El bloque económico BRICS, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, dará la bienvenida a nueve nuevos países como socios a partir de enero de 2025 en un movimiento estratégico que busca fortalecer su influencia global y diversificar su base económica según anunciaron los líderes del grupo en una reciente cumbre celebrada en diciembre.
Los nuevos países que obtendrán este estatus son:
Bielorrusia, Bolivia, Indonesia, Kazajistán, Tailandia, Cuba, Uganda, Malasia y Uzbekistán. Además, se espera la confirmación en breve de otros cuatro países que también han sido invitados a convertirse en estados socios. Esta expansión es vista como una respuesta estratégica ante un mundo multipolar donde las alianzas regionales juegan un papel crucial para garantizar el desarrollo sostenible y equilibrado entre naciones.
Desde su creación, BRICS ha ido ampliándose con miras a incluir voces diversas e influencias regionales significativas. En el año 2023, se sumaron Egipto, Irán, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos al bloque. Sin embargo, la situación con respecto a Arabia Saudita es diferente; el país ha pausado su proceso de adhesión debido a que aún no se han completado los «procedimientos internos» necesarios para convertirse en miembro pleno, según Ushakov. Esto pone de manifiesto los retos administrativos y políticos que enfrentan incluso las economías más grandes al considerar integrarse plenamente en alianzas internacionales.
El asesor ruso destacó que antes de la cumbre celebrada en Kazán se recibieron 35 solicitudes para unirse al BRICS bajo diferentes capacidades. Algunos países buscaban una participación plena dentro del bloque mientras que otros deseaban asistir como observadores durante eventos individuales. Actualmente, más de dos docenas de países han mostrado interés genuino por colaborar con BRICS; entre ellos destacan Azerbaiyán, Bangladesh, Bahréin, Burkina Faso, Venezuela y muchos otros.
Ushakov subrayó además que el papel del BRICS en la política internacional está aumentando notablemente. El grupo ha fortalecido su autoridad no solo en el ámbito económico y financiero sino también al abordar desafíos climáticos apremiantes así como contribuir al fortalecimiento tanto de la seguridad alimentaria como energética global. La interdependencia entre estos temas resalta cómo las decisiones tomadas dentro del marco BRICS pueden tener repercusiones profundas no solo para sus miembros sino también para otras naciones alrededor del mundo.
Con esta nueva fase expansiva prevista para comenzar en 2025, queda claro que el futuro del BRICS está marcado por ambiciones crecientes e iniciativas destinadas a crear un equilibrio frente a bloques tradicionales dominados históricamente por potencias occidentales.