POR NUESTROS BARRIOS, LA CLASE OBRERA, MÁS INTERNACIONALISTA QUE NUNCA,
UNIDA EN LA MISMA LUCHA POR LA (RE)CONQUISTA DE LOS DERECHOS SOCIOLABORALES
Salimos de nuevo POR LOS BARRIOS OBREROS, recordando aquellos “5 mártires de Chicago” –que dieron su vida por “la jornada de 8 horas” en 1886– y comprobando que, más de un siglo después, la lucha por las condiciones laborales no solamente no puede acabar sino que debe resurgir con toda combatividad. Una exigencia de primer orden de la Clase Trabajadora en su Día Internacional debe centrarse en la consecución final de todas las prometidas medidas de mejora de las relaciones laborales así como la reforma real y efectiva del Estatuto de los Trabajadores hasta convertirlo en una ley que ampare y proteja a la clase obrera y no a la empresarial.
Pero también, y sobre todo, a todas las organizaciones sindicales y político-sociales verdaderamente defensoras de las y los trabajadores nos corresponde una reivindicación fundamental: la subida del salario directo y, con especial importancia, del salario indirecto. Esto quiere decir que NO PODEMOS CONSENTIR
QUE SIGAN RECORTANDO Y ANIQUILANDO NUESTRO SISTEMA PÚBLICO. La privatización continuada y el desmantelamiento de la SANIDAD PÚBLICA, la merma de inversión en EDUCACIÓN PÚBLICA en descarado beneficio de la privada y “concertada”, el vaciamiento de fondos de la “hucha de las pensiones”, aún sin devolver, mientras se mantienen pensiones de hambre y de brecha de género… junto a otros recortes, están degradando todos nuestros servicios públicos, dando lugar al empobrecimiento progresivo y galopante de las familias trabajadoras. Todo ello sin contar con la inestabilidad del IPC y el incremento de precios de bienes de consumo básico en los últimos tiempos. Por lo tanto, claramente, las subidas “directas” de los salarios no serían suficientes para la subsistencia digna. Es esencial RECUPERAR Y PROTEGER NUESTROS SERVICIOS PÚBLICOS así como exigir salarios que garanticen el poder adquisitivo de la clase trabajadora.
No podemos tolerar más excusas de engañabobos del tipo “Bruselas obliga”… o “consecuencias de la pertinaz sequía”… Ya está bien de echar balones fuera mientras este corrupto sistema continúa exprimiendo a la clase obrera y haciéndonos pagar sus crisis y desmanes geopolíticos. Hay que empezar a manifestar además muy contundentemente que en el Estado español no vamos a permitir que nos utilicen como carne de cañón para sus guerras. Y esto significa también la suspensión de envíos armamentísticos que nos dictan desde las organizaciones internacionales y la descabellada inversión de fondos públicos en gastos militares. Este sistema criminal necesita de guerras para su supervivencia… y necesita enfrentar a la clase obrera de distintos países, en el intento de que “abracemos” a nuestros enemigos de clase con el discurso bélico-patriótico. Un futuro de progreso y convivencia no se construye sobre el militarismo, la guerra o el genocidio, sino sobre la colaboración y solidaridad entre la clase trabajadora internacional.
La división que fomentan los poderosos y que tan eficaz resulta para sus intereses también busca confrontarnos con la población inmigrante. Más alto que nunca debemos gritar que “nativa o extranjera, somos la misma clase obrera”. Como “misma clase”, la lucha obrera pondrá su centro de atención en los más precarizados, y es ahí donde nos encontramos a esas trabajadoras y trabajadores inmigrantes que el propio sistema necesita explotar en el interior de los países occidentales para mantener el nivel óptimo de precarización tanto de la población “extranjera” como de la “nativa”. Hay un deber fundamental del movimiento obrero internacional en propagar la unidad de clase para poder proteger a los pueblos de todo el mundo de las agresiones y conflictos bélicos desencadenados y perpetrados por intereses económicos capitalistas.
Por ello, el movimiento obrero, nutrido por las y los trabajadores organizados en el sindicalismo consecuente, el que no ha perdido su verdadero sentido y función, tiene que “reconstruirse” como clase junto a los sectores más precarizados y represaliados, que viven situaciones de dictadura laboral, al tiempo que también debe integrarse y fortalecer al movimiento social en todas sus luchas.
¡Viva el Primero de Mayo! ¡Vivan nuestros barrios y la lucha de la clase obrera!