Macron defiende que hay que pasar a una «economía de guerra», como él mismo la ha bautizado. Esto se traduce en invertir más en armamento. El Gobierno francés ha aumentado el presupuesto militar en 400.000 millones en cuatro años y ahora el objetivo es relocalizar la producción de material de defensa, que las empresas que dejaron de fabricar en Francia vuelvan a hacerlo. Este rearme «es una necesidad del momento, de la realidad geopolítica en la que vamos a vivir».