Cuando se acerca el Día de la Victoria del Ejército Rojo sobre fascismo, éste parece empeñado en hacerse visible de la mano de los gobiernos europeos. La Unión Europea, en su conjunto, no celebrará dicho día y, por supuesto, no reconoce el papel principal que la URSS desempeño la liberación de Europa del nazismo.
No sorprende, pues, los ramalazos o expresiones fascistas que cada vez de manera más notoria estamos asistiendo en este continente. En este caso nos referiremos a Francia.
Y es que en el Estado francés, el Ministerio del Interior ha iniciado el proceso para ilegalizar y disolver a dos organizaciones políticas. De esto informó el titular del mencionado Ministerio, Bruno Retailleau, el pasado 30 de abril. Las organizaciones son Urgence Palestine, cuya actividad es en solidaridad con Palestina, y un colectivo antifascista de Lyon llamado La Jeune Garde.
La petición de ilegalización fue del partido Rassemblement National (RN), y ha sido aceptada por el gobierno presidido por Emmanuel Macron. Obviamente, RN ha celebrado la decisión como “el fruto de la presión constante ejercida por el Rassemblement National desde diciembre de 2022”.
Por parte de las organizaciones que pretenden ilegalizar, decir que han unido fuerzas para oponerse al proceso de ilegalización y han recibido el apoyo de diversos movimientos dentro del Estado francés. Ya e 1 de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora, se expresó el rechazo a la medida anunciada por el Ministerio del Interior, y las protestas continúan.
Para esta tarde, 6 de mayo, a las 19:00 horas, estaba convocado un acto político en la plaza Stalingrad de París, con el que se pretendía denunciar el atropello del gobierno. En este acto estaba anunciada la participación del portavoz de La Jeune Garde, Raphaël Arnault, el abogado franco-palestino Salah Hamouri, varios representantes de partidos políticos de izquierdas y movimientos sociales.
Arnault denuncia que esta medida fue tomada “por orden directa del Rassemblement National”, y critica que se pretenda “impedir que una de las pocas organizaciones palestinas activas en el Estado francés pueda seguir organizándose. Desde el grupo parlamentario ecologista también han señalado que se trata de “una forma de sobreactuación política” por parte del ministro Retailleau en el contexto de su campaña interna en Les Républicains (LR), y han advertido de que estas disoluciones “contradicen los principios del Estado de derecho”, sin el cual “no hay democracia posible”.
En el país de la “Liberté, Égalité, Fraternité”, una formación de extrema derecha pide ilegalizar a una organización solidaria con Palestina y a otra antifascista y se le concede la petición. Le llaman democracia, pero apesta a fascismo.
