Según recientes noticias[1], el Gobierno de Bolivia, encabezado por el presidente Luis Arce, está considerando la sustitución del dólar estadounidense por el yuan chino en su comercio exterior con China. Esta medida busca hacer frente a la escasez de dólares que afecta al país sudamericano.
Tanto el presidente Arce como representantes del sector empresarial boliviano están a favor de incluir el yuan en el comercio bilateral, siguiendo el ejemplo de otros países de Sudamérica como Brasil y Argentina, y en este sentido, se está evaluando la posibilidad de establecer hasta un banco chino en Bolivia que facilite el intercambio en yuanes.
Esta decisión se ve como una solución para los problemas monetarios que enfrentan varios países de América Latina y además refleja la tendencia global de diversificar las monedas utilizadas en el comercio internacional, reduciendo la dependencia del dólar.
Bolivia se incorpora a la cada vez más larga lista de economías que intentan desprenderse del dólar y empiezan a comerciar en yuanes. Hace no mucho veíamos cómo Brasil incentivaba la creación de una moneda conjunta con el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), así como la aprobación por parte de India de un pago de aproximadamente 318 millones de dólares a Rusia en yuanes, con el fin de eludir las sanciones en las que actualmente se encuentra inmerso este país. En este sentido, son muy significativas las declaraciones del presidente boliviano, Luis Arce, para la prensa nacional: «Las dos economías más grandes de la región ya están transando en yuanes en acuerdos con China. Y la tendencia de la región va a ser esa».
El dólar no deja de ser todavía la moneda dominante, pero eso no quiere decir que el statu quo no pueda cambiar. La economía yanqui muestra claros signos de declive, de modo que es inútil tratar de predecir una fecha para una desdolarización basándose en la tendencia de estos años, teniendo en cuenta que la fortaleza de una moneda depende en gran medida de la situación geopolítica internacional. La posibilidad de que en un futuro cercano una gran parte de América Latina pueda comerciar en yuanes o en monedas locales tiene el potencial de tener un impacto significativo en el comercio en dólares. Por lo tanto, más que determinar cuándo ocurrirá, resulta crucial analizar las acciones que tomará Estados Unidos en respuesta a esta situación.. Al comprender que la economía de Estados Unidos requiere sistemáticamente de desestabilización para que su moneda siga siendo la única opción estable ‑como ocurrió en Ucrania-, nos da pistas sobre el rumbo que podría tomar en el futuro.
[1] https://www.europapress.es/economia/noticia-presidente-bolivia-plantea-pagar-importaciones-china-yuanes-frenar-caida-reservas-20230511183119.html