Sí, estamos refiriéndonos a la gira de la vicepresidenta del gobierno del “cambio” de Colombia, presidido por el socialdemócrata Gustavo Petro.
Fue la misma France Márquez quien, toda orgullosa, lo anunció a través de su cuenta Twitter el pasado 20 de mayo de esta manera:
“Gracias a Open Society por su apoyo financiero y logístico a nuestra visita de alto nivel a Sudáfrica, Kenia y Etiopía. Reconocemos su aporte al fortalecimiento de las democracias en América latina y el Caribe y al papel de las comunidades étnicas frente a la crisis climática”.
Dijo Márquez que reconocen “su aporte al fortalecimiento de las democracias”. ¿Ingenuidad o complicidad? Como sabrán, Open Society es esta fundación auspiciada y financiada por el filántropo multimillonario George Soros, involucrado, con su financiamiento, en las llamadas “revoluciones de colores”, que no son otra cosa que el derrocamiento de gobiernos legítimos, incómodos para los intereses del gran capital, con el propósito de colocar en su lugar a gobiernos títeres complacientes con este. De aportar al fortalecimiento de las democracias, pues, nada de nada.
La vicepresidenta del gobierno colombiano, lejos de tratar de ocultar la mano siniestra de Soros en su gira por África, lo anunció como algo importante.
El 21 de octubre del pasado año, el director general de la CIA, William Burns, pasó por Colombia. Tras su reunión con Gustavo Petro, el presidente del gobierno colombiano escribió en su cuenta de Twitter: “Hace unas décadas quizás seriamos enemigos, hoy le regalo una hamaca y una bolsa de panela”.
Ni que decir tiene que la presencia del ejército de los Estados Unidos cada vez está más presente en Colombia, que ya es decir, con el beneplácito y petición del presidente Petro. Para que le ayuden a salvar la Amazonía, dijo en su día.
Está por ver en qué desemboca tanta complacencia con los eternos enemigos de los pueblos del mundo. Lo que está claro es que, desde el gobierno de Colombia, hacen caso omiso, una y otra vez, a la importante advertencia de Ernesto Che Guevara, cuando dijo: “Y recordemos siempre que no se puede confiar en el imperialismo, pero ni un tantico así, nada”.