“Mientras dure la inquietud del colonialismo, la causa nacional progresa y se convierte en la causa de cada uno. La empresa de liberación se dibuja y ya afecta a la totalidad del país. En esta etapa, reina lo espontáneo. La iniciativa se localiza. En cada cerro se constituye un gobierno en miniatura que asume el poder.” Frantz Fanon.
Níger era la esperanza de nuestros enemigos. Los imperialistas franceses y con ellos buena parte de la UE habían volcado sobre esa tierra sus más viscerales miradas de halcón. Se fijaron en este pobre país de la África más esquilmada por su aparente docilidad. De esa docilidad hoy no queda nada, cuando el país se lanza a la conformación de milicias populares de autodefensa para prevenir cualquier agresión por parte de la ECOWAS.
Todo el Sahel es hoy es un huracán. Huracán como la Cuba que describió Sartre, un huracán, no sobre el azúcar, pero sobre las minas de oro, uranio y coltán que se prepara para el conflicto y combate contra el imperialismo y el capitán Ibrahím Traoré encarna este espíritu de combate cuando prepara a la juventud de su nación para las batallas que están por venir: