En un giro tan lamentable como preocupante, Más Madrid ha salido en defensa del Programa de Lengua Árabe y Cultura Marroquí (PLACM) en las escuelas públicas españolas, tras una propuesta de VOX para su eliminación.
Lo grave no es solo el contenido del programa, que incluye celebraciones como la «Marcha Verde», inicio de la ocupación ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos, sino la contradicción que representa para un partido que se dice “pro-saharaui”. El PLACM, enmarcado dentro de los acuerdos bilaterales entre España y Marruecos, ya se aplica en 12 comunidades autónomas.
En algunos centros, como al menos uno en Murcia, se ha llegado al extremo de conmemorar la Marcha Verde, el inicio de la limpieza étnica contra el pueblo saharaui. ¿Cómo puede un partido que presume de defender los derechos humanos y la autodeterminación del Sáhara callar ante esto?. Más Madrid, en lugar de alzar la voz contra esta inaceptable distorsión de la historia que blanquea décadas de ocupación, represión y exilio, prefiere mirar hacia otro lado y centrar su respuesta en un ataque a Vox.
En vez de cuestionar el adoctrinamiento en las aulas, guarda silencio o responde con ambigüedad. Defender este programa sin exigir una revisión profunda de sus contenidos no es multiculturalismo: es complicidad.
Frente a esto, otras formaciones han mostrado más claridad. El Partido Popular, por ejemplo, ha solicitado un mayor control sobre los contenidos impartidos, exigiendo que se imparta fuera del horario escolar y que el profesorado dependa exclusivamente de la administración pública española. Son propuestas discutibles, sí, pero al menos reconocen que hay un problema.
El PSOE, por su parte, ha salido en defensa del programa sin matices, en un gesto más que confirma su creciente alineamiento con los intereses de Marruecos, incluso a costa de vulnerar el derecho internacional y traicionar al pueblo saharaui. La cuestión aquí no es Vox, ni un debate sobre integración. Es una cuestión de dignidad. Celebrar la Marcha Verde en un colegio español no es integración: es un insulto al pueblo saharaui, a su lucha por la libertad, y una indignidad.
Mientras tanto, el Ministerio de Educación opta por mirar hacia otro lado. El departamento que dirige Pilar Alegría —quien en 2023 acompañó a Pedro Sánchez en su visita oficial a Rabat para ser recibido por Mohamed VI— no ha dado respuesta a las preguntas planteadas por El Independiente: “¿Se va a revisar que el programa quede bajo supervisión de un funcionario marroquí sin tutela española? ¿Se revisarán los temarios y contenidos incluidos en el programa? ¿Cómo valora el Ministerio que se celebre como una fiesta la ocupación ilegal del Sáhara Occidental, en flagrante violación del Derecho Internacional?”
La única aclaración ofrecida por el Ministerio es que “el profesorado que imparte este programa, dependiente del Gobierno marroquí, debe entregar su planificación anual a cada centro para su inclusión en la Programación General Anual (PGA)”.
Si Más Madrid no rectifica, quedará claro que sus principios terminan donde empiezan los intereses del Reino de Marruecos. No se puede ondear la bandera saharaui en mítines y permitir que se pisotee en las aulas. La coherencia no se mide en eslóganes, sino en decisiones. Más Madrid aún está a tiempo de demostrar que su compromiso con el pueblo saharaui es más que postureo progresista.
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