Recientemente hemos sido espectadores de un terrible suceso, uno entre tantos, de un ajuste de cuentas entre bandas delincuenciales que se ha saldado con el asesinato del hermano nazi de Begoña Villacís, ex Vicealcaldesa de la ciudad de Madrid. Hecho que por cotidiano hubiese pasado casi desapercibido por los medios de comunicación si no se tratara de un familiar directo de un personaje político de primera actualidad. Pero, al margen del morbo que un asunto de esta naturaleza pueda despertar en la opinión pública, en este asunto hay un tema que tanto a la policía, la prensa y a la opinión pública en general ha llamada fuertemente la atención: la cantidad de armas que manejaban los narcos implicados y lo sofisticado de estas.
El caso es que desde hace unos dos años se viene observando por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado la facilidad que tienen todas estas organizaciones criminales para acceder a armamento usado habitualmente por los ejércitos. Los propios sindicatos de los cuerpos policiales denuncian que ni la Policía ni la Guardia Civil cuentan con armamento similar para poder hacerles frente https://www.diariodecadiz.es/noticias-provincia-cadiz/llegan-narcos-Cadiz-Costa-Sol_0_1909311141.html. Y cómo es esto posible?. Pues muy sencillo, los países componentes de la OTAN están asesorando, financiando y suministrando armamento desde hace bastante tiempo (incluso desde antes del golpe de Estado del Maidán) a las bandas paramilitares ucronazis y desde hace unos dos años lo están haciendo de forma masiva al Estado de Ucrania que ¡oh sorpresa! está minado por elementos corruptos de carácter mafioso y, además ahora por esas mismas bandas que antes eran paramilitares y que, a día de hoy, forman parte orgánica de la estructura de Estado.
Lo cierto es que en Ucrania se dan todos los condicionantes para una tormenta perfecta en lo relativo al tráfico ilegal de armas: corrupción máxima en todos los estamentos del Estado y aledaños, conexiones directas con todas las organizaciones ultraderechistas y/o filonazis del mundo, mafias familiarizadas con la trata de blancas, tráfico de órganos, vientres de alquiler etc. es el mayor centro mundial en recepción de mercenarios (lo mejorcito de cada casa, vaya) y el apoyo incondicional, financiación a espuertas, suministro de armamento ligero, pesado, biológico, químico y, veremos cómo llegado el caso hasta nuclear, desde toda la OTAN y demás países lacayos etc. Todo ello en medio de una situación de guerra total y formalmente dirigido por un Gobierno sin escrúpulos que no tiene reparos en financiar y entrenar a organizaciones dispuestas a cometer atentados, sabotajes etc. ahora en Rusia, pero mañana, una vez que estos grupos hayan cogido cierta autonomía, donde encarte.
Por regla general los que han participado durante un tiempo prolongado en la guerra y esta ha pasado a ser su forma de vida, al acabar el conflicto la mayoría quedan “descolgados” sin otra alternativa de vida que la delincuencia tal y como pasó con muchos albanokosovares que al acabar el conflicto en Yugoslavia se encontraron con una alta capacitación militar por un lado; mientras por el otro lado estaban mano sobre mano a verlas venir. Esta es la razón del porqué el resto de Europa se vio invadida por bandas organizadas de peligrosos delincuentes sin control alguno.
Es de suponer que tarde más o tarde menos -si no desaparece Europa antes- el conflicto en el Este europeo llegará a su fin mediante el acuerdo que sea o con la derrota militar de Ucrania y la OTAN. Será el momento entonces de reconstruir un país devastado y no veo yo a aquellos ucranianos que hayan quedado vivos y que han estado recibiendo instrucción militar en los países de la OTAN trabajando en la construcción rehaciendo infraestructuras. Así que, al igual que con el fenómeno albanokosovar después de la guerra llegarán oleadas de “bandas” ucranianas, pero con la particularidad de que estas organizaciones habrán estado adiestradas en las mejores escuelas militares de cada uno de nuestros “queridos” Estados de la OTAN. El círculo perfecto: potenciales delincuentes formados en las Academias Militares y un mercado ilegal de armas de todo tipo repleto y descontrolado. ¿Qué podría salir mal?
Las conexiones entre las organizaciones ultranacionalistas, ultraderechistas, ultrareligiosas y narcos están precisamente en las redes legales, ilegales y alegales de distribución de armamento controladas por los Estados a beneficio de la industria armamentista, industria sin escrúpulos que sólo busca el beneficio más inmediato con la cortina de humo de que venden “seguridad”. Seguridad de que sus oscuros negocios les reportarán enormes beneficios e inseguridad para el común de los mortales que nos vemos afectados en un doble sentido. Por un lado el económico ya que, aparte de los beneficios, los costos de la industria armamentística salen directamente de la eliminación de gastos en educación, sanidad y servicios a la población y, por el otro; en la pérdida de vidas humanas.
La deriva que está tomando Europa es todo lo contrario a lo que dicta el sentido común. Dirigentes políticos que subordinan el futuro del subcontinente a los intereses del Imperio Norteamericano cuando, precisamente, la amenaza viene de ahí, no del Este de Europa ni del Lejano Oriente. El fascismo que quieren resucitar en todos los países centroeconómicos no es más que un síntoma de la podredumbre del Sistema. Como decía Lenin “El fascismo es el Capitalismo en decadencia.”. Alimentando al nazismo ucraniano para desgastar a Rusia están tensando la cuerda que terminará por, o bien, ahorcarnos a todos o empujarnos a tomar las riendas de nuestros destinos mandándolos a todos a la mierda. Esta última es la única alternativa viable, que si bien en lo inmediato no está encima de la mesa, habrá que ir planteándola en todos los foros posibles.
Joaquín Lucena.