Pablo González, periodista freelance que trabajaba para varios medios, cumple este miércoles dos años en prisión preventiva en Polonia acusado sin una sola prueba de espiar para Rusia, pero sin que se hayan presentado cargos ante un tribunal. La última vez que la prisión provisional fue prorrogada, la octava, fue el pasado 15 de febrero.
Este mismo miércoles, el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, ha pedido un «juicio justo, oral contradictorio y público», asegurando que está en contacto permanente con las autoridades polacas y que ha pedido a su homólogo polaco, Radoslaw Sikorski, que hable con el titular de Justicia para «solucionar esto». «Hacemos todo lo posible para facilitar la comunicación». Una frases huecas porque el gobierno español no se ha enfrentado al polaco de extrema derecha en estos dos años porque pertenece a la U.E.