El 19 y 20 vuelve a cobrar vigencia para amplios sectores populares, de laburantes, de parte de la juventud y se expresa en la pregunta retórica de ¿Qué va a pasar este 19 y 20?
Siempre, en todo momento, el descontento se expresó en las calles a pesar de toda la batería represiva que nos han querido imponer. En el 2001 no pudieron ni con un Estado de Sitio y se tuvieron que ir. No van a poder con un protocolo “antipiquetes”.Y este 20 de diciembre, 22 años después quedó demostrado en las calles de todo el país antes y después del decretazo.
El problema no son los cortes de rutas o que “se impida a transitar libremente”. Nuestro problema es la indigencia, la pobreza, la precarización laboral, no poder curarte, el extractivismo que nos expulsa de nuestros territorios, todo como consecuencia directa de sus políticas económicas.
Se empecinan en aplicar recetas que ya intentaron imponernos y por las cuales se tuvieron que ir.
Si hay hambre hay rebelión.
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A 22 años, de la rebelión popular: los y las heroínas asesinadxs en el Argentinazo de 2001
Hoy más que nunca, por las terribles circunstancias que vive el país, es necesario recordar a quienes dieron su vida en las calles de Buenos Aires y todo el país, en aquel 20 de diciembre de 2001. Hacían, como ahora, uso del derecho a la protesta frente al despojo, la hambruna y la represión de los gobernantes, en aquel momento era el turno del presidente De la Rúa. Miles salieron a la calle, como hoy, para desafiar el estado de sitio y gritarle en la cara a la casta de entonces y a su ministro de Economía, Domingo Cavallo, “que se vayan todos”. La policía al servicio del poder respondió con balas y así fueron asesinados 39 luchadores y luchadoras.

La semiinsurrección popular del 19 y 20 de diciembre fue ferozmente reprimida por órdenes del gobierno de De La Rúa, de su secretario de seguridad y por órdenes directas del Jefe de Policía quien está probado ordenó la utilización de balas de plomo. Investigaciones de la CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional) y de varios medios digitales fue conformando la lista de los 39 asesinados por esta represión. Los asesinatos ocurrieron en casi todo el país construyendo el mapa del estallido. Algunos de ellos fallecieron tiempo después producto de las heridas recibidas durante la represión.
Acosta, Graciela (35 años). Militante de DD.HH. Baleada por la policía frente a un supermercado, Ciudad de Santa Fe.
Almirón, Carlos “Petete” (24 años). Militante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI). Disparo de la Policía, Av. 9 de Julio y Av. de Mayo.
Álvarez Villalba, Ricardo (23 años). Asesinado en Rosario, Santa Fe.
Arapi, Ramón Alberto (22 años). Estaba con amigos tomando tereré en el Barrio Nuevo, Corrientes. Asesinado por un grupo para policial.
Aredes, Rubén (24 años). Asesinado por la Policía Federal en Ciudad Oculta, Ciudad de Buenos Aires.
Avaca, Elvira (46 años). Recibió un escopetazo con balas policiales frente a un supermercado. Río Negro.
Ávila, Diego (24 años). Villa Fiorito, Buenos Aires.
Benedetto, Gustavo Ariel (30 años). Baleado desde adentro del Banco HSBC, de Avenida de Mayo y Chacabuco, Ciudad de Buenos Aires.
Campos, Walter (17 años). Asesinado por un tirado de las TOE en Rosario, Santa Fe.
Cárdenas, Jorge (52 años). Baleado el 19 a la medianoche en las escalinatas del Congreso de la Nación.
Delgado, Juan (28 años). Asesinado cuando está reclamando alimentos frente a un supermercado en Rosario, Santa Fe, herido con balas de goma y rematado por un policía con su arma oficial.
Enríquez, Víctor Ariel (21 años). Asesinado en Almirante Brown, Buenos Aires.
Fernández, Luis Alberto (27 años). Asesinado frente a un supermercado en Tucumán. El disparo lo hizo un gendarme.
Ferreira, Sergio Miguel (20 años). Baleado durante las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. Murió un año después a raíz de una complicación hepática desencadenada por el balazo en el hígado recibido cuando la Policía cordobesa reprimió duramente un saqueo a un supermercado del barrio Villa El Libertador.
