El 28 de julio tuvo lugar el proceso electoral en la República Bolivariana de Venezuela, en el que Nicolas Maduro triunfó con 51 por ciento de los votos, en una ordenada, monitoreada, pacífica y participativa jornada electoral.
Habiendo estado una semana antes en la Feria Internacional del Libro de Venezuela y en actividades de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH), tuve la oportunidad de observar la vitalidad del gobierno bolivariano en el importante ámbito de la cultura y la intelectualidad, con una impresionante producción editorial propia, y de otros países, y un derroche de talento y capacidad analítica-discursiva en presentaciones de libros y conversatorios, marcados también por un abierto compromiso político con la revolución que inició el comandante Hugo Chávez.
En los contactos diarios con colegas venezolanos y sectores de la población de Caracas, fue posible percibir la certidumbre sobre el resultado electoral, no obstante las críticas y autocríticas sobre la marcha y el desempeño del gobierno chavista, y la necesidad de profundizar, una vez pasada las elecciones, en el ejercicio de un poder popular cada vez más protagónico, en todos los niveles y sectores de la sociedad venezolana.
Como escribió un compañero de base, en la madrugada del día siguiente: Sería bueno que con el debate conjunto analicemos este episodio electoral y nos demos luces para ver si la crítica hace que nuestros dirigentes piensen y replanteen no sólo la organización, sino también la formación de nuestra gente.
La REDH hizo público el 29 de julio su reconocimiento y respeto al recién culminado proceso electoral, celebrando la participación activa del pueblo venezolano, que ha demostrado otra vez su compromiso con la democracia y la soberanía de su nación. La red felicita al presidente electo Nicolás Maduro por su victoria en las urnas, en un proceso electoral que reflejó la voluntad soberana del pueblo venezolano y reconoce su liderazgo en la promoción de la paz, la justicia social y la unidad, al tiempo que condena enérgicamente las acciones violentas y desestabilizadoras promovidas por sectores de la oposición que buscan socavar la gobernabilidad y la paz de Venezuela.
Estas acciones no sólo atentan contra la seguridad y el bienestar de la población, sino también desafían la voluntad expresada democráticamente por el pueblo venezolano. La REDH insta a todos los actores políticos, nacionales e internacionales, a reconocer y respetar los resultados de las elecciones, contribuyendo así al fortalecimiento de la democracia y la paz en Venezuela. Se señala que es fundamental que se priorice el diálogo y la resolución pacífica de conflictos, evitando cualquier forma de injerencia externa.
En este ámbito, son significativas las acciones terroristas llevadas a cabo por grupos de delincuentes que, una vez detenidos, han confesado que fueron pagados por incendiar centros comunitarios de alimentación, cultura, salud y esparcimiento de la población, oficinas del partido gobernante, así como derribar estatuas del presidente Chávez, y del indio Coromoto, el Juan Diego venezolano, a quien, según creencias, se le apareció la Virgen María.
Maduro, en cadena nacional, mostró los videos de las bandas que perpetraron estos ataques, que, como en las guarimbas de otros años, atacaron, incluso a balazos, a hombres y mujeres identificados como chavistas, asediando casas de dirigentes sociales, persiguiéndolos para agredirles tumultuariamente. Michel Caballero Palma, humilde líder social de Parroquia La Vega, Caracas, sacada a golpes de su casa, denunció valientemente en un video a los grupos de la ultraderecha.
Paralelamente, estos mismos grupos filmaban en las calles puestas en escena, en el que se veía a un opositor en el suelo, con un hilo de sangre, supuestamente asesinado por la Guardia Nacional, quien, milagrosamente, después del montaje de gritos e insultos al gobierno represor, se sube en una motocicleta que lo aleja, sano y salvo, del lugar del crimen.
Destaca la campaña mediática que intenta convencer sobre un supuesto fraude, en comicios vigilados por más de mil observadores internacionales, así como el firme rechazo del gobierno de Venezuela, con la retirada de sus embajadores, ante las acciones y declaraciones de un grupo de gobiernos de derecha, constituido por Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay, subordinados a EEUU, y comprometidos abiertamente con los más sórdidos postulados ideológicos del fascismo internacional, que pretenden desconocer los resultados electorales de los comicios presidenciales del 28 de julio.
Queda claro que el sujeto político más sobresaliente y admirable de este proceso es el bravo y digno pueblo de Venezuela, que, a contracorriente, logra una histórica victoria.
La Jornada