El capirote lo creó la Santa Inquisición como símbolo de escarnio y vergüenza para castigar a los que el Tribunal consideraba reos (los no creyentes o denunciados por algún pecado). Los inicios de su uso datan del siglo XVI, primero en Sevilla, en la Hermandad del Silencio y la Hermandad de la Iniesta.
El uso del capirote o coroza fue prescrito en España por el Santo Oficio de la Inquisición. Los hombres y mujeres arrestados debían llevar un capirote de papel en público como signo de humillación pública. El capirote se usaba durante la sesión de un auto de fe.
Que acabe en punta significa que acerca al penitente al cielo. El capuz, la tela que cae sobre cara y pecho, sirve para ocultar el rostro y no mostrar la identidad del penitente.
