Llegó la gala de los premios Goya, y allí algunos de los protagonistas de las películas premiadas se mostraron muy “rebeldes”; Karl Marx y Vladimir Ilich Lenin se quedaron casi diminutos ante tanta “rebeldía” desatada por ciertos artistas del celuloide. Todo esto, por supuesto, es una broma. Como viene siendo habitual, los burgueses de la interpretación demostraron no saber lo que dicen o, más acertadamente, podríamos decir que dicen lo que les beneficia y callan lo que no les conviene.
La protagonista de la película “Infiltrada” Carolina Yuste, por ejemplo, llegó a decir: “Soy una privilegiada puedo pagar el alquiler de mi casa, así que por favor otra cosa que voy a pedir es derecho a la vivienda digna”.
Esta individua desarrolló el papel que blanquea de manera descarada las infiltraciones policiales. Y de esas infiltraciones el movimiento de la vivienda no está exento. ¿En qué quedó su reivindicación por el derecho a la vivienda digna?
Tampoco se atrevió a decir que la infiltración policial es la enésima versión de represión contra los derechos políticos de la ciudadanía. ¿Por qué no lo dijo o denunció con su estatuilla de Goya en la mano? ¿Miedo a que las cloacas del Estado les retire la subvención y su trabajo como actriz se vea negativamente dañado?