Desde siempre, el miedo a que la casa natal de Hitler se convirtiera en un lugar sagrado, excusa de peregrinación para fascistas y nazis de toda Europa, ha traído a los distintos gobiernos de Austria (locales y nacionales) una preocupación en si mismo. Desde ideas para derribarla hasta museo del horror, todas las hipótesis se manejaron durante años hasta llegar a una conclusión acorde.
Todo indica que el uso final que se dará al edificio tras años de debate, una comisaría de Policía para cumplir los deseos del dictador.