La historia de los Premios Oscar de Hollywood está repleta de anécdotas, pero hay una que no es muy conocida: la participación imprescindible de la CIA para encumbrar a una de las películas laureadas por la Academia: Doctor Zhivago. Detrás había un juego de intereses para hundir la reputación de la Unión Soviética en plena Guerra Fría. Todo valía, incluso la literatura y el cine, para luchar contra el enemigo.
La operación se conoció precisamente como «Operación Doctor Zhivago», y fue desvelada en 2014 por el propio servicio secreto estadounidense, que desclasificó los documentos al cumplirse medio siglo. El objetivo se alcanzó cuando, en la ceremonia de los Oscar de 1966, la cinta obtuvo cinco premios de esos considerados «menores», entre ellos el Oscar a la mejor banda sonora por la inolvidable música de Maurice Jarre. Pero la operación había comenzado mucho antes con la promoción del libro de Boris Pasternak.
Según reconoce el propio servicio de información americano, la agencia británica de espionaje sugirió a la CIA en 1957 que la obra de Pasternak, prohibida en la URSS, podía ser utilizada para desprestigiar al régimen comunista y denunciar la opresión del sistema soviético.
La propuesta llegó al Despacho Oval, donde el presidente Eisenhower dio el visto bueno a la operación con la habitual discreción de estos casos. Lo primero era promocionar el libro en todos los canales posibles, para lo cual la propia CIA eligió la Feria Mundial de Bruselas como el lugar idóneo para hacer el lanzamiento oficial. Se pidió la colaboración incluso del Vaticano, que cedió uno de sus stands, y se costearon los ejemplares necesarios para hacerla llegar a todos los rincones.
Después del libro, la película
Desde Bélgica, el libro comenzó a extenderse por todos los países de Europa y los propios Estados Unidos, en una sucesión de traducciones que garantizó su expansión. Incluso, la CIA reconoce que imprimió cerca de 10 millones de ejemplares que introdujo de forma clandestina en los países comunistas.
Una vez logrado este primer objetivo, faltaba rematar la faena con un película que acabara por hacer llegar el mensaje de Doctor Zhivago a todos los rincones.
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Ernesto Villar