Cuba tiene un papel que desempeñar en la actual lucha hegemónica entre Occidente y el resto. Rusia y los BRICS deberían aprovechar su posición geoestratégica y geopolítica y actuar en consecuencia: la salvación de Cuba podría significar la culminación de la transición multipolar.
Cuba es uno de los países más importantes del mundo; uno de los pocos que realmente puede perturbar el sueño de Estados Unidos. La geografía hace que esta isla sea geoestratégica y quien quiera desafiar a Estados Unidos debe poner un pie en ella.
A pesar de carecer de muchos recursos naturales, Cuba ocupa una posición geográfica importante. Dividiendo a Cuba y Estados Unidos hay una franja de mar que se puede sobrevolar en apenas una hora en avión, lo que convierte a la isla en el escenario perfecto para desafiar a este último.
La proximidad geográfica puede ser tanto una ventaja política como un riesgo político, razón por la cual Estados Unidos históricamente ha hecho todo lo posible para hacerse con el control de esta pequeña isla. Mucho antes de la guerra hispanoamericana, que Estados Unidos inició con un ataque de bandera falsa, el hundimiento de su propio barco, el USS Maine, los presidentes estadounidenses intentaron comprar Cuba dos veces.
Los padres fundadores estaban obsesionados con Cuba. Thomas Jefferson intentó convencer a Napoleón de que cediera la isla a los Estados Unidos durante la toma francesa del Imperio español. No lo consiguió, pero la idea de incorporar la isla a la órbita estadounidense no murió con él. Cuba tuvo que caer bajo el dominio estadounidense porque, en palabras de Jefferson, “el control que esta isla nos daría [a los EE.UU.] sobre el Golfo de México, y los países y el istmo que lo rodean, llenaría la medida del dominio [estadounidense] bienestar». Hoy nada ha cambiado: el control de Cuba significa la diferencia entre una hegemonía total y una hegemonía truncada en el Caribe y Centroamérica.
Los recursos cubanos que nadie quiere. En 1959, Cuba abandonó la esfera de influencia estadounidense y no ha vuelto a entrar desde entonces. Hoy Cuba, como debe ser, no es de nadie: Cuba se pertenece a sí misma. Es un país independiente, cuyo gobierno sirve a los intereses nacionales cubanos, y por eso el embargo estadounidense sigue en pie.
Incapaces por razones de imagen y también de opinión pública de rehacer una Invasión de Bahía de Cochinos o una Operación Furia Urgente, Estados Unidos ha encontrado en la guerra económica una manera de incapacitar crónicamente a Cuba.
El embargo no sólo se lanzó para provocar un cambio de régimen sino también para impedir que este estado insular tuviera éxito económico. El primer gol se falló, pero el segundo fue de golpe directo. En cualquier caso, existe una manera de poner fin al sufrimiento económico de Cuba: sus aliados tienen que empezar a invertir concretamente en su desarrollo, porque la isla tiene un enorme potencial.
Rusia y Cuba son más complementarias económicamente de lo que creen. Cuba es rica en minerales, pero está sujeta a un embargo muy severo que causa varios problemas; impide la importación y el desarrollo de alta tecnología. Rusia es una potencia minera, que tiene la tecnología que Cuba necesita y no teme verse afectada por las sanciones de Estados Unidos.
El país insular caribeño ha estado viviendo bajo un embargo estadounidense desde principios de los años 1960. Con escasos recursos naturales, pero mucha creatividad, el país no sólo logró hacer frente al aislamiento económico, sino que también desarrolló algunas especializaciones de primer nivel.
Más detalladamente, Cuba tiene una de las mayores reservas de níquel y cobalto del mundo, aunque las investigaciones sugieren que es probable que su suelo también contenga cromo, cobre, oro, manganeso, hierro y otros minerales.
Los dos países deben cooperar en el desarrollo de los recursos minerales de Cuba, ya que su extracción es esencial para mitigar el impacto del embargo. Si Estados Unidos amenazara con sanciones a cualquiera que compre metales cubanos, Rusia podría comprárselos a Cuba y luego revenderlos, ofuscando sus orígenes.
Los países occidentales, incluido Estados Unidos, tienen deficiencias en níquel y cobalto, lo que significa que la cooperación ruso-cubana en el sector podría aumentar considerablemente su poder de negociación con Washington.
Cuba tiene suficientes recursos para unirse a las cadenas de suministro de minerales más importantes del mundo y Rusia tiene la tecnología para hacerlo posible. Es probable que esta asociación beneficiosa para todos tenga un impacto duradero en las cadenas de suministro.
Cuba en un mundo multipolar. El embargo es la razón del subdesarrollo económico crónico de Cuba, que a menudo toma la forma de escasez de alimentos y combustible. Si no se aborda a tiempo, este estancamiento socioeconómico bien podría conducir a un contenido generalizado y ser utilizado como arma mediante operaciones cognitivas al estilo Mongoose, con el resultado de que el gobierno revolucionario fracase.
Si Cuba cae, Rusia y las otras potencias que buscan el multipolarismo perderían un valioso aliado, ubicado en un lugar estratégico, en beneficio del decadente pero obstinado Momento Unipolar. Una intervención colectiva de los BRICS podría desviar este peor escenario.
Si el grupo BRICS realmente quiere desafiar la hegemonía global del G7, debería dar los primeros pasos hacia la construcción de una agenda exterior común.
Cuba es el lugar donde los BRICS pueden mostrar al mundo su potencial y comenzar a desmantelar el orden internacional basado en sanciones.
No es una cuestión de ideología, sino de realpolitik. Los BRICS, que se prevé se conviertan en un supercartel a partir de 2024, podrían encontrar en Cuba sorprendentes oportunidades en materia de alimentos, energía y minerales, en el contexto de la interconectividad que ofrece.
Si la desdolarización de la economía mundial es verdaderamente uno de los objetivos del grupo BRICS, entonces Cuba es el mejor lugar para lidiar con el poder de los dólares estadounidenses y de las sanciones secundarias estadounidenses. Como aliado desde hace décadas de Rusia, China y Brasil, socio de India y Sudáfrica, y amigo de Egipto, Irán y Arabia Saudita, Cuba es uno de los pocos países donde los objetivos fundamentales y los intereses a largo plazo de los BRICS converger.
Rusia y los BRICS podrían apoyar a Cuba de varias maneras, desde el trueque a prueba de sanciones hasta la cooperación humanitaria. Algunos ejemplos de esta cooperación podrían ser los acuerdos de trigo por azúcar y níquel por petróleo, o las inversiones de los BRICS en el sector energético de Cuba para abordar la cuestión del apagón y aprovechar la geografía y el clima para desarrollar la energía marina, eólica y solar.
Cuba tiene un papel que desempeñar en la actual lucha hegemónica entre Occidente y el resto.
(Valdai)