El “delito” del condenado fue lanzar una valla a un agente de los Mossos d’Esquadra, la policía de la burguesía catalana supeditada al Estado español. El lanzamiento, sin embargo, no hirió ni muy levemente siquiera al uniformado. Imposible herirlo, porque la valla no llegó a tocarlo.
Esto sucedió en la noche del 11 de diciembre de 2011, durante una protesta contra la Policía Nacional en la Vía Laietana. Ya se sabe, los cuerpos represivos pueden agredir todo lo que quieran; a ellos, ni en un ejercicio de autodefensa se les puede tocar ni un pelo.
Según informó el pasado jueves Alerta Solidaria, la Fiscalía pedía para Jordi, un vecino de Manresa, 3 años y 9 meses de prisión al solicitar que se le aplicara la agravante de usar un instrumento peligroso. Petición que fue desestimada por la magistrada del Penal 20 de Barcelona, ya que esta consideró que la valla “es tan liviana” que se puede coger con las manos y tirarla. Por otra parte, sostuvo, también, que no fue acreditado que las lesiones en un dedo y la rodilla del agente uniformado fueran causadas por el condenado, por lo que le absolvió del delito leve de lesiones.
Finalmente, como hemos señalado en el titular de esta noticia, Jordi fue condenado a seis meses de prisión.