salarios deben subir permanentemente por debajo de la productividad; es decir, por debajo de la tasa de ganancia del capital.
Para paliar la pérdida de rentabilidad, el proceso de integración europeo a partir de la década de los ochenta tuvo dos objetivos fundamentales: la contención de las rentas salariales y la desregulación del mercado de fuerza de trabajo. Estas políticas se aplicaron bajo el discurso de aumentar la competitividad mediante la reducción de las «rigideces» del mercado de trabajo. Así lo establecía el Libro Blanco sobre la competitividad, el crecimiento y el empleo que publicó la Comisión Europea en el año 1994. Este recomendaba la solución del ajuste salarial permanente por debajo del crecimiento de la productividad. Paradigma que se volvió a firmar por todos los estados miembros en el Pacto por el Euro Plus del año 2011, en plena crisis del euro.
Para paliar la pérdida de rentabilidad, el proceso de integración europeo a partir de la década de los ochenta tuvo dos objetivos fundamentales: la contención de las rentas salariales y la desregulación del mercado de fuerza de trabajo
Tras la crisis pandémica de la COVID-19, y la subida en ciertos países de los salarios mínimos, las instituciones europeas han matizado su discurso sin cambiar el fondo. Ya que, en una directiva de octubre de 2020, la denominada directiva Sobre unos salarios mínimos adecuados en la Unión Europea para la coordinación de las subidas del salario mínimo a escala europea, la Comisión volvía a poner el límite de estas subidas en la productividad. Por lo que los estados podrían fijar con sindicatos y patronales las subidas salariales, pero en una «adecuada adaptación de los salarios a la evolución de la productividad» [4].
Por tanto, desde la época de institucionalización de la unión monetaria europea, pasando por la crisis del euro de los años 2010-2015 y hasta la crisis inflacionaria postpandémica actual, el objetivo de la Comisión ha sido desligar el crecimiento de los salarios de la evolución de los precios (la inflación) y fijarlos a la evolución de la productividad o, lo que es lo mismo, a las condiciones de rentabilidad del capital.
LA INSERCIÓN LABORAL ESPAÑOLA AL EURO
El caso del Estado español es paradigmático en el ámbito europeo, debido a su tardía modernización industrial y su tardía inserción en las sociedades de clases medias y fordista-keynesianas de la segunda postguerra mundial. Esta tardía modernización industrial debido a la autarquía inicial de la dictadura franquista, produjo una configuración débil y tardía de una capa de trabajadores ligados a salarios estables vía trabajos típicamente fordistas en el ámbito industrial. Para cuando en España se consolidó un tejido industrial mínimamente competitivo comparado con el del centro europeo (años del desarrollismo franquista, década de los sesenta y setenta), este entró a los pocos años en un proceso de desindustrialización (década de los ochenta) para adecuarse a la entrada del Estado español en la división internacional del trabajo de la entonces Comunidad Económica Europea y la futura UE [5].
El proyecto del euro sellado en Maastricht en 1993 condicionó estrechamente la política social y laboral a lo largo de la década de los noventa y apuntaló el paradigma de flexibilidad y rotación del trabajo actual. La imposibilidad de poder manipular el tipo de cambio y tener que cumplir los estrictos márgenes en la política fiscal hizo que los estados recurrieran a las devaluaciones internas de su fuerza de trabajo para mantenerse competitivos en el escenario de pugna internacional que abría la integración en el euro.
La cuestión presupuestaria del sector público ocupaba un lugar central en la política que regulaba el Tratado de Maastricht para los estados europeos. En la medida en que la reducción obligatoria del déficit público se apuntalaba a nivel de ley principal, al mismo tiempo que no se permitía una subida de impuestos generalizada a las rentas más altas del capital, el gasto público social se puso en el centro de los recortes a realizar por los estados. Por otro lado, todo esfuerzo por hacer más competitiva la economía llevaba aparejado el deber de reducir los costes laborales, bajando tanto los costes laborales directos (salarios), como los indirectos (servicios públicos) y los diferidos (pensiones).
El paradigma de Maastricht ofreció durante la década de los noventa una batería de argumentos a los gobiernos del PSOE y del PP para efectuar la privatización de empresas públicas, comenzar la reducción de los fondos de pensiones e imponer sendas reformas laborales que abaratarían el coste del despido. Con la coartada de Europa, con el engañoso argumento de no perder el tren de la modernización europea, se emprendieron una concatenación de políticas antisociales que terminaron con el paradigma de la primera sociedad de clases medias española. Es decir, con aquellas personas que, fruto de las condiciones del desarrollismo franquista inspiradas en un modelo fordista-keynesiano, pudieron acceder vía salarial a ciertos bienes y servicios antes restringidos para la clase trabajadora, como la vivienda en propiedad o el coche particular. A partir del paradigma Maastricht, todo el engranaje de clases medias españolas pivotaría más sobre el acceso al crédito fácil que sobre el propio salario, creando burbujas como la inmobiliaria [6].
En este sentido, el PSOE de Felipe González allanó el camino del recorte salarial al futuro gobierno de José María Aznar del PP, que sería quien guiaría la etapa inicial del Estado español dentro del euro. Cabe destacar el conocido como decretazo aprobado en 1992 por el PSOE, que imponía vía Decreto Ley la ampliación del período mínimo de cotización para tener derecho al subsidio por desempleo; redujo el porcentaje de las prestaciones contributivas con respecto a los salarios; estableció la obligación de los desempleados a cotizar a la seguridad social; suprimió las exenciones fiscales de las prestaciones por desempleo; redujo los topes mínimos de la prestación por desempleo y facilitó la extinción del derecho al paro. De tal calibre fue el ataque contra los derechos laborales, que le costaron al gobierno de Felipe González dos huelgas generales por parte de los sindicatos afines UGT y CCOO en 1992 y 1994.
Los recortes en el derecho al desempleo no tardaron en notarse para la clase trabajadora del conjunto del Estado español. En 1993, con un paro medio de 3.481.000 personas según la EPA (Encuesta de Población Activa), recibieron prestaciones 1.933.000 parados. La tasa de cobertura global por desempleo llegaba al 55,6 % de los desempleados. En 1998, un año antes de la entrada en el euro, la cifra media del paro según la EPA se situaba en los 3.060.000 trabajadores, en tanto que los beneficiarios de prestaciones por desempleo se redujeron a los 1.130.000. La cobertura de protección por desempleo había caído hasta el 36,9 % del total de parados. Casi un 20 % menos que en 1993 [7].
Al mismo tiempo, las reformas laborales de 1994 del PSOE y de 1997 del PP fueron clave para instaurar el paradigma de precariedad salarial en la fuerza de trabajo española. Estas reformas laborales introdujeron en el mercado laboral español hasta 16 modalidades de contrato nuevas que abarataban el coste laboral directo a los empresarios: contratos como los eventuales por necesidades del mercado, de prácticas y formación o los contratos de aprendizaje para los jóvenes menores de 28 años, que no dispondrían bajo esta figura contractual de los beneficios de la seguridad social ni derecho a prestación por desempleo y cobrarían hasta un máximo del 75 % del salario mínimo.
