Cuando el aparato del régimen vio en Podemos un enemigo, sin atender a cuál eran sus verdaderos objetivos ideológicos, se desató una campaña mediático-judicial contra ellos que no tuvo piedad. Los titulares de Falismedia, los opinólogos en los platós de televisión o los escupidores desde la radio, no dejaban margen para que sus acólitos pro-sistema identificaran a Podemos con una suerte de organización corrupta, financiada por el chavismo-comunismo y con dirigentes al servicio del terrorismo internacional (Cuba. Irán…).
La consigna no era otra que acabar con la organización como fuere (sin saber que la propia dirección estaba haciendo lo propio; pero ese es otro tema), de mostrarla como lo peor que había en la política y que venían a instaurar el comunismo, y a fe que lo consiguieron. Los supuestos casos de corrupción se amontonaban y conquistaron en las audiencias la certeza de que al menos eran tan corruptos como los otros. El tiempo ha ido comprobando como los casos eran puros montajes, elaborados al mejor estilo de la mafia.
En estas horas que se ha archivado el llamado Caso Neurona, dándole la razón a Podemos, no es menos importante decir que dado que el sistema va a ser siempre implacable, porqué no seguir con las verdades que provoca el caso y decir con claridad y una vez por todas que el «Sí se puede» era y es una ilusión dentro de un marco capitalistas que no permite disidencias.
El juez Juan José Escalonilla ha decretado el archivo del ‘caso Neurona’ al no apreciar la comisión de delitos en esta causa en la que se investigaban los trabajos realizados por parte de la consultora mexicana en el marco de la campaña a las elecciones generales de abril de 2019.
En dicho auto el titular del Juzgado de Instrucción 42 de Madrid acuerda el sobreseimiento de la causa tres años después de comenzar a investigar y tras recibir un informe final en el que se establecía que el partido ‘morado’ pagó a Neurona acorde al precio de mercado.