Comencemos por la duda razonable ante la burda “razón de Estado” francesa que amenaza con decir su última palabra. Una “razón de Estado” que ha hecho que este símbolo mayor de la Resistencia antiimperialista y antisionista lleve ya 15 años de prolongación forzada de un encarcelamiento que comenzó en 1984: 40 años de detención, que hacen que sea considerado como el decano de los prisioneros políticos de Europa. A partir de los 25 años era oficialmente liberable, pero, como decimos, se han venido prolongando las maniobras de alto nivel para negar hasta las decisiones de las propias instancias judiciales francesas. ¿Se repetirá esta vez la misma siniestra historia?
Este viernes 15 de noviembre el tribunal de aplicación de penas de París ordenaba que Georges Abdallah saliera de prisión a partir del próximo 6 de diciembre. El cofundador de las Fracciones armadas revolucionarias libanesas (FARL), detenido a finales de 1984, era condenado a perpetuidad en 1987 por “complicidad (sic) en el asesinato de dos diplomáticos”: un teniente coronel estadounidense y el segundo secretario de la embajada de Israel, que la propia prensa oficial francesa considera que es “probable que fuera del Mossad”.
La actual decisión judicial de puesta en libertad adviene tras 11 demandas de liberación admitidas a trámite. El tribunal expresaba que la liberación condicional está “subordinada a la condición de salir del territorio nacional y no aparecer más por él”. Pero inmediatamente la fiscalía nacional antiterrorista ha anunciado que apelará la decisión del tribunal de aplicación de penas.
Ciertamente parece ser que esta vez hay una diferencia. Y es que, aunque Georges era «liberable» desde que cumplió 25 años en prisión, su salida no se materializaba porque le exigían que se arrepintiese y él no accedía. En 2013 fue la primera vez que ya eso no se le exigía. Pero la expulsión debía ser decretada por el gobierno, concretamente por el ministro del interior, cuyo cargo ocupaba a la sazón un tal Manuel del Valls (de origen catalán que en su momento fue Ciudadano por estos lares nuestros) y que nunca procedió a emitir la orden de expulsión de Georges Abdallah, con lo cual la libertad condicional se convertía en papel mojado. Pues bien, esta vez su mandato de libertad condicional no está ligado a que el gobierno sea el que haga el papeleo de la expulsión. Por eso, su abogada se muestra más optimista.
Por su parte, el portavoz del colectivo Palestina vencerá, Tom Martin, ha declarado que la actual decisión judicial “es evidentemente una buena noticia, pero no es más que una etapa ya que la fiscalía [nacional antiterrorista] ha apelado” , y que, sea como fuere, “esta buena noticia debe animarnos a desarrollar, ampliar e intensificar la campaña de apoyo, que no parará hasta que Georges Ibrahim Abdallah sea libre en su país, Líbano”.
Georges Abdallah tiene 73 años y se encuentra en la prisión de Lannemezan, en el departamento de Hautes Pyrénées, a 120 kilómetros de Toulouse. El movimiento de solidaridad con él se hace cada vez más amplio y, tal como reconoce por ejemplo el periódico Libération, ese movimiento de solidaridad “va más allá de la extrema izquierda”. Así, recientemente, L’Humanité publicaba unas declaraciones de la premio Nobel de literatura, Annie Ernaux, afirmando que Georges Abdallah era “víctima de una justicia de Estado que sumía a Francia en la vergüenza”.
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