Al mismo tiempo, la reforma laboral de 1994 legalizó la figura de las empresas de trabajo temporal (ETT), que para 1998 acaparaban ya el 17 % del total de contratos laborales del Estado español, en condiciones de máxima precariedad. Empresas que se aprovechaban de la alta tasa por desempleo española de la década de los noventa, que llegó hasta el 25 % de la fuerza laboral disponible. El argumentario oficial decía que el alto desempleo se debía a las altas cotas de protección social y sindical de los trabajadores, por lo que se instauró el paradigma de abaratar el despido. Así el artículo 52.c del Estatuto de los Trabajadores fue modificado para que incluyese la competitividad y la productividad de las empresas como razón para el despido objetivo. Así se abarató el coste de los despidos que antes serían declarados improcedentes y más caros para las empresas. La tasa de ganancia de las empresas pasó a instaurarse legalmente como principal regulador del mercado de trabajo español.
El camino que llevó a la entrada del Estado español en la moneda única europea supuso la institucionalización de un marco de represión y ajuste salarial constante, marco que ahondarían las reformas laborales de la crisis post-2008, la reforma laboral del gobierno Zapatero del 2010 y la reforma del gobierno de Rajoy del 2012. Paradigma que no toca la última reforma laboral del 2021 del gobierno de coalición PSOE-Podemos, que solamente cambia la forma de realizar ciertos tipos contractuales. Al contrario, deja intacto el marco de abaratamiento del despido y refuerza la figura del Estado como garante de ciertas prestaciones por desempleo como los ERTE.
QUIEBRA SALARIAL, QUIEBRA GENERACIONAL
Como se dijo al principio de este artículo, lo que determina la ley del salario marxista es su consideración central del salario relativo, su consideración por la porción de la riqueza total que controlan los trabajadores, que a efectos prácticos se puede medir como la participación salarial en el total del PIB. Esta medición muestra que en el caso del Estado español el ataque a las condiciones laborales a partir de la década de los ochenta e institucionalizada en el paradigma de Maastricht en la década de los noventa hacen que cada vez más porción de la riqueza social generada quede en manos del capital y menos en la de los trabajadores.
En concreto, en base a datos de AMECO (la central estadística económica de la UE), la participación de los salarios respecto al PIB en España suponía en 1980 una cifra aproximada al 66 %. Para el año 2000 esta había caído a una cifra en torno al 58 %. Un nuevo ataque a las condiciones salariales totales de los trabajadores del Estado español se realizó durante la crisis del euro, cuando en el espacio temporal de la década que transcurre desde el 2009 hasta el 2019, el peso relativo de los salarios respecto al PIB se redujo del 57,8 % al 53,5 %. Una bajada de 4,2 puntos porcentuales en la riqueza social generada que va a parar a manos del capital [8].
Pero aparte del empobrecimiento relativo de los trabajadores, las crisis capitalistas pueden hacer que el mismo salario nominal que perciben los trabajadores sea reducido para asegurar el mantenimiento de las condiciones de rentabilidad del capital. Así ocurrió en el caso español a partir de la crisis del euro del año 2010. Según datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), la tasa media de los salarios anuales españoles se situaba en el año 2000 en los 26.836 euros de media por trabajador. Esta cifra alcanzó un pico máximo en el año 2009 de 29.308 euros de salario medio por trabajador, para descender continuamente en la próxima década de la crisis y situarse en el año 2020 en 26.537 euros por trabajador de media anual. Es decir, para el año 2020, los trabajadores del conjunto del Estado español percibían de media 299 euros menos de salario anual con respecto al año 2000, mientras que el precio de la vida en estos años ha sufrido un obvio encarecimiento.
Es así pues que el salario real de los trabajadores españoles, su capacidad de compra de distintas mercancías, se ha visto reducido durante la última década. En concreto, y según datos extraídos de AMECO, el salario real en el Estado español ha crecido de 2008 a 2021 a una tasa media anual acumulada del 0,047 %. Una de las tasas de crecimiento más bajas de la eurozona. Las reformas laborales de los años 2010 y 2012 impusieron una dura devaluación salarial que se notó en el salario real de los trabajadores. Así, según un estudio realizado por el gabinete económico del sindicato CCOO, en 2019, el año antes de la pandemia y once años después del estallido de la burbuja inmobiliaria, se cobraba un salario real un 6,2 % inferior por realizar el mismo trabajo que en 2008, según el Índice de Precios del Trabajo del INE [9].
Este paradigma de desregulación y flexibilización del trabajo ha creado una brecha generacional entre los trabajadores que vivieron su inserción laboral en los años previos a la crisis y la actual clase obrera juvenil que se ve abocada a un presente de salarios que no le permiten ni reproducir su vida en condiciones estables, si no es por los ahorros ofrecidos por sus progenitores. Según un estudio del año 2018 del Consejo de la Juventud de España, más del 40 % de los jóvenes de 16 a 29 años se encuentra en difíciles condiciones de llegar a fin de mes mediante su salario. Siendo la población trabajadora joven del mismo grupo de edad la que dispone de una renta media más baja. En 2015 llegó al mínimo con una renta media anual de 8.935 euros. El resto de grupos de edad se mantiene siempre con rentas medias superiores a los 10.000 euros [10].
Estas condiciones salariales precarias imposibilitan a las jóvenes de la clase trabajadora su inserción social en el contrato social capitalista al que tuvieron acceso capas de la población obrera de a partir de la década de los sesenta. En una paradoja sin parangón, el grupo de edad de los jubilados (65 o más años) es el grupo de edad que mayor renta media anual percibe en el Estado español. Lo que supone que la población activa trabajadora cobra en muchos casos una cuantía menor a la de los trabajadores hoy retirados, pero con amplios años cotizados en un período de expansión de la economía capitalista española. Así, los jóvenes dependen cada vez más de la herencia inmobiliaria y de las ayudas familiares para poder costearse su vida. Lo que tiene además un efecto disciplinador y de inestabilidad constante sobre sus vidas.
De cara a futuro, el escenario se vuelve más sombrío por el estallido de la crisis inflacionaria tras la pandemia de la COVID-19, en el contexto de la crisis de las cadenas de valor mundiales y la guerra en Ucrania. Esto se traducirá en una nueva reducción de los salarios reales del conjunto de los trabajadores, pero afectará especialmente a aquellos trabajadores con peores condiciones salariales. Las principales patronales del Estado español ya han comenzado su ofensiva contra las condiciones salariales, culpando a los excesivos salarios de la inflación y llamando a su contención para que no se produzca una espiral salarios-precios.
