Una lectura rápida y engañosa de los resultados electorales de ayer domingo en Chile podría ofrecer un titular tipo «Una candidata comunista gana la primera vuelta de las elecciones». Lo cierto, sin embargo es que la candidata Jeannette Jara, de la UNIDAD POR CHILE (un bloque que agrupa al Partido Comunista, al Socialista y al Frente Amplio, pero también a partidos de centro y conservadores como la Democracia Cristiana, los Liberales, el Partido por la Democracia) ha obtenido el 26% de los votos. Lo que resulta más aterrador es que con la excepción de una candidatura de la izquierda revolucionaria que llegó al 0.65% del electorado, lo demás es neo-con y extrema derecha.
En efecto, los cuatro candidatos restantes, Kast (24%), Kaiser (14%), Matthei (13%) Parisi (20% diciendo que su «Partido de la Gente» es antipolítico) y que se agruparan en la segunda vuelta, rivalizaron en la campaña por ver quién era el que iba a privatizar más, admiraba mas a Milei y Trump y se sentía afín y orgulloso de Pinochet y la terrible dictadura que encabezó desde 1973. Los matices quedaron diluidos al comprobar que el nicho de votos estaba en la extrema derecha y hacia allí fueron los cuatro.
La presidencia de Boric que vituperaba a Nicaragua, Cuba y Venezuela para unirse al coro de Pedro Sánchez y el laborismo inglés, se traduce en tan solo un 25% de aprobación. Su apoyo a la represión de los carabineros y medidas neoliberales en lo económico, acompañadas por la desmovilización absoluta en las calles hicieron el resto. El 14 de diciembre es la segunda vuelta (que disputarán Jara -que dice que abandonará su militancia en el PCCH -y la extrema derecha de la mano de Kast, la presidencia. El tal Kast es hijo de un alemán nazi escapado a Chile tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial y que, sin rubor dijo que si Pinochet estuviera vivo habría votado por él.