Flores, Julio Hernán (15 años). Asesinado en Merlo, Buenos Aires.
García, Yanina (18 años). Recibió un disparo cuando, salió a la vereda a buscar a su pequeña hija en Rosario, Santa Fe.
Gramajo, Roberto Agustín (19 años). Asesinado por la Policía Bonaerense en Almirante Brown, Buenos Aires.
Guías, Pablo Marcelo (23 años). Asesinado en San Francisco Solano, Buenos Aires.
Iturain, Romina (15 años). Asesinada mientras estaba en su casa frente a un supermercado, por una bala policial en Paraná, Entre Ríos.
Lamagna, Diego (26 años). Murió herido con una bala de plomo. Disparado por policías de civil desde un auto en la Ciudad de Buenos Aires.
Legembre, Cristian E. (20 años). Asesinado en Castelar, Buenos Aires.
Lepratti, Claudio “Pocho” (35 años). Militante social. Estaba en la terraza de la escuela en la que colaboraba como cocinero. La canción de León Gieco en la canción que lo recuerda y testigos confirman que frente a los disparos que Pocho gritaba que en el lugar solo había chicos comiendo. Velásquez, el efectivo condenado a 14 años de prisión, dijo en la reconstrucción que disparó sin apuntar y que no sabía si tenía balas de goma o de plomo. Fue en Rosario, Santa Fe.
Márquez, Alberto (57 años). Durante la manifestación en la Ciudad de Buenos Aires, Márquez recibió dos balazos en el tórax, provenientes de un grupo de policías uniformados y de civil que disparaban a la manifestación.
Moreno, David Ernesto (13 años). Asesinado por la espalda por la Policía de Córdoba.
Pacini, Miguel (15 años). Asesinado en la provincia de Santa Fe.
Paniagua, Rosa Eloísa (13 años). Asesinada por una bala policial. en Paraná, Entre Ríos, frente a un supermercado.
Pedernera, Sergio (16 años). Baleado en la provincia de Córdoba. Una bala policial le produjo paraplejia y luego la muerte.
Pereyra, Rubén (20 años). Baleado por la Policía cuando regresaba con una caja con alimentos entregados por un supermercado. En Rosario, Santa Fe.
Ramírez, Damián Vicente (14 años). Asesinado de un balazo en Gregorio de Laferrere, Buenos Aires.
Salas, Ariel Maximiliano (30 años). Asesinado en Gregorio de Laferrere, Buenos Aires.
Ríos, Sandra. Asesinada durante las jornadas del 19 y 20 de diciembre. Sin datos.
Riva, Gastón Marcelo (30 años). Circulaba en moto por Avenida de Mayo en la Ciudad de Buenos Aires, cuando recibió un disparo policial en el pecho.
Rodríguez, José Daniel. Asesinado en Paraná, Entre Ríos.
Rosales, Mariela (28 años). Asesinada en Lomas de Zamora, Buenos Aires.
Spinelli, Carlos Manuel (25 años). Asesinado por un disparo efectuado desde un auto Volkswagen en Pablo Nogués, Buenos Aires.
Torres, Juan Alberto (21 años). Sufrió una herida de arma de fuego en la zona abdominal en Corrientes.
Vega, José (19 años). Asesinado en Moreno, Buenos Aires.
Villalba, Ricardo (16 años). En Rosario, Santa Fe, recibió un balazo en un ojo cuando pedía alimentos frente a un autoservicio. Murió días después.
Como eran y qué pensaban algunos de quenes cayeron luchando contra un gobierno vendepatria y represor
Diego Lamagna (27) daba exhibiciones de Freestyle con su bicicleta. Viajaba por el interior del país pero esos días se había quedado en su casa en Avellaneda. La mañana del 20 de diciembre veía con su mamá en la televisión lo que sucedía en la Plaza de Mayo. En la pantalla pasaban las imágenes de los policías tirando los caballos encima de las Madres. “Mirá lo que están haciendo”, se indignó. Unos segundos después se puso su gorra y caminó hacia la puerta. “A la noche vuelvo”, le dijo a su mamá antes de salir. Fernando de la Rúa había decretado el estado de sitio el día anterior y solo se hablaba de lo que pasaba en el centro de la Ciudad. El colectivo 24 lo llevó hasta allá. Diego se sumó a la protesta. Gritó, cantó y caminó unas pocas cuadras. Apenas una hora después de salir de su casa, cerca de las 16.20, recibió dos disparos en el pecho. Los que lo vieron desplomarse en Avenida de Mayo y Tacuarí lo levantaron y lo llevaron hasta donde estaban las ambulancias. Diego murió mientras lo trasladaban. Fue uno de los cinco asesinatos en las inmediaciones de la Plaza ese día de 2001.