Sin embargo, como se ha demostrado a lo largo de este artículo, los salarios no muestran una senda alcista desde al menos una década. Por lo tanto, la causa de la inflación está en los beneficios empresariales y la crisis productiva, pero no en los costes salariales. Sin embargo, para restablecer las tasas de rentabilidad en la época postcovid se va a acometer un nuevo ajuste salarial contra la clase trabajadora. Según datos ofrecidos por un reciente informe del Banco de España, se prevé que los salarios pertenecientes a los trabajadores de distintos convenios colectivos laborales suban en el Estado español una media de 2,3 % en el 2022. Sin embargo, la inflación se situará de media en tasas mensuales superiores al 6 % durante el mismo año, por lo que los salarios subirán siempre una cifra por lo menos tres veces menor al coste de vida y los precios.
Además, según el mismo informe, actualmente solamente 1,2 millones de trabajadores acogidos a los convenios colectivos cuentan en sus contratos con una cláusula de indexación del salario a la inflación. El 15 % de los trabajadores con convenio. Esta cifra era ampliamente superior en el año 2008, antes de la crisis y de las reformas laborales de PSOE y PP, ya que más de 8 millones de trabajadores contaban con la cláusula salarial vinculada a la subida de los precios. Casi el 70 % de los trabajadores con convenio. Sin embargo, el ataque a las condiciones de los convenios colectivos efectuadas por las reformas laborales de 2010 y 2012, y mantenidas por la última reforma laboral de Yolanda Díaz, hacen que actualmente la revalorización de los salarios esté ligada más a la productividad y rentabilidad de las empresas que a la evolución de los precios.
CONCLUSIONES
Se puede afirmar que la actual crisis inflacionaria va a suponer una nueva vuelta de tuerca contra las condiciones salariales y de vida de la clase trabajadora. Sin embargo, un análisis de largo recorrido nos permite observar como las condiciones salariales vienen retrocediendo desde la década de los ochenta, cuando se institucionaliza todo el paradigma de la llamada reconversión neoliberal. Desde entonces, como marco implantado por el capital para salir de la crisis de los setenta, las instituciones de la UE impusieron un marco de desregulación laboral y reducción de los costes salariales. Esto ha tenido consecuencias directas en la porción de riqueza social controlada por los trabajadores, dándose una mayor concentración de riqueza en manos del capital y la burguesía. Pero también ha supuesto un empobrecimiento real de los trabajadores durante los últimos años.
Especial relevancia debe cobrar el quiebre generacional que se vive entre las jóvenes generaciones de la clase obrera, cuya inserción laboral ya no les garantiza el sustento vital vía salario. Por ende son cada vez más dependientes de la herencia familiar y de los subsidios estatales de supervivencia en el caso de aquellos trabajadores cuyas familias disponen menos ahorros y bienes en propiedad. Este quiebre generacional supone una mayor dificultad para la integración de las jóvenes clases trabajadoras en algo que se parezca al contrato social capitalista de la segunda postguerra mundial y así garantizar la paz social.
Sin embargo, desde una lectura estrictamente política, no se debería extraer que una peor condición vital necesariamente suponga el posicionamiento de las nuevas generaciones en unas posiciones políticas más rupturistas con el statu quo actual. Es más, el miedo, la inestabilidad vital y la necesidad de depender de becas, subsidios estatales o herencias familiares pueden crear una dependencia vital que gire hacia posiciones políticas nihilistas o conservadoras. Sin embargo, el quiebre generacional crea cada vez una mayor desconfianza contra aquellas posiciones políticas que aseguran poder efectuar reformas tangibles vía cambios legales institucionales. Esto abre las puertas para un nuevo ciclo político consustancialmente distinto a los anteriores, marcados por la inserción de la clase trabajadora en el aparato estatal. Este paradigma se está agotando y puede que sea para no volver. De aquí la necesidad de efectuar una adecuada lectura política del actual viento de los tiempos y que posibilite una efectiva praxis política.
NOTAS
1 Para tener una fotografía completa de la cada vez mayor concentración y centralización de la riqueza social mundial en menos manos se puede consultar el último informe de la ONG Oxfam sobre la desigualdad mundial basado en datos estadísticos de las principales organizaciones internacionales capitalistas, disponible on-line en inglés bajo el título de «First Crisis, Then Catastrophe».
2 Para profundizar en la categoría del salario en la teoría marxista puede consultarse en el propio Capital de Marx desde el quinto capítulo al noveno del primer tomo. Pero también se puede encontrar un resumen amplio y completo en las obras de Rosa Luxemburgo Introducción a la Economía Política (capítulo 5) y Roman Rosdolsky Génesis y estructura de El capital de Marx. Estudios sobre los Grundisse (sobre todo el apéndice a la parte III del libro).
3 Para una introducción a la caracterización de un centro y una periferia europeos puede consultarse el libro colectivo de Luciano Vasapollo, Rita Martufi y Joaquín Arriola (2014): El despertar de los cerdos PIIGS. Portugal · Irlanda · Italia · Grecia · España.
4 Los tres documentos citados hasta aquí pueden consultarse en la página web de la Comisión Europea. Recomendable sobre todo la lectura del Libro Blanco sobre la competitividad, el crecimiento y el empleo del año 1994, ya que se establecen con un lenguaje bastante preciso las que serían las estrategias políticas de las instituciones europeas para salvaguardar las condiciones de rentabilidad del capital para las siguientes décadas. Términos que no han cambiado en exceso en nuestros tiempos actuales.
5 Para entender en mayor profundidad la historia de los ciclos capitalistas y sus crisis en el Estado español, puede consultarse la obra de Emmanuel Rodríguez e Isidro López (2010): Fin de ciclo. Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010).
6 La reciente obra de Emmanuel Rodríguez (2022) El efecto clase media. Crítica y crisis de la paz social, analiza ampliamente la creación y desintegración de los distintos tipos de las clases medias desde el período franquista hasta la actualidad.
7 Para profundizar en los datos laborales y entender el marco desregulatorio y flexibilizador que impuso el Tratado de Maastricht puede consultarse la obra de Pedro Montes (2001): La historia inacabada del euro.
8 Para un análisis en mayor profundidad del salario relativo en el caso español puede consultarse el capítulo de Diego Guerrero (2000) «Depauperación obrera en los países ricos: el caso español», perteneciente a la obra colectiva Macroeconomía y crisis mundial.
9 El informe citado se elaboró el año 2021 y puede consultar on-line en la sección de documentos de la página web de CCOO titulado «Los costes económicos y sociales de la inestabilidad en el empleo y las reformas laborales de 2010 y 2012».
10 El informe puede consultarse on-line en la página web del Consejo de la Juventud Española titulado «Estudio sobre la pobreza juvenil».
