El intercambio de rehenes ya se ha hecho y ahora se está en un momento frenético para ampliar la tregua, que no veo factible: la derrota del IV Reich sionista es tan apabullante que necesita volver a la matanza para resarcirse. Ya ha recibido luz verde de EEUU para ello, aunque por poco tiempo. Un tiempo que tanto a Occidente como al IV Reich se le escapa de las manos, como con el país 404, antes conocido como Ucrania.
Porque el intercambio de rehenes entre la resistencia palestina y el IV Reich sionista hay que enmarcarlo más allá del hecho en sí mismo: transmite mensajes muy poderosos de quién tiene la iniciativa. Y la iniciativa la tiene la resistencia.
El hecho de que se haya obligado al IV Reich, y a sus apoyos occidentales, a romper sus famosas líneas rojas («aniquilar a Hamás», «no ceder nunca» a ningún acuerdo porque los rehenes sionistas iban a ser liberados «por la fuerza militar») ha ensombrecido un logro mucho más relevante: el IV Reich no tiene el control sobre la parte norte de la Franja de Gaza.
Todos los mapas que están circulando por ahí, todos los vídeos, todos los artículos que lo ensalzan han quedado desmentidos cuando las fuerzas de la resistencia anunciaron, y lo hicieron, que la entrega de rehenes se llevaría a cabo en el norte. Y los combatientes aparecieron en el corazón de la ciudad de Gaza, donde ha habido feroces combates, para entregar a una parte de los rehenes, israelíes y extranjeros. Una demostración de fuerza evidente.
Es por esto que Netanhayu se vio obligado a realizar su viaje a Gaza, para romper este poderoso mensaje y para intentar retomar la iniciativa. Pero no. La resistencia volvió a tener el control de todo el proceso, demostrando quién toma las decisiones.
Están, además, las escenas de la entrega de los rehenes sionistas mostrando cómo toda la retórica de que las mujeres eran violadas cada 10 minutos (sic), esto se llegó a afirmar oficialmente, que eran maltratados y demás no son más que las mentiras habituales sionistas de tan agrado en Occidente. Por eso los medios de propaganda del estercolero occidental tienen que reconocer que «la información sobre las condiciones en las que fueron retenidos los rehenes está estrictamente controlada, pero sus familiares han comenzado a compartir detalles sobre las experiencias de quienes fueron liberados». Y sí, dicen que «comían de forma irregular», pepinos, pan de pita, arroz, que sus captores comían lo mismo, que tenían que «esperar horas para ir al baño» y cosas así. Pero nadie ha podido relatar malos tratos ni nada parecido.
Justo lo contrario de lo que sí dicen los rehenes palestinos en manos del IV Reich. Es sabido que hubo redadas en las casas de los familiares justo antes de la liberación, que se dispararon pelotas de gona y disparos reales (con un herido de bala) en las proximidades de las cárceles de donde salían para evitar los recibimientos. Unos recibimientos que han sido masivo, además de emotivos. Ya que os puse las fotografías de algunas de ellas, aquí está el encuentro de Shorouq Dwaiat con su familia.
El de Isra Jabaes con la suya.
O el de la más joven de las mujeres, Nurhan Awwad, de 16 años, con la suya.
En un acto reciente en el que participé como ponente se me preguntó si había merecido la pena tanto sufrimiento. Hay que conocer al pueblo palestino, pero la respuesta rápida y corta es sí. Un pueblo ninguneado como pocos, abandonado por casi todos, viendo cómo desde hace más de 70 años se incumple el derecho internacional, cómo se incumplen las resoluciones de la ONU, sometido a una guerra de exterminio emprendida por el IV Reich con el beneplácito del muy democrático Occidente y su «orden basado en reglas», bloqueado al estilo medieval (agua, alimentos, electricidad. combustible), destrozados sus hospitales… resiste y arropa a la resistencia. El 71% de la población palestina apoya a la resistencia, pese a todo. Y eso era el mes de junio, donde se apoyaba incluso algo más: una tercera intifada. Ahora no hay datos, pero lo previsible es que este apoyo haya aumentado.
El acuerdo de intercambio de rehenes no es ni más ni menos que lo que propuso desde el principio la resistencia palestina: un intercambio parcial (hombres por hombres, mujeres por mujeres y niños por niños), o un intercambio total (todos los prisioneros palestinos por todos prisioneros israelíes). Para la historia queda el que se necesitaron dos años para un intercambio de prisioneros entre el IV Reich sionista y Hizbulá en 2008, o cinco años para otro entre Hamás y el IV Reich en 2011.
El IV Reich ha sido humillado. Las escenas de júbilo en Palestina, ya sea en Gaza o Cisjordania, celebrando la liberación de las mujeres, adolescentes y niños palestinos encarcelados por el IV Reich sionista, serán recordadas entre los mayores días de triunfo de la resistencia palestina.
Otra de las mujeres liberadas, Hanan Abdullah Barghouthi, lo primero que dijo fue «niños de Gaza, nos volveremos a encontrar en paraíso. Nos volveremos a encontrar en el paraíso. Y esta victoria es vuestra». No es una charla vacía, no es producto de un momento. Es una idea, un sentir político y religioso. No se trata de liberar a prisioneros (un deber ético), sino de reafirmar la dignidad de todo un pueblo que lucha prácticamente en solitario (con las excepciones de Hizbulá, los hutíes y los miembros de la resistencia en Siria e Irak) y que se niega a desaparecer en silencio.
Ahora Palestina está en el primer plano de las cuestiones internacionales. Y Occidente está un poco más a la defensiva, mostrando de nuevo cómo se diluye su hegemonía una y otra vez.