Fidel Castro Ruz no solo fue el líder histórico de la Revolución Cubana, sino también un teórico y estratega revolucionario que enriqueció el marxismo-leninismo con aportes concretos, adaptados a las condiciones de América Latina y el Tercer Mundo. Su pensamiento y acción se caracterizaron por la unidad dialéctica entre teoría y práctica, siempre al servicio de la lucha antiimperialista y la construcción del socialismo.
- Teoría revolucionaria: Fidel y el marxismo-leninismo creador
Fidel asumió el marxismo no como dogma, sino como método de análisis y guía para la acción, siguiendo la tradición de Marx, Lenin y el Che. Sus contribuciones teóricas incluyen:
- A) La concepción de la Revolución en países neocoloniales
– Crítica al determinismo economicista: Fidel demostró que, incluso en un país subdesarrollado y agrícola como Cuba, la voluntad política organizada (vanguardia + pueblo) podía tomar el poder y iniciar la transición al socialismo.
– Antiimperialismo como eje central: Planteó que en nuestra época, «ser marxista es ser antiimperialista», integrando la lucha de clases con la liberación nacional (ej.: discurso en la ONU, 1960).
- B) La estrategia de la lucha guerrillera y el papel del sujeto revolucionario
– El foco guerrillero no como dogma, sino como táctica: A diferencia de las interpretaciones mecanicistas, Fidel y el Che entendieron la guerrilla como detonante de la conciencia revolucionaria, no como fórmula universal.
– El papel de la juventud y los campesinos: La Sierra Maestra demostró que, en condiciones de opresión brutal, los explotados del campo y los estudiantes radicalizados podían ser la base de un ejército popular.
- C) La construcción del socialismo bajo bloqueo: «La Batalla de Ideas»
– Prioridad a la conciencia sobre el mercantilismo: Frente al derrumbe de la URSS, Fidel impulsó la Batalla de Ideas (años 2000), un proyecto para fortalecer la educación política y la resistencia cultural contra el capitalismo.
– Socialismo como democracia real: Su crítica al «socialismo de mercado» fue clara: «El socialismo es ciencia, no improvisación» (2005), defendiendo la planificación centralizada con participación popular.
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- Praxis revolucionaria: Lecciones estratégicas
- A) La unidad como principio estratégico
– Frente único antiimperialista: Bajo su liderazgo, Cuba apoyó luchas en Angola, Nicaragua y Bolivia, demostrando que la solidaridad internacionalista es parte esencial del socialismo.
– Integración de las masas: Creó organizaciones como los CDR (Comités de Defensa de la Revolución), que combinaban vigilancia revolucionaria con movilización social.
- B) Flexibilidad táctica sin perder principios
– Desde el Moncada hasta el Periodo Especial: Fidel mostró que un revolucionario debe saber retroceder para avanzar (ej.: aceptar dólares en los 90 para salvar la Revolución), pero sin ceder en lo esencial: el poder popular y el proyecto socialista.
- C) El internacionalismo proletario
– Médicos, no marines: Cuba formó a miles de médicos del Tercer Mundo y envió brigadas a países como Pakistán (terremoto 2005) y África (ébola 2014), demostrando que el socialismo es humanismo concreto.
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- Críticas desde la izquierda y respuestas
Algunos sectores (contrarrevolucionarios en esencia) acusan a Fidel de:
- «Burocratismo»: Pero la Revolución Cubana mantuvo una vinculación directa con las masas (ej.: discursos de 6 horas dialogando con el pueblo, batalla de ideas, diálogo permanente con las masas).
- «Autoritarismo»: Fidel respondió: «Aquí no manda Fidel, manda el pueblo» (1960), recordando que la democracia socialista exige defender la Revolución frente a la agresión imperialista y que nuestro sistema de gobierno es el poder del pueblo.
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Conclusión: Vigencia del pensamiento fidelista
Fidel aportó al marxismo-leninismo:
✔ Una teoría revolucionaria para el Sur Global, antiimperialista y antidogmática.
✔ Un método de dirección colectiva con arraigo popular.
✔ Un internacionalismo que va más allá de la retórica.
Hoy, su legado es clave para enfrentar:
– El neofascismo digital.
– Las guerras híbridas del imperialismo.
– El reformismo posmoderno.
Su alegato de defensa sigue vigente en la lucha por la justicia social.
«Condenadme, no importa. La historia me absolverá» sigue siendo un llamado a la acción.