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Langile hipotekatuetatik langile pobreetara: soldaten historia Espainiako Estatuan
Soldatak dira langile klasearen erreprodukzioa ziurtatzeko kapitalak erabiltzen duen bizi-bitartekoa. Soldata-baldintzak kapitalaren errentagarritasun-egoeraren eta langile klaseak klase borrokan momentuan duen indarraren araberakoak dira.
Bi aldagai horien arabera, esan daiteke gaur egun Espainiako Estatuko langile klaseak bere soldata errealaren eta bere bizi-baldintzen benetako erreprodukzio baldintzetan atzerakada egoera bizi duela. Atzerakada hori ez da egungo krisira bakarrik murrizten, ezta gutxiagorik ere; laurogeiko hamarkadatik aurrera soldaten debaluazioaren aldeko estrategia argi bati buruz hitz egin daiteke behintzat, Espainiako kapitalismoa krisi kapitalistari erantzuteko euroaren dibisa komunaren Europako lehiakortasun-esparruan sartzearen ondorioz.
Gizarte-harreman kapitalisten pean, giza lanerako gaitasuna, inguratzen gaituen ingurunea gure ongizaterako moldatzeko dugun gaitasuna, ez da gure bizi-erreprodukzioa bermatzeko bakarrik erabiltzen, baizik eta produkzio-harreman kapitalisten pean, produkzio-baliabiderik ez duten proletario gehienek bizirik iraun ahal izateko beren lan-indarra saldu behar izaten dute soldata baten truke. Beraz, soldatapeko langileak beren lan egiteko gaitasuna saltzen dio lan-prozesua abian jartzeko ekoizpen-baliabideen jabetza duen kapitalista bati (kontuan izanda jakina, lan guztietan ez dagoela harreman zuzenik produkzio-bitartekoekin, baina besteren lanaren gaineko agintea egon badagoela). Era berean, lan-indarraren salgai horrengatik ordaintzen duen prezioa soldata da.
Kapitalismoaren peko salgai guztiekin bezalaxe, lan-indarrarengatik ordaintzen den azken balioa eta prezioa (soldata) une historikoko hainbat aldagai sozialen arabera alda daiteke. Horregatik, soldata kategoria sozial eta historikoa da. Haren balioa bat dator langileak sozialki produkzio eta erreprodukziorako behar duen lan-denborarekin, lan-indarraren eramaile bizia baita. Marxek honela definituko luke: «Lanerako indarraren balioa indarraren jabeak indar hori mantentzeko behar dituen bitartekoen balioa da», bizi-baldintza sozial eta historiko normaletan, gehitu beharko litzateke.
Hau da, langilearen erreprodukzioa bere denboraren eta lekuaren baldintza sozial zehatzen mende dago; izan ere, mendebaldeko gizarte kapitalistan sozialki onartuta dago soldatak langilearen aisialdiaren erreprodukzioaren zati bat ere betetzen duela. Hala nola, lagunekin zinemara edo kaña batzuk hartzera joatea, hori soldataren kontsiderazio sozialaren barruan sartzen baita. Soldata zenbateko gutxiengo eta gehiengo baten artean mugitzen da; behetik, langileari fisiologikoki bizirautea ahalbidetzen dion gutxieneko ahalmenari egiten dio erreferentzia. Goitik, soldaten batez besteko gehieneko zenbatekoari, zeinak ezin izango duen inoiz epe luze batean gainditu kapitalaren errentagarritasuna zalantzan jartzen duen kopurua.
Soldata zenbateko gutxiengo eta gehiengo baten artean mugitzen da; behetik, langileari fisiologikoki bizirautea ahalbidetzen dion gutxieneko ahalmenari egiten dio erreferentzia. Goitik, soldaten batez besteko gehieneko zenbatekoari, zeinak ezin izango duen inoiz epe luze batean gainditu kapitalaren errentagarritasuna zalantzan jartzen duen kopurua
Bestalde, eta soldataren kategoriaren sarrera labur hau amaitzeko, gogoratu behar da soldata-teoria marxistan ez dagoela langileak denboran zehar benetan pobretzeko joerarik. Soldata marxistaren teoriatik hiru soldata-kategoria atera daitezke: soldata nominala, erreala eta erlatiboa. Soldata nominala langileak bere lan-indarra saltzeagatik jasotzen duen diru-zenbateko gordina da (700€, 2.200€ edo langile bakoitzaren nominan ezarritakoa). Soldata errealak, berriz, langileak jasotako soldata-zenbatekoa eta soldata horrekin eskuratu ahal izango duen salgaien prezioa lotzen ditu, hau da, inflazioa kontuan hartuta. Azkenik, soldata erlatiboak langile klaseak jasotzen dituen soldata guztiak esparru geografiko jakin batean sortutako gizarte-aberastasun kapitalista osoarekin neurtzen ditu, gizarte-aberastasun horretatik langileei dagokien zenbatekoa neurtzeko.
Marxen arabera, azken soldata-kategoria hau langileen pobretze erlatiboa da. Hau da, Marxek soilik esan zuen gizarte-harreman kapitalistek denboran erreproduzitzeak aberastasunaren kontzentrazio eta polarizazio handiagoa eragiten zuela, estatistika ofizialek berresten duten datua [1]. Teoria marxistaren kritikatik ezin da ondorioztatu langileak, termino errealetan, gero eta pobreago izango liratekeela eta bizi-baldintza eskasagoetan biziko liratekeela. Horrek ez du esan nahi, krisi kapitalista garaian, langileak benetan pobretu ezin direnik, zuzeneko edo zeharkako soldata-murrizketen bidez [2].
Artikulu honen helburua Espainiako Estatuko langileen soldata-maila orokorra kualitatiboki eta kuantitatiboki ulertzea da. Denboran zehar aldatu diren baldintza ekonomiko-politikoak zehazten zentratuko gara, zeinak eragin duten Espainiako Estatuan krisi kapitalista hamarkada bat baino gehiago jasan ondoren kontratupean izan arren pobrezia egoeran dauden langile multzo handi bat egotea. Horretarako, Espainiako Estatuak Europar Batasunaren integrazio-prozesuan izandako bilakaera eta haren Europako lanaren nazioarteko banaketa berezia aztertu behar dira.
EUROPAKO SOLDATEN GEOGRAFIA POLITIKOA
Espainiako Estatuko langileen soldata-baldintzen argazki osoa lortu nahi bada, lehenik eta behin, bloke kapitalistari eta langile horien lanaren nazioarteko banaketari lotuta ulertu behar da: Europako metaketa-kapitalistaren espazioa eta lan-indarraren merkatu-banaketa segmentatua, estatu kide bakoitzaren produkzio-espezializazioaren arabera.
