Israel se vio obligada a liberar esta madrugada del lunes al primer grupo de 90 presos palestinos, la mayoría mujeres y niños, así lo confirmó el propio servicio de prisiones israelí, como parte del acuerdo de alto el fuego en la Franja de Gaza.
Multitudes corearon, cantaron y sonaron las bocinas de sus autos cuando dos buses con los prisioneros palestinos llegaron a la ciudad de Beitunia, en Cisjordania ocupada. Entre los liberados se encuentran también Khalida Jarrar, de 62 años, militante comunista y feminista y miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). Jarrar ha estado presa en varias ocasiones. Su militancia comunista la convierte en un objetivo permanente del sionismo. Su hija de 31 años murió mientras Jarrar estaba en la cárcel.
Khalida Jarrar está recluida en una celda de aislamiento muy pequeña, de apenas 2 metros por 1,5 metros, donde el único espacio disponible lo ocupa un colchón. La celda también contiene un minúsculo cuarto de baño con inodoro y ducha. Está completamente cerrada, sin ventanas para la ventilación o el aire fresco.
En un mensaje enviado por sus abogados desde la cárcel de Neve Tirza, Khalida Jarrar había informado que::
«Muero todos los días. La celda es como una pequeña caja hermética. Sólo hay un retrete en la celda con una pequeña ventana encima, que fue sellada sólo un día después de mi traslado. No me daban espacio para respirar, e incluso la llamada «ashnav» (mirilla) de la puerta de la celda estaba sellada. Sólo hay una pequeña abertura donde me siento la mayor parte del tiempo para respirar. Me asfixio en mi celda, esperando a que pasen las horas, con la esperanza de encontrar unas pocas partículas de oxígeno para respirar y seguir viva».
«Lo que ha agravado la miseria de mi aislamiento es la elevada temperatura. Básicamente estoy dentro de un horno muy caliente. No puedo dormir por el calor extremo, y no sólo me han aislado en estas condiciones, sino que me han cortado deliberadamente el agua de la celda. Incluso cuando pido una botella de agua para beber, me la traen al cabo de al menos cuatro horas. En cuanto a salir al patio de la prisión, sólo me han permitido salir una vez después de ocho días en régimen de aislamiento, y retrasan deliberadamente la entrega de la comida de mala calidad durante horas.