Al ejecutivo español (PSOE+Sumar) no le gusta la revolución bolivariana. Su progrerío termina en cuanto la extrema derecha de Corina y Edmundo los manda callar o el sionismo les ordena (¿para cuándo la condena a Israel y el genocidio?). Es por eso que no acudirán a la toma de posesión del presidente electo Nicolás Maduro, ni enviarán al Borbón para que no se asuste. Otra cosa muy distinta hubiera sido que los Edmundos y Corinas hubieran ganado, ahí sí que no habría discusión. Como no lo hubo cuando veneraron a Guaidó, otro peón del fascismo.
Así son, por la mañana critican a Franco y por la tarde anhelan a la extrema derecha en Venezuela. Su conforme con lo más reaccionario tiene, en el caso del gobierno nacional, el añadido de que varios de los ministros se consideran así mismo de «izquierdas», militan en lo que queda de Sumar e incluso en IU. Una de dos, o por la poltrona en el Consejo de Ministros aguantan lo que sea, o es que la palabra revolución les asusta y buscan refugio con urgencia en el partido de Felipe GonzáleX.