La cumbre de la CELAC con la UE ha dejado desarbolados a los mandatarios europeos. Acostumbrados estaban a encontrarse con élites sumisas de lacayos, como ese tal Boric. Las pocas veces en las que alguien digno como Chávez levantaba la cabeza con valentía, ellos se limitaban a espetarle un “por qué no te callas”. Pero eso definitivamente ha cambiado.
La rebeldía impulsada por Martí y Sandino, convertida luego en victoriosa por Fidel Castro, ha echado raíces imparables bajo el suelo de lo que los colonialistas llamaron “el Nuevo Mundo”. Primero fue Cuba, luego Venezuela y Nicaragua. Ahora, también Bolivia, Brasil, Argentina, México… e incluso Colombia.
Así, los europeos se han encontrado en la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) con unos líderes latinoamericanos que, aun con sus límites y contradicciones, de manera mayoritaria les han exigido mejores condiciones a los países imperialistas, en caso de querer seguir comerciando con ellos. Y es que actualmente China, así como Rusia e India (y en general los BRICS), suponen alternativas comerciales reales para los países latinoamericanos.
Quizá por ello propusieron que Zelensky acudiera a la cumbre, algo que fue rechazado por los países de la CELAC. De modo que, tras esta primera derrota, Ursula von der Leyen y los suyos intentaron, desesperados, que la CELAC firmara una declaración supuestamente “contra la guerra” pero, de facto, defendiendo unilateralmente los postulados belicistas de la OTAN y EE UU. Pensaban que, aunque fuera por compromiso, los latinos no pondrían ya demasiadas pegas.
Pero se llevaron otro chasco. Y acabaron aceptando in extremis, y visiblemente decepcionados, una “declaración descafeinada” (como dice su prensa sumisa) que se limita a condenar de manera genéricamente las hostilidades. Y eso que adularon hasta lo indecible a Lula da Silva, para intentar ponerlo de su parte. Sin embargo, se encontraron con que el presidente brasileño (que, para colmo, preside también Mercosur) se ponía a criticar las sanciones contra Rusia y a defender una paz negociada, como defiende China. Algo que compartieron, de hecho, numerosos miembros de la CELAC en esta cumbre.
Por otro lado, Lula exigió una relación comercial justa, no basada en amenazas como hasta ahora y acusó a la UE de emplear el pretexto de “la defensa del medioambiente” para encubrir sus intereses proteccionistas (véase la ganadería francesa), mientras Petro les reprochaba, con innegable razón, que la huella de carbono de la UE es tres veces más alta que la de América Latina.
El peronista Alberto Fernández, por su parte, declaró expresamente en la cumbre: “una asociación exige que ambas partes se beneficien del acuerdo. Cuando solo se beneficia una parte, eso deja de ser un acuerdo y empieza a parecerse más a una burla”. Y la canciller mexicana también habló claro: “abogamos por poner fin al bloqueo de Cuba y Venezuela”.
Podríamos seguir. Es la unidad imparable de una América Latina que ha decidido dejar de ser el “patio trasero”. No es de extrañar que, en la foto final de la cumbre, los mandatarios europeos, acostumbrados a imponer sus designios neocoloniales sin cortapisas, tuvieran esta vez que forzar una sonrisa tan falsa como su defensa de los “derechos humanos” y “la democracia”. La desesperación es evidente: ¿a quién explotarán sus multinacionales cuando Latinoamérica complete su segunda independencia?
Algunos videos del la cumbre, iremos añadiendo los que consigamos.
El presidente Cuba, Diaz Canel, se dirige a los participantes en la Cumbre Social.
“Genios” de UE bloquearon a Venezuela, hoy necesitan oxígeno de petróleo. En plena cumbre UE-CELAC Delcy denunció la guerra de sanciones impuestas a Venezuela, Cuba y Nicaragua, también afectó a Haití, que era beneficiada por programas sociales Petrocaribepic.twitter.com/NUuO3jPGqX
— Vanessa Ortiz (@VanessaOrtizz) July 18, 2023