Los sofistas
La nefasta noticia de la reforma laboral griega no puede cegarnos como a un burro, mientras el Hamelín progre de turno nos lleva al mismo cauce que nos ha conducido a estos lodos.
Desde luego, dicha reforma laboral es, qué duda cabe, un atropello a los derechos más básicos de la clase trabajadora. Así, se amplía a seis días la jornada laboral semanal, con solo un día de descanso. Se instaura el despido gratuito en el primer contrato y, para colmo, aumenta la exigencia de estar a disposición de la empresa para la jornada irregular: pueden avisarte con solo 24 horas de antelación. Para defender esta atroz esclavización, se incrementa la represión contra el derecho a huelga y los piquetes: bloquear las entradas o salidas a los trabajadores se castigará con hasta seis meses de prisión y miles de euros de multa.
El Ejecutivo griego ha argumentado que esta ley es maravillosa, ya que eliminará las horas extraordinarias no declaradas y aumentará el empleo. El sofisma es tan radical que avergonzaría al mismo Protágoras. Como se trabajan muchas horas en negro (algo que es culpa del empresario), establecemos más horas “normales”. En lugar de perseguir al esclavista que incumple la ley, cambiamos la ley para que el esclavista pueda seguir haciendo lo mismo, pero sin incumplir la nueva “ley”. ¿Y de verdad debemos seguir creyendo en esta “democracia”?
A través del sufrimiento de los trabajadores y de la prepotencia de los capitalistas, la realidad se abre camino: igual que la Escuela de Chicago usó el Chile de Pinochet como país de prueba, el FMI y la UE usarán a Grecia ahora. Así que lancemos este primer y claro mensaje para los pueblos de España y Europa: cuando las barbas de tu vecino (griego) veas cortar… te vas a tener que organizar.
Los cínicos
Los medios de comunicación “bien pagaos” han decidido centrar la noticia en el aspecto más sensacionalista: se permitirán 13 horas de trabajo al día y 78 a la semana si se tienen dos empleadores. Efectivamente, este aspecto de la reforma es una atrocidad.
Sin embargo, es cínico que “la fetichista” Yolanda Díaz escriba, como ha hecho, un tuit de esta índole: «Lo que ha pasado en Grecia, ampliando la jornada laboral a 78 h y 6 días a la semana, no es una anécdota. España es clave para lanzar una ola progresista en España y en Europa. Una ola que diga que no a las jornadas del siglo XIX y el despido libre». @Yolanda_Diaz_
¿Seguro que “España es clave” para ilustrar la alternativa a esta barbarie? En realidad, Grecia simplemente ha imitado (sin llegar a tanto) a la legislación española. Lo cual, para ellos, supone empeorar: hasta ahora, la ambición de los explotadores estaba limitada por las conquistas del poderoso movimiento obrero griego. ¿Y en nuestra patria? Aquí no hay límite de horas para los pluriempleados: las normas laborales españolas permiten perfectamente el escenario que ahora regularizado Grecia.
Es verdad que el Estatuto de los Trabajadores español limita la duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo a 40 horas semanales (y que, entre el final de una jornada y el comienzo de la siguiente deben mediar, como mínimo, 12 horas). Pero estas limitaciones aplican a las labores en una misma empresa. Nada impide al trabajador que eche más horas en otra empresa capitalista si lo necesita para pagar el alquiler o el alimento de su familia. ¿De verdad no conocen a nadie que tenga dos trabajos?
En pocas palabras: en España podrían contratarte 16 horas al día (8 en cada empresa) y ninguna ley se opondría a ello. Yolanda Díaz lleva casi cuatro años de Ministra de Trabajo y no ha modificado en nada esta situación. ¿Y eso que dice de España como ejemplo contra “el despido libre”? En España, el despido es libre (aunque no sea gratis). Si tan en contra está del despido libre, ¿no ha tenido años suficientes como Ministra de Trabajo para prohibirlo, o para dimitir en caso de que no pueda hacerlo?
Los socráticos
Frente a esos sofistas, que pretenden engañar al pueblo para ejercer ad kalendas graecas como perros falderos del poder, y frente a esos cínicos, que evitan la confrontación necesaria enmascarándola con mil excusas, solo el método socrático podrá sacarnos (y no solo a los griegos) de este atolladero: necesitamos preguntas incómodas que fuercen a pensar.
¿Así que la derecha ha hecho una reforma laboral muy mala? ¿Y siempre ha gobernado? Ah… entonces, ¿antes gobernaban otros? ¿Syriza dices que se llaman? Muy bien, y si eran anticapitalistas y de izquierdas, si defendían a los trabajadores y consiguieron llegar al gobierno, ¿por qué la gente dejó de votarles? Ah… ¿que cuando gobernaron hicieron exactamente lo mismo, o hasta peor, que los otros?
Pero no nos quedemos ahí, pues esto no depende solo (ni principalmente) del gobierno de turno.
A ver, ¿por qué Syriza hizo esos recortes, si no quería hacerlos? Ah… ¿que venían impuestos por el FMI, el BCE y la Comisión Europea? Entonces, ¿la UE es el nuevo Lebensraum alemán, creado para saquear a su periferia? ¿Se pagan cada año miles de millones en concepto de intereses de una deuda ilegítima? ¿Y cómo puede hacerse otra política, si se le regala tanto, y de manera tan constante, a la oligarquía? Bueno, y entonces, viendo todo esto, ¿por qué Syriza no defendió, ni defiende, la ruptura con la UE?
En Grecia, la contraofensiva oligárquica parte con ventaja, tras la oportunidad desaprovechada por Syriza… y por todo nosotros, los pueblos del sur de Europa. Habrá que darle la vuelta a la Fourtalia.