Diskurtso ofizialaren arabera, Europako merkatu komun eta monetarioaren erregimenaren pean, herrialde guztiek apurka-apurka berdintzera eta integratzera jotzen dutela esaten den arren, errealitatea da EBren barruan ekonomia ezberdinak bizi direla: batetik, esportatzeko gaitasunean oinarritutako erreprodukzio-potentzialtasuna duten ekonomiak. Bestetik, Europako erdiguneko industria-prozesu jakin batzuen deslokalizaziorako subsidiarioak direnak. Azkenik, kapitalaren osaera organiko baxukoak eta defizitarioak direnak, zeinak kreditu bidez finantzatu behar diren. Horrela, haien zor nazionala loditzen dute.
Beraz, gutxienez, EBren barruan hiru Europa daudela aipatu behar da. Hori EBko herrialdeek erakusten duten konplexutasun ekonomikoaren maila desberdinetan edo kapitalaren osaeran ikusten da. Alde batetik, Alemania buru duen industria eta teknologia zentroa dago. Talde honen parte dira Herbehereak, Finlandia, Austria, Belgika edo Luxenburgo ere. Horien erreprodukzioa prozesu industrialen eta esportazio merkantzien teknologizazio handian oinarritzen da.
Horren aurrean, Europako hegoaldeko eredu periferikoa dago, Espainiak, Portugalek, Greziak, baita Italia berak ere osatzen dutena. Eredu honen ezaugarri komuna garapen teknologiko txikiagoa, merkataritza-balantzan desorekak eta zorpetzeko joera dira. Zentroaren eta periferiaren arteko arrakala horri Europako ekialdeko herrialdeen kategoria gehitu dakioke. Herrialde hauek zentroko industria-prozesuen balio-kateen deslokalizazioen subsidiario gisa funtzionatzen dute.
Hori guztia honela gauzatzen da: Europar Batasuneko lan-kostu handienak Europako iparraldeko eta erdialdeko herrialdeetan kontzentratzen dira, eta herrialde horietan kapitalaren produktibitate handiagoak aukera ematen baitu langileentzako soldata-kostu handiagoak ezartzeko. Kontrara, Mediterraneoko herrialdeetan, non lanaren intentsitatea kapital konstantearena baino handiagoa den, lan-kostuak txikiagoak dira. Hau da, lanaldi luzeagoengatik soldata baxuagoak lortzen dira. Espainiaren kasuan, Europako nazioarteko banaketa kapitalistaren barruan periferiko gisa karakterizatu badezakegu ere, estatuaren barruan Euskal Herria, Katalunia edo Madril gisako lurraldeak daude, Europako erdialdeko estatuen produkzio-esparru lehiakorragoa eta parekoagoa lortu dutenak. Horren ondorioz, langileek soldata handiagoak jaso dituzte historikoki [3].
Hala ere, EBk bere estatu kide guztiei, produkzio-zentrokoak zein periferikokoak izan, ondorengo norabide orokorra ezartzen die: Europako erakunde politikoek soldatak etengabe produktibitatearen azpitik igo behar direla eskatzen dute. Hau da, kapitalaren irabazi-tasaren azpitik.
Errentagarritasunaren galera arintzeko, Europako integrazio-prozesuak, laurogeiko hamarkadatik aurrera, funtsezko bi helburu izan zituen: soldata-errentei eustea eta lan-indarraren merkatua desarautzea. Politika horiek lan-merkatuko «zurruntasunak» murriztuz lehiakortasuna areagotzeko diskurtsoaren pean aplikatu ziren. Hala ezartzen zuen Europako Batzordeak 1994an argitaratu zuen Lehiakortasunari, hazkundeari eta enpleguari buruzko Liburu Zuriak. Honek soldata-doikuntza iraunkorra produktibitatearen hazkundearen azpitik mantentzearen irtenbidea gomendatzen zuen. Berriro ere paradigma bera sinatu zen estatu kide guztien aldetik 2011ko Euro Plusaren aldeko Itunean, euroaren krisi bete-betean.
Errentagarritasunaren galera arintzeko, Europako integrazio-prozesuak, laurogeiko hamarkadatik aurrera, funtsezko bi helburu izan zituen: soldata-errentei eustea eta lan-indarraren merkatua desarautzea
COVID-19aren krisi pandemikoaren ondoren eta zenbait herrialdetan gutxieneko soldatak igo ondotik, Europako erakundeek beren diskurtsoari ñabardurak egin dizkiote funtsa bera aldatu gabe. Izan ere, 2020ko urriko zuzentarau batean, Gutxieneko soldata egokiak Europar Batasunean, Europa mailako gutxieneko soldataren igoerak koordinatzeko zuzentaraua deritzonean, Batzordeak berriro ere igoera horien muga produktibitatean jarri zuen. Beraz, estatuek sindikatuekin eta patronalekin finkatu ahal izango zituzten soldata-igoerak, baina «soldatak produktibitatearen bilakaerara egokituta» [4].
Beraz, Europako moneta-batasunaren instituzionalizazio garaitik, 2010-2015 urteetako euroaren krisitik igaroz eta egungo inflazio-krisi postpandemikora arte, Batzordearen helburua soldaten hazkundea prezioen bilakaeratik (inflaziotik) bereiztea eta horiek produktibitatearen bilakaerara edo, bestela esanda, kapitalaren errentagarritasun-baldintzetara finkatzea izan da.
ESPAINIAKO LAN-ERREGIMENAREN TXERTATZEA EUROAN
Espainiako Estatuaren kasua paradigmatikoa da Europa mailan, modernizazio industrial berantiarraren ondorioz eta Bigarren Mundu Gerra osteko klase ertain eta fordista-keynesiarren gizarteratze berantiarra izan zela eta. Modernizazio industrial berantiar horrek, diktadura frankistaren hasierako autarkia zela eta, soldata egonkorrei lotutako langile-geruza ahul eta berantiar bat sortu zuen, industria-eremu fordistan izan ohi ziren lanen bidez. Espainian gutxieneko industria-sare lehiakorra finkatu zenerako, Europako erdigunearekin alderatuta (desarrollismo frankistaren urteak, hirurogeiko eta hirurogeita hamarreko hamarkadak), handik urte gutxitara desindustrializazio prozesuan sartu zen (laurogeiko hamarkada), Espainiako Estatua orduko Europako Ekonomia Erkidegoaren eta etorkizuneko EBren lanaren nazioarteko banaketan sartzera egokitzeko [5].
1993an Maastrichten sinatutako euroaren proiektuak estuki baldintzatu zituen gizarte eta lan-politikak laurogeita hamarreko hamarkadan zehar, eta egungo lanaren malgutasunaren eta txandakatzearen paradigma sendotu zuen. Politika monetarioak manipulatzeko ezintasunak eta zerga-politikan muga zorrotzak bete behar izateak, estatuek beren lan-indarraren barne debaluazioetara jotzea eragin zuen, euroan integratzeak irekitzen zuen nazioarteko lehia egoeran lehiakor mantentzeko.
