La economía mundial se encuentra nuevamente en una encrucijada, y las señales de alarma están resonando con fuerza. En medio de un contexto económico frágil, el American Bankruptcy Institute ha observado un inquietante aumento en el número de quiebras de empresas norteamericanas en comparación con el año pasado. En concreto, las declaraciones de bancarrota ascendieron en el mes de mayo a 38.669, un aumento del 23 % con respecto al total de 31.330 de mayo de 2022. Para los cinco primeros meses de 2023, el total de 179.581 solicitudes de quiebra representaron un aumento del 17 % con respecto al total de 153.149 presentaciones durante el mismo período del año pasado.
Y es que por mucho que se quiera, las consecuencias de los aumentos de los tipos de interés, la inflación y los altos costos del endeudamiento son difíciles de esconder. El resultado de unas políticas únicamente basadas en la impresión de billetes durante décadas para resolver cualquier problema se están haciendo notar en la realidad económica de las empresas más pequeñas, que son quienes más protagonizan estas estadísticas.
Aun así, a la grandes empresas también les está afectando. Según los datos que ofrece Bloomberg y el economista Torsten Slok, estos primeros meses de 2023 estamos observando una tendencia de quiebras de grandes empresas que se parece demasiado a la de las anteriores crisis.
La gráfica de arriba nos indica que alrededor de 8 grandes empresas quiebra cada semana. Aunque pueda parecer poco con respecto a los datos generales antes mencionados, hay que destacar que en este estudio se considera como gran empresa aquella que supere los 50 millones de dólares en pasivos.
Ahora bien, lo importante de todo esto es que mediante este estudio se nos está desvelando la cruda realidad de Estados Unidos; cuando la tendencia de empresas en quiebra se alza a niveles de crisis anteriores, todo nos parece indicar que una nueva crisis se acerca o que más bien ya está aquí.