La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) ha cumplido 63 años. Fundada el 23 de agosto de 1960, luego de la fusión de todas las organizaciones femeninas existes en Cuba, tuvo como objetivo principal la incorporación de la mujer a la sociedad y al empleo, así como al programa de cambios sociales y económicos en marcha en el país. Un cambio, sin duda, muy significativo, dado que la mujer, antes del triunfo de la Revolución había sido absolutamente ninguneada. Si con los gobiernos títeres (pro yanquis) la población, en general, fue maltratada, la mujer aún mucho más.
Desde su fundación, la FMC tuvo como presidenta a Vilma Espín Guillois, quien integraba el Consejo de Estado y dirigía la Comisión de Atención a la Mujer, la Infancia y la Juventud de la Asamblea Nacional del Poder Popular, participando en la formulación de las leyes que tienen que ver con la mujer, su discusión y elaboración.
Fidel que, por supuesto, apoyó en todo momento a la FMC, llegó a decir, entre otras cosas, que “sin la mujer la obra ingente de la Revolución no habría sido posible”.
Hoy, Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, ha felicitado y reconocido a la FMC. Manuel Marrero Cruz, Primer Ministro de Cuba, también ha felicitado a las federadas del país a quienes ha calificado como una de las fortalezas de la Revolución.
Por su parte, la actual secretaria general de la FMC, Teresa Amarrelle Boue, ha transmitido una calurosa y fraternal felicitación, a la vez que ha destacado su dedicación y empeño.
Mariana Grajales* vive en cada mujer cubana.
* Como su marido y sus hijos, Mariana Grajales, madre de Antonio Maceo, también se adentró en la manigua y colaboró como enfermera. Nacida el 26 de junio de 1808, Mariana murió en Kingston, Jamaica, el 28 de noviembre de 1893, cuando sus hijos en el exilio se preparaban para reiniciar la Guerra Necesaria. José Martí escribió refiriéndose a ella: “Qué epopeya y misterio hay en esa humilde mujer”. Y al tener conocimiento de su muerte: “Es la mujer que más ha conmovido mi corazón”. Desde 1923, los restos de la Madre de la Patria –así se le reconoce hoy a Mariana Grajales en Cuba- reposan en el cementerio de Santa Ifigenia de su natal Santiago de Cuba.