Poco después, Gastón Riva (31) recorría las calles en la moto con la que repartía correspondencia y pizzas. El día anterior ya había estado por esas calles mientras trabajaba. Le había contado a su esposa María que quería volver a la Plaza. Por eso ella estaba nerviosa en la casa, junto a sus tres hijos, tratando de saber por dónde andaba su marido. Cerca de la 9 de Julio, Gastón iba y venía, ayudaba a los que habían quedado ahogados por los gases. En uno de esos recorridos, un tiro de escopeta en el pecho lo hizo caer de espaldas. Su moto siguió unos metros más y también cayó. María vio por TV cómo llevaban un cuerpo ensangrentado. Reconoció las ropas de Gastón. Horas más tarde le dijeron que estaba muerto en el hospital Argerich.
Muy cerca de donde le dispararon a Diego y a Gastón, también caminaba Carlos “Petete” Almirón (23). El estudiaba sociología, ponía membranas en los techos con el marido de su mamá y militaba en el Movimiento de Desocupados 29 de Mayo de Monte Chingolo y en la Correpi. Ese día, junto a sus compañeros, habían decidido en asamblea ir a la Plaza de Mayo. Desde chico Carlos arrastraba un poco una de sus piernas pero igual seguía a paso firme en la multitud. Cuando encabezaba una columna que intentaba volver hacia la Plaza, en 9 de Julio y Avenida de Mayo recibió un disparo en el pecho de un arma policial. Lo llevaron en ambulancia al Argerich, donde fue operado dos veces, pero murió antes de la medianoche.
Esa mañana del 20, Gustavo Benedetto (23) llegó primero al supermercado Día de La Tablada, donde todos los días trabajaba 12 horas por un sueldo que no le alcanzaba. Los dueños del local no habían querido abrirlo por miedo a los saqueos que se repetían en el conurbano. Al mediodía, finalmente sus temores se hicieron realidad, los vecinos abrieron la persiana y entraron a llevarse alimentos. Al rato, a Gustavo le avisaron que no volverían a abrir y que ya no tenía más trabajo. Entonces decidió ir a la Plaza. Se subió al 126 para que lo acercara a la zona. Viajó casi una hora y media hasta que llegó a Avenida de Mayo. Allí se daba una de las más duras represiones contra grupos de motoqueros. En medio de las corridas, policías habían comenzado a disparar y a detener manifestantes. Gustavo era flaco, medía 1,90 y sobresalía en la multitud. Una cámara de Crónica TV lo tomó en Avenida de Mayo al 600, frente al banco HSBC, cuando un grupo de policías que estaban en el espacio de los cajeros automáticos comenzó a disparar. “¡Están tirando desde adentro!”, se llegó a escuchar por televisión, cuando una bala le dio en la cabeza a Gustavo. Su hermana y su mamá vieron en directo esas imágenes.
Cerca de las 19.30, cuando los que estaban en la zona pensaban que la violencia disminuiría porque De la Rúa ya había renunciado, fue asesinado Alberto Márquez (57). Militante peronista de San Martín, vendía seguros, estudiaba Derecho y había comenzado a dar clases en un secundario. Tenía tres hijos. Ese día estaba en una plazoleta de la 9 de Julio, entre Sarmiento y Perón. Márquez hablaba por teléfono y pedía detalles de lo que sucedía en la Rosada con el ex presidente. Iba acompañado por Marta, su pareja, cuando dos autos y una camioneta estacionaron frente a la plazoleta de la República. Según los testigos, hombres vestidos de civil, que llevaban chalecos de la Policía Federal le dispararon dos tiros en la espalda. Quedó tirado en la calle abrazado por su compañera. Fue el último que murió ese día en el que De la Rúa subió a los techos y se fue en helicóptero de la casa de gobