El presidente de Colombia y ex guerrillero del M-19, Gustavo Petro, anda últimamente muy “revolucionado”, casi parece que es un acérrimo defensor de las causas de los pobres de la tierra. Sin embargo, como buen socialdemócrata que es, no tiene intención alguna de superar el capitalismo; le basta con eso que llaman “capitalismo de rostro humano”, como si ese sistema pudiera tener ni un ápice, si quiera, de humanidad.
¿Quién no recuerda a Petro negando la legitimidad de Nicolás Maduro al frente del Gobierno de Venezuela? En un gesto injerencista, Petro y su gobierno desconocieron los resultados de las últimas elecciones presidenciales en Venezuela (28 de julio de 2024). Y ahí sigue, aunque en las últimas semanas ha sacado pecho contra el cerco militar de los Estados Unidos a Venezuela. Y también, cómo no, se ha erigido en adalid de la causa de Palestina.
Petro es un individuo tan políticamente volátil que meterse con él en una trinchera sería un ejercicio sumamente peligroso. Las balas de su fusil pueden salir contra todo tipo de diana, incluida las de sus supuestos aliados. De un tipo que condena y arremete contra el cerco yanqui a Venezuela y que, paralelamente, felicita a una escoria humana (María Corina Machado) que pide a gritos la intervención militar estadounidense en ese mismo país… ¿qué se puede esperar?
Veamos lo que dijo María Corina Machado hace unos días junto al hijo de Donald Trump:
Esta es la felicitación de Gustavo Petro a María Corina Machado (obsérvese que, absurdamente, también felicitó a Wangari Maathai, que fue Nobel en el 2004 y falleció en el 2011):
“Felicito a Wangari y a María Corina por sus premios nóbeles.
Wangari ha luchado por defender la vida en el planeta ante la crisis climática. De María Corina espero que ayude a que su país consiga el diálogo para mantener la paz”.
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