Sektore publikoaren aurrekontuen gaia funtsezkoa zen Maastrichteko Itunak Europako estatuentzat arautzen zuen politikan. Defizit publikoaren nahitaezko murrizketa lege nagusitzat ezartzen zen heinean, ez zen onartu kapitalaren errenta handienei zerga orokorrak igotzea. Gastu publiko soziala, aldiz, estatuek egin beharreko murrizketen erdigunean jarri zen. Bestalde, ekonomia lehiakorragoa bihurtzeko ahalegin orok berekin zekarren lan-kostuak murrizteko betebeharra, bai lan-kostu zuzenak (soldatak) jaitsiz, zein zeharkakoak (zerbitzu publikoak) eta geroratuak (pentsioak) ere.
Maastrichten paradigmak argudio sorta bat eskaini zien laurogeita hamarreko hamarkadan PSOEren eta PPren gobernuei enpresa publikoak pribatizatzeko, pentsio-funtsak murrizten hasteko eta kaleratzearen kostua merkatuko zuten lan-erreforma handiak ezartzeko. Europaren koartada erabiliz, modernizazio europarraren trena ez galtzeko argudio engainagarriarekin, politika antisozialak kateatzeari ekin zitzaion eta politika horiek Espainiako klase ertainetako lehen gizartearen paradigmarekin amaitu zuten. Hau da, eredu fordista-keynesiar batean oinarritutako desarrollismo frankistaren baldintzapean, lehen langile klasearentzat mugatuta zeuden ondasun eta zerbitzu jakin batzuk, hala nola, jabetzako etxebizitza edo auto partikularra, soldataz eskuratu ahal izan zituzten pertsonak desagerrarazi zituzten. Maastricht paradigmatik abiatuta, Espainiako klase ertainen engranaje osoak gehiago joko luke kreditu errazaren eskuragarritasunera soldatara bertara baino, etxebizitzarena gisako burbuilak sortuz [6].
Ildo horretan, Felipe Gonzalezen PSOEk soldata murrizketaren bidea erraztu zion Jose Maria Aznarren gobernuari, PPk gidatuko baitzuen Espainiako Estatuaren hasierako etapa euroaren barruan. Aipatzekoa da PSOEk 1992an onartutako decretazo gisa ezagutzen dena, Lege Dekretu bidez langabeziagatiko sorospena jasotzeko gutxieneko kotizazio-aldia luzatzea ezartzen zuena; soldatei dagokienez kotizaziopeko prestazioen ehunekoa murriztu zuena; langabeek gizarte-segurantzan kotizatzeko betebeharra ezarri zuena; langabeziagatiko prestazioen zerga-salbuespenak ezabatu zituena; langabeziagatiko prestazioaren gutxieneko mugak murriztu zituena eta lan-uzte eskubidea desagertzea erraztu zuena. Hainbestekoa izan zen lan-eskubideen aurkako erasoa, Felipe Gonzalezen gobernuari bi greba orokor kostatu zitzaizkiola UGT eta CCOO aldekoak zituen sindikatuen aldetik, 1992an eta 1994an.
Langabeziarako eskubidearen murrizketak berehala nabaritu ziren Espainiako Estatu osoko langile-klasean. EPAren arabera (euskaraz, Biztanleria Aktiboaren Inkesta), 1993an bataz beste 3.481.000 pertsona zeuden langabezian, eta horietatik 1.933.000 langabek jaso zituzten prestazioak. Hau da, langabeziagatiko estaldura-tasa orokorra langabeen % 55,6ra iristen zen. 1998an, euroan sartu baino urtebete lehenago, EPAren arabera langabeziaren batez besteko zifra 3.060.000 langilekoa zen, eta langabeziagatiko prestazioen onuradunak 1.130.000 izatera jaitsi ziren. Langabeziagatiko babesaren estaldura langabe guztien % 36,9ra jaitsi zen. 1993an baino ia % 20 gutxiago [7].
Aldi berean, PSOEren 1994ko eta PPren 1997ko lan-erreformak funtsezkoak izan ziren Espainiako lan-indarrean soldata prekarietatearen paradigma ezartzeko. Lan-erreforma horiek Espainiako lan-merkatuan enpresaburuei zuzeneko lan-kostua merkatzen zieten 16 kontratu-modalitate berri sartu zituzten: merkatuko premien ondoriozko behin-behineko kontratuak, praktikaldikoak eta prestakuntzakoak edo 28 urtetik beherako gazteentzako ikaskuntza-kontratuak. Kontratu horiek ez zuten kontratu-figura horren pean gizarte-segurantzaren etekinik izango, ezta langabezia-prestaziorako eskubiderik ere eta, gehienez ere, gutxieneko soldataren % 75 kobratu ahalko zuten.
Era berean, 1994ko lan-erreformak aldi baterako laneko enpresen (ETT) figura legeztatu zuen. 1998rako Espainiako Estatuko lan-kontratu guztien % 17 ziren, prekarietate handieneko baldintzetan. Laurogeita hamarreko hamarkadako Espainiako langabezia-tasa handiaz baliatzen ziren enpresak, non lan-indar erabilgarriaren % 25era izatera iritsi zen. Argudio ofizialak zioen langabezia maila handiaren arrazoia langileen babes sozial eta sindikal altua zela. Ondorioz, kaleratzea merkatzeko paradigma ezarri zen. Hala, Langileen Estatutuaren 52.c artikulua aldatu zen, enpresen lehiakortasuna eta produktibitatea kaleratze objektiboaren arrazoi gisa har zedin. Horrela, lehen bidegabetzat eta, ondorioz, enpresentzat garestiagotzat joko ziren kaleratzeen kostua merkatu zen. Enpresen irabazi-tasa legez ezarri zen Espainiako lan-merkatuaren arautzaile nagusi gisa.
Espainiako Estatua Europako moneta bakarrean sartzera eraman zuen bideak errepresio eta soldata-doikuntza etengabearen esparrua instituzionalizatzea ekarri zuen, non 2008 osteko krisiaren lan-erreformek, Zapateroren gobernuaren 2010eko lan-erreformak eta Rajoyren gobernuaren 2012ko erreformak esparru honetan sakontzea baino ez zuten ekarri; PSOE-Podemos koalizio-gobernuaren 2021eko azken lan-erreformak ukitzen ez duen paradigma, langabeziaren zenbait kontratu-mota egiteko modua baino ez baitu aldatzen. Era berean, kaleratzea merkatzeko esparrua bere horretan uzten du eta Estatuaren figura indartzen du langabezia-prestazio jakin batzuen bermatzaile gisa. Hala nola, ERTE prestazioena.
