El preso político Oskar Barreras lleva sufriendo 28 años de prisión, pero para sus carceleros de la cárcel de Basauri (donde está recluido) y los del sistema (capitalista) no es suficiente castigo. Por eso, desde el pasado 22 de marzo Barreras está en régimen de aislamiento. Así lo han denunciado sus familiares y amigos.
Según explicaron estos, una discusión que mantuvo el viernes con un guardia penitenciario sirvió como excusa para aislarle. Sucedió que Barreras le dijo al funcionario que una puerta que debía estar abierta estaba cerrada. Ese fue el motivo aparente para tamaño castigo, pero todo parece indicar que el motivo real es que Oskar Barreras es un preso político irreductible para el sistema (capitalista) que lo encarceló.
Las personas cercanas a Oskar Barreras explicaron que, al día siguiente de ser puesto en régimen de aislamiento, ocho guardias de la prisión lo visitaron, y los comentarios que le hicieron “no fueron nada tranquilizadores”. Los familiares y amigos de Barreras denunciaron que “el aislamiento se aplica sistemáticamente ante cualquier problema” y que es un “régimen penitenciario que impone graves restricciones a los derechos del preso”, con “graves consecuencias físicas y psicológicas”.
Los denunciantes consideraron que es “inaceptable” que el preso político tenga que seguir “lidiando con estas condiciones y caprichos de ciertos funcionarios”, por lo que solicitaron la suspensión del aislamiento, así como que “se respeten todos los derechos adquiridos”.