La masacre de Sabra y Shatila, tuvo lugar entre los días 15 y 18 de septiembre de 1982. Una matanza de cientos de palestinos residentes en los campos de refugiados situados en dichos barrios, en Beirut Oeste.
El 16 de septiembre de 1982 milicias de extrema derecha entraron en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila con autorización del supervisor, Ariel Sharon. El ejército israelí les entregó armas y provisiones a las Falanges y les alumbraron con bengalas durante las operaciones nocturnas. Aunque el ministro de Defensa no estuvo en los campamentos, dio las órdenes por radio.
La propia Asamblea General de la ONU calificó la masacre de Sabra y Chatila como genocidio y responsabilizó a Israel, ya que era la fuerza ocupante. La Comisión israelí de Investigación de Kahan corroboró el acto de genocidio y concluyó la responsabilidad directa de los falangistas e indirecta de las fuerzas armadas israelíes. Sharon también fue imputado por haber aprobado la entrada de los falangistas en los campamentos y no haber evitado la masacre. Fue retirado del cargo en 1983, aunque sería elegido primer ministro en 2001.
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Decenas de manifestaciones se celebraron con urgencia en la madrugada del 18 de octubre después de que el centro médico Al-Ahli, en la Franja de Gaza, sufriera un ataque de Israel que provocó la muerte de alrededor de 800 personas, según autoridades sanitarias palestinas. El grupo armado Hamás ha hecho un llamado a la movilización mundial en contra de Tel Aviv. En un comunicado, el líder de Hamás, Ismail Haniyeh, responsabilizó a Israel por el brutal ataque al hospital Al-Ahli, compartiendo también la idea de que Estados Unidos es un cómplice necesario de Tel Aviv por «cubrir su agresión». Haniyeh fue enérgico en pedirle al pueblo palestino a que se levantará en contra de las fuerzas de ocupación israelíes e hizo un llamado a la comunidad árabe y musulmana de todo el mundo para que se manifestaran en las afueras de las embajadas de Israel en sus respectivos países.