SOLDATA-ARRAKALA, BELAUNALDI-ARRAKALA
Artikulu honen hasieran esan den bezala, soldata marxistaren legeak zehazten duena soldata erlatiboaren funtsezko kontsiderazioa da. Hau da, langileek kontrolatzen duten aberastasun osoaren zatiagatik kontuan hartzen dena, ondorio praktikoetarako BPGren guztizkoan soldata-partaidetza gisa neur daitekeena. Neurketa horrek erakusten du Espainiako Estatuaren kasuan laurogeiko hamarkadatik aurrera lan-baldintzen aurkako erasoek, laurogeita hamarreko hamarkadan Maastrichten paradigman instituzionalizatuak izan zirenak, sortutako aberastasun sozialaren zati gero eta handiagoa kapitalaren esku geratzea eragiten zutela eta gutxiago langileen esku.
Zehazki, AMECOren (EBko estatistika ekonomikoko zentrala) datuetan oinarrituta, Espainiako soldatek BPGrekiko zuten partaidetza % 66 ingurukoa zen 1980an; 2000. urterako, zifra hori % 58 ingurura jaitsi zen. Euroaren krisian Espainiako Estatuko langileen guztizko soldata-baldintzen aurkako beste eraso bat egin zen, 2009tik 2019ra bitarteko hamarkadako denbora tartean soldaten pisu erlatiboa BPGrekiko % 57,8tik, % 53,5era jaitsi baitzen. Hau da, kapitalaren esku geratuko den gizarte-aberastasunaren % 4,2ko jaitsiera [8].
Baina langileen pobretze erlatiboaz gain, krisi kapitalistek langileek jasotzen duten soldata nominala bera murriztea eragin dezakete, kapitalaren errentagarritasun-baldintzei eutsiko zaiela ziurtatzeko. Hala gertatu zen Espainiaren kasuan, 2010eko euroaren krisitik aurrera. ELGAren (Ekonomia Lankidetza eta Garapenerako Erakundea) datuen arabera, Espainiako urteko soldaten batez besteko tasa 26.836 eurokoa zen langile bakoitzeko 2000. urtean. 2009an, langile bakoitzeko 29.308 euroko soldaten batez besteko maximoa lortu zen eta, hortik aurrera, krisiaren hurrengo hamarkadan etengabe jaitsi zen. 2020an langile bakoitzeko 26.537 euroko batez besteko soldata izan zen. Hau da, 2020. urterako, Espainiako Estatuko langileek 299 euro gutxiago jasotzen zituzten batez beste urteko soldatan 2000. urtearekin alderatuz gero, urte horietan zehar, noski, bizitza garestitzen joan den bitartean.
Beraz, Espainiako langileen soldata erreala, hainbat salgai erosteko gaitasuna alegia, murriztu egin da azken hamarkadan. Zehazki esanda, AMECOtik ateratako datuen arabera, Espainiako Estatuko soldata erreala % 0,047ko urteko batez besteko tasa metatura baino ez da igo 2008tik 2021era. Euroguneko hazkunde-tasa txikienetakoa. 2010. eta 2012. urteetako lan-erreformek langileen soldata errealean nabaritu zen soldata-debaluazio gogorra suposatu zuten. Horrela, CCOO sindikatuaren kabinete ekonomikoak egindako ikerketa baten arabera, 2019an, pandemia hasi aurreko urtean eta burbuila inmobiliarioa lehertu eta hamaika urtera, soldata erreala % 6,2 txikiagoa zen 2008ko lan bera egiteagatik, INEren Laneko Prezioen Indizearen arabera [9].
Lana desarautzearen eta malgutzearen paradigma horrek belaunaldien arteko arrakala itzela sortu du krisiaren aurreko urteetan laneratu ziren langileen eta egungo gazte-langile klaseen artean, non, gaur egungo soldatetara behartuta egonda, hauek ez dieten ia aukerarik ematen haien bizitza baldintza egonkorretan erreproduzitzeko, ez bada gurasoek eskainitako aurrezkiengatik. 2018ko Espainiako Gazteriaren Kontseiluaren azterlan baten arabera, 16 eta 29 urte bitarteko gazteen % 40 baino gehiagok zailtasuna dute haien soldatarekin hilabete amaierara iristeko. Adin-talde bereko langile gazteak dira batez besteko errenta txikiena dutenak. 2015ean, 8.935 euroko urteko batez besteko errentarekin, gutxienekora iritsi ziren. Gainerako adin-taldeak 10.000 eurotik gorako batez besteko errentekin mantentzen dira beti [10].
Soldata-baldintza prekario horiek ez diete uzten gazte langile klaseei gizarte-kontratu kapitalistan sartzen, hirurogeiko hamarkadatik aurrera langileen geruzak sartu ziren moduan. Parekorik gabeko paradoxa batean, erretiratuen adin-taldea (65 urte edo gehiago) da Espainiako Estatuan urteko batez besteko errenta handiena jasotzen duen adin-taldea. Horrek esan nahi du langile aktiboek, kasu askotan, gaur egun erretiratuta dauden langileek baino zenbateko txikiagoa kobratzen dutela, azken hauen Espainiako ekonomia kapitalistaren hedapen-aldian kotizatutako urte luzeak kontuan hartzen baitira. Horrela, gazteak gero eta gehiago herentzia inmobiliarioen eta familiaren laguntzen menpe daude haien bizitza ordaindu ahal izateko. Horrek haien bizitzetan dakarren diziplinazko eta ezegonkortasunezko eragina kontuan izanda gainera.
Etorkizunari begira, agertoki are goibelagoa bihurtzen ari da COVID-19aren pandemiaren ondoreneko inflazioaren krisiaren eztandaren ondoren eta munduko balio-kateen krisiaren eta Ukrainako gerraren testuingurua kontuan izanda. Horren ondorioz, berriro ere langile guztien soldata errealak murriztuko dira, baina bereziki soldata-baldintza txarrenak dituzten langileei eragingo die. Espainiako Estatuko patronal nagusiek dagoeneko hasi dute soldata-baldintzen aurkako erasoa, gehiegizko soldatei inflazioaren errua egotziz eta soldaten eta prezioen arteko zurrunbilorik gerta ez dadin eusteko deia zabalduz.
Hala ere, artikulu honetan frogatu den bezala, soldatek ez dute goranzko bidea erakusten, ez gutxienez azken hamarkadan. Hortaz, inflazioaren arrazoia enpresa-mozkinak eta ekoizpen-krisia dira, ez soldaten-kostuak. Hori hala izanda ere, covid osteko garaian errentagarritasun-tasak berrezartzeko, beste soldata-doikuntza bat egingo da langile-klasearen aurka. Espainiako Bankuak berriki egindako txosten batean emandako datuen arabera, Espainiako Estatuan lan-hitzarmen kolektiboetako langileen soldatak % 2,3 igoko direla aurreikusten da 2022an. Bien bitartean, inflazioa % 6tik gorako hileko tasetan kokatuko da batez beste urte berean; horrek esan nahi du, soldatak beti hiru aldiz gutxiago igoko direla, gutxienez, bizi-kostua eta prezioak baino.
Gainera, txosten beraren arabera, gaur egun hitzarmen kolektiboei atxikitako 1,2 milioi langilek baino ez dute soldata inflaziora indexatzeko klausula, hitzarmena duten langileen % 15ek hain zuzen. Kopuru hori askoz ere handiagoa zen 2008an, krisiaren eta PSOE eta PPren lan-erreformen aurretik, non 8 milioi langileek baino gehiagok prezioen igoerari lotutako soldata-klausula zeukaten, hitzarmena zuten langileen ia % 70ek. Hala ere, 2010eko eta 2012ko lan-erreformek hitzarmen kolektiboen baldintzei egindako erasoaren ondorioz, Yolanda Díazen azken lan-erreformak mantendu dituenak, soldaten balioa handitzea enpresen produktibitateari eta errentagarritasunari lotuta dago, prezioen bilakaerari baino.
ONDORIOAK
Esan daiteke, egungo inflazio-krisiak, langile klasearen soldata eta bizi-baldintzen aurkako birdoitze berri bat ekarriko duela berekin. Hala ere, ibilbide luzeko azterketa bati esker ikus dezakegu soldata-baldintzak atzera egiten ari direla laurogeiko hamarkadatik, birmoldaketa neoliberala deritzonaren paradigma guztia sortu zenetik, hain zuzen ere. Orduz geroztik, hirurogeita hamarreko hamarkadako krisitik ateratzeko kapitalak inposatutako kondizio gisa, EBko erakundeek lan-erregulazio ezaren eta soldata-kostuen murrizketaren ezarri zuten. Horrek ondorio zuzenak izan ditu langileek kontrolatzen duten gizarte-aberastasunaren zatian. Era berean, aberastasun-kontzentrazio handiagoa dago kapitalaren eta burgesiaren eskuetan. Baina, era berean, langileen benetako pobretzea ekarri du azken urteotan.
Garrantzi berezia hartu behar du langile-klaseko belaunaldi gazteen arteko arrakalak. Izan ere, belaunaldi horien laneratzeak jada ez die soldata bidezko bizi-mantenua bermatzen. Horrek, gero eta mendekotasun handiagoa eragiten du familia-herentziaren eta biziraupeneko estatu-subsidioen aurrean, aurrezkirik eta ondasun gutxien duten familien kasuan batez ere. Belaunaldien arteko arrakala honek zailtasun handiagoa dakar langile gazteak Bigarren Mundu Gerra osteko kontratu sozial kapitalistaren antza duen zerbaitetan integratzeko eta, horrela, bake soziala bermatzeko.
Hala ere, irakurketa politiko zorrotzetik abiatuta, ez litzateke ondorioztatu behar bizi-baldintza okerragoa izateak belaunaldi berriak egungo statu quo-arekin apurtzaileagoa den jarrera politiko batean kokatzea ekarri behar duenik. Are gehiago, beldurrak, bizi-ezegonkortasunak eta beken, estatuko subsidioen edo familia-herentzien menpe egon beharrak bizi-menpekotasuna sor dezakete, jarrera politiko nihilista edo kontserbadoreetara bideratzeko. Hala ere, belaunaldien arteko arrakalak gero eta mesfidantza handiagoa sortzen du erakundeen erreformen bidez, lege aldaketa nabariak egin ahal izatea ziurtatzen duten jarrera politikoen aurka. Horrek ateak irekitzen ditu aurrekoen aldean, funtsean, desberdina den ziklo politiko berri baterako. Aurreko ziklo politikoak langile klasea estatuaren aparatuan txertatu izanagatik nabarmendu dira. Paradigma hori agortzen ari da, eta baliteke ez itzultzeko izatea; horregatik, egungo garaietako haizearen irakurketa politiko egokia egin behar da, praxi politiko eraginkorra ahalbidetzeko.
OHARRAK
1 Munduko aberastasun soziala gero eta esku gutxiagotan kontzentratzen eta zentralizatzen ari dela erakusten duen argazki oso bat izateko, Oxfam GKEak munduko desberdintasunari buruz egindako azken txostena kontsulta daiteke, nazioarteko erakunde kapitalista nagusien datu estatistikoetan oinarritua, ingelesez eskuragarri «First Crisis, Then Catastrophe» izenburupean.
2 Soldataren kategorian sakontzeko marxismoaren teorian Marxen Capital bera kontsulta daiteke bosgarren kapitulutik bederatzigarren kapitulura. Rosa Luxemburgoren Introducción a la Economía Política (5. kapitulua) eta Roman Rosdolsky Genesis y estructura de El capital de Marx Estudios sobre los Grundisse (batez ere liburuaren III. zatiko gehigarria) lanen laburpen zabal eta osoa ere aurki daiteke.
3 Europako zentro eta periferia baten karakterizazioari buruzko sarrera egiteko Luciano Vasapollo, Rita Martufi eta Joaquín Arriolaren liburu kolektiboa kontsulta daiteke (2014): El despertar de los cerdos PIIGS. Portugal · Irlanda · Italia · Grecia · España.
4 Honaino aipatutako hiru dokumentuak Europako Batzordearen webgunean kontsulta daitezke. Gomendagarria da, batez ere, 1994ko Libro Blanco sobre la competitividad, el crecimiento y el empleo irakurtzea. Izan ere, nahiko hizkera zehatzarekin ezartzen dira hurrengo hamarkadetarako kapitalaren errentagarritasun-baldintzak babesteko Europako erakundeen estrategia politikoak, eta termino horiek ez dira gehiegi aldatu gaur egun.
5 Ziklo kapitalisten historia eta Espainiako Estatuan izan zituzten krisiak sakonago ulertzeko, Emmanuel Rodríguez eta Isidro Lópezen (2010) obra kontsulta daiteke: Fin de ciclo. Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010).
6 Emmanuel Rodriguezen obra berria (2022) El efecto clase media. Crítica y crisis de la paz social, frankismo garaitik gaur egunera arte klase ertainen aldi desberdinen sorrera eta desintegrazioa sakon aztertzen ditu.
7 Lan datuetan sakontzeko eta Maastrichteko Itunak inposatu zuen esparru desregulatzaile eta malgutzailea ulertzeko, Pedro Montesen (2001) obra kontsulta daiteke: La historia inacabada del euro.
8 Espainiako kasuan soldata erlatiboaren azterketa sakonagoa egiteko Diego Guerreroren (2000) kapitulua kontsulta daiteke: «Depauperación obrera en los países ricos: el caso español», Macroeconomía y crisis mundial lan kolektibokoa.
9 Aipatutako txostena 2021ean egin zen, eta on-line kontsulta daiteke CCOOren web orriko dokumentuen atalean, «Los costes económicos y sociales de la inestabilidad en el empleo y las reformas laborales de 2010 y 2012» izenburupean.
10 Txostena on-line kontsulta daiteke Espainiako Gazteriaren Kontseiluaren webgunean, «Estudio sobre la pobreza juvenil» izenburupean.