Defentsa Komunitatea (Comunidad de Defensa), red formada por varios espacios de control obrero, ha expuesto esta interesante pregunta: ¿Por qué los pequeños propietarios y la élite económica actúan juntos en el mercado inmobiliario?
En su interesante trabajo que facilitamos a continuación, ella misma responde.
Alianza de intereses entre pequeños y grandes propietarios… y el fascismo
¿Por qué los pequeños propietarios y la élite económica actúan juntos en el mercado inmobiliario? Aunque sus recursos son distintos, comparten un interés común: proteger sus privilegios y aumentar los beneficios.
La clase media busca proteger sus privilegios frente a su empobrecimiento. En temas como la ocupación o el alquiler, los pequeños propietarios usan herramientas como Desokupa o el concepto «inquiocupación» para acelerar desahucios y evitar pérdidas económicas.
Asociaciones como Asval son ejemplo de ello. Pequeños y grandes propietarios, compartiendo servicios legales y presionando al gobierno. ¿El resultado? Leyes más duras contra la ocupación, alquileres un 77% más altos en una década y más dificultades para las familias trabajadoras.
Aunque el 95% de los miembros de asociaciones como Asval son pequeños propietarios, su dirección está controlada por grandes actores como Blackstone e Idealista. En estas asociaciones, los grandes propietarios marcan la agenda, aprovechando la estructura para sus intereses.
Esta «simbiosis» beneficia a ambos: los pequeños propietarios obtienen herramientas para maximizar sus ingresos, mientras que los grandes propietarios centralizan la información y usan una máscara de la «base popular» para impulsar cambios que refuercen su control del mercado.
Los intereses del propietario están bien representados en la política: hasta un 19% de los parlamentarios tiene viviendas en alquiler, 3 veces más que la media poblacional. Esto, junto a rescates como el de SAREB, refleja un sistema que carga el peso sobre la clase trabajadora.
La descomposición de las condiciones de vida lleva a un descontento social el cual el sistema capitalista canaliza contra los sectores más pobres, creando una clase trabajadora pasiva y fragmentada. El fascismo se presenta como garante del «orden» y enemigo de la ocupación.
Este discurso busca dar la vuelta a la visión sobre la lucha de clases: ésta deja de ser el resultado de la crisis capitalista, y la convierten en su causa.
Los okupas son señalados como enemigos del «bienestar nacional», y la ofensiva contra la ocupación normaliza posiciones fascistas en el debate público.
Empresas como Desokupa ejemplifican esta dinámica.
Desde 2016, más de 50 grupos operan como desalojadores extrajudiciales usando amenazas y violencia. Su existencia refuerza la narrativa de orden y seguridad, pero profundiza la precarización de la clase trabajadora.
¿Quieres saber más?
Lee el documento “La ocupación en el contexto político actual (Diagnóstico sobre la ocupación):
DEFENTSA KOMUNITATEA. La ocupación en el contexto político actual