Tal como lo habíamos anticipado hace 5 días, las elecciones estadounidenses fueron ganadas por Donald Trump.
En una elección donde los candidatos tuvieron más coincidencias que discordancias, los votantes norteamericanos han vuelto a elegir a Donald Trump, que ya gobernó entre enero de 2017 y enero de 2021. La candidata derrotada no es una desconocida, es la actual vicepresidente de Joe Biden. Eligiendo entre realidades que han padecido y con gobiernos que gestionan en beneficio exclusivo de las élites, han optado por un gran bocón que se manifiesta sin ambagues: prepotente, guerrerista, antiobrero y racista, frente a una candidata que maquilla el mensaje, pero que sustenta los mismos principios.
A modo de ejemplo: Trump se manifiesta amigo de Netanyahu, pero ha sido Harris quien avaló desde su gestión el genocidio de Palestina. Trump amenaza descaradamente a todos los países que se oponen a la hegemonía estadounidense y promovió cambios de gobierno en distintos países, pero quien fue responsable de la guerra de Ucrania y ha puesto al mundo al borde una conflagración nuclear ha sido el gobierno de Biden-Harris.
El triunfo de Trump aumentará el poder de supermillonarios como Elon Musk, que solo ven en la catástrofe climática nuevas oportunidades de hacer negocios. Pero un triunfo de Harris hubiera dado una sobrevida al payaso trágico de Zelensky, dispuesto a sacrificar a millones de ucranianos y a incendiar el mundo antes de hacerse cargo de su derrota.
La elección de Trump no es ninguna buena noticia para los pueblos de Nuestramerica, porque en su publicitado repliegue para defender la casa imperial, incluye a nuestros países como su patio trasero y amenaza a los inmigrantes. Pero tampoco hubiera sido una buena noticia un triunfo de Harris, dado los antecedentes belicistas e intervencionistas de las gestiones demócratas.
Las grandes viudas de la derrota de Harris, además de Zelensky, serán las élites europeas. El anunciado repliegue estadounidense dejará a la obsecuente Europa colgada del pincel. Trump no va a reconocerle que sacrificaron los combustibles baratos rusos, y que incrementaron sus gastos militares para acompañar a EEUU en la aventura ucraniana. Recibirá el pago que corresponde a los colaboracionistas: ni dignidad, ni dinero.
Toda la ultraderecha internacional festejará el triunfo de Trump y el showman argentino, Javier Milei, tampoco dejará pasar la oportunidad de subirse al carro del ganador, esperando recibir alguna migaja. Pero a los que hoy festejan, Trump y sus amigos les ofrecerán nuevos planes de saqueo y nuevas barreras proteccionistas para evitar que alguna producción local ingrese al mercado norteamericano.
El gran payaso y su cohorte de supermillonarios no van a estar dispuestos a compartir su triunfo con nadie, y tendrá cuatro años por delante en el Estado norteamericano para disfrutar de lo que más los apasiona: hacer buenos negocios.
tramas.ar