Con la resaca de las elecciones europeas y con todos los grupos parlamentarios haciendo su propio balance, aparece en España un gran vencedor: la abstención.
Con una participación en torno al 49%, no se puede hablar de respaldo de la gente al sistema. La lectura rápida y banal que harán muchos es aquella que trata de decirnos que “a la gente no le preocupa lo de Europa”. Cabría apuntillar que, más que no le importe, es que quizás mantenga mucho recelo con las condiciones de ninguneo a las que está constantemente sometido su país para que Alemania y cía mantengan su, aunque venida a menos, cuota de poder.
Y es que la izquierda lejos de luchar por el interés general de los trabajadores, vendió su ideología, hace años ya, al mejor postor por encajar en el selecto club europeo, algo así como la Champions League de los países. El resultado de esto es ser un país, como poco, secundario en la UE, desindustrializado, resort para toda centroeuropa y que debe cumplir sin remilgos los dictados de todos los que mandan en ese club como por ejemplo los 5000 millones de euros dados al régimen de Kiev hasta el año 2027, el cual sí es ultraderecha, para que luego digan que hay que frenarla siendo que ellos la arman.
Haría bien la izquierda parlamentaria en analizar esos datos de abstención y reflexionar sobre la sumisión total a la oligarquía política y financiera europea, recuperando ese mensaje de NO AL BCE y NO AL PAGO DE LA DEUDA PÚBLICA, junto con la exigencia de la salida de la Unión Europea. Vergüenza produce que los únicos partidos que proponen la salida de la UE, aunque por causas diametralmente opuestas y con la boquita bien pequeña, sean de ultraderecha.
Con una crisis económica en ciernes sobre Europa y con EEUU azuzando al viejo continente, el margen de maniobra es muy reducido y las políticas de recortes y austeridad llegarán. Aquello que llamaron la “Europa Social” en los 80 y 90 queda muy lejos y lo que viene es hacer frente a las próximas medidas contra la clase trabajadora que sin ningún rubor aplicarán PSOE y Sumar si desde Bruselas se lo exigen.