Feliz como en ningún otro lugar. Así es como afirma haberse sentido en la Unión Soviética Viviana Corvalán, hija del legendario dirigente comunista chileno Luis Corvalán, entrevistada por Sputnik en ocasión del 50 aniversario del golpe militar que derrocó al presidente socialista Salvador Allende.
La familia Corvalán, víctima de la dictadura de Pinochet
En una conversación con Sputnik, Viviana cuenta que, como otras tantas víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet –quien llegó al poder a través del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973–, su familia tuvo que pasar por un auténtico infierno.
Metido en varios campos de concentración, el padre de Viviana, Luis Corvalán, en aquel entonces secretario general del Partido Comunista de Chile, sufrió torturas, al igual que su hijo, muerto en un exilio a la edad de tan solo 28 años como consecuencia de los daños sufridos.
«Fue lo mismo que para cualquier familia chilena que fue víctima de la dictadura: nosotros tuvimos a mi padre en prisión, a mi cuñada en prisión, a mi hermano en prisión, yo fui detenida en la calle también», recuerda Viviana, a quien se le prohibió, además, «estudiar y pisar cualquier centro universitario».
«Fue un quiebre en la vida. Nos rompieron la vida. Totalmente, en todas las áreas. En mi caso, en el estudio, en la militancia e inclusive en las amistades porque en esos años de la dictadura, ¿quién te iba a ir a ver si nosotros éramos una familia que estaba totalmente vigilada? O sea, quien se acercara iba a ser un comunista», relató.
El daño fue tanto que Viviana reconoce seguir sintiendo «una rabia terrible» y rechaza perdonar a los involucrados en los crímenes de la dictadura.
«Yo, la verdad, cuando me hablan del perdón y de que el perdón me va a sanar, digo que no quiero ni reconciliación ni perdón: yo quiero justicia», señaló Viviana, al denunciar que en particular el caso de su hermano muerto quedó sin consecuencias para sus torturadores.
«La Unión Soviética fue el lugar donde he sido más feliz»
Haber podido marchar al exilio a la Unión Soviética, en 1976, fue una salvación. Viviana, quien tenía entonces 21 años, vino a Moscú junto con su hermana menor. Dice haberse enamorado desde el primer momento de un país que ya conocía gracias a los regalos que traía desde la URSS su padre antes del golpe de Estado en Chile. De hecho, su primera bicicleta «fue una bicicleta rusa».
Además de resaltar la «majestuosidad» y la «elegancia» de la capital rusa y sus habitantes, Viviana también describió como «fantástica» y «maravillosa» la sociedad soviética, al igual que los logros sociales de sus autoridades, unos logros nunca alcanzados «hasta hoy en día» por muchos países.
«Existía el derecho a la vivienda, aunque fuese en apartamento comunitario. Es inimaginable la cantidad de carpas que tenemos en las calles aquí en Chile, carpas de gente viviendo en la calle, en invierno y en verano. En la Unión Soviética, fuese como fuese, compartiendo el baño, la cocina, pero tenías dónde dormir, dónde habitar. Y en Moscú tú siempre veías miles de grúas porque siempre se estaba edificando», apuntó.
También resaltó el «indiscutible» derecho a la salud, así como «el adelanto que tenía la Unión Soviética» en esta materia. «También destaco el derecho a la educación», sostuvo Viviana, quien estudió Dirección de Artes Coreográficas en lo que ahora es el prestigioso Instituto Ruso de Arte Teatral (GITIS).
«Tuve la posibilidad de estudiar lo que a mí me gustaba sin problema en el sentido económico, tuve dónde vivir, tuve atención de salud, amor, compañeros y amigos que son hasta el día de hoy entrañables», recuerda Viviana al enfatizar que la «tranquilidad» de su vida en la Unión Soviética contrastó enormemente con la «intranquilidad» que experimentó al volver a Chile.
«La intranquilidad que es saber si tú vas a poder tener el sueldo suficiente para pagar el mes del departamento que arrendé, y para comer, y para pagar la escuela de mi hija. Después, en la noche, ese temor de que te entraran a robar, asaltar. Todo eso yo nunca lo viví en la Unión Soviética», dijo Viviana.
«La Unión Soviética fue el lugar donde he sido más feliz. No solo añoro la URSS, sino que también Rusia», afirmó.
«EEUU usa un monigote como es Zelenski contra Rusia»
De acuerdo con Viviana, la presente campaña de «rusofobia» desatada a nivel global es una «locura». En este contexto, lamentó la postura asumida por el presidente chileno, Gabriel Boric, quien se posicionó claramente a favor de Kiev en el contexto del conflicto de Ucrania.
«Me avergüenzo del actual Gobierno en Chile, que es un Gobierno donde está el Partido Comunista entre el conglomerado que lo conforma. Me avergüenzo de que no entiendan de qué se trata esta guerra, que no sean capaces de ver que es una guerra de EEUU, que usa a Ucrania con un monigote como es Zelenski, claramente en contra de Rusia. No entiendo cómo no lo comprenden», manifestó a tiempo de denunciar que «la información está claramente tergiversada» en los medios de comunicación en Chile.
Añadió que la campaña antirrusa le recuerda, y mucho, la ofensiva anticomunista de Pinochet, una ofensiva que nunca ha desaparecido, según sus palabras.
«Yo hasta el día de hoy (…) siento y percibo el anticomunismo. Es lo mismo con la rusofobia», aseveró.
«Soy hija de un padre que fue claramente un hombre muy valiente, muy consecuente y que nos enseñó a no tener miedo a decir la verdad», concluyó Viviana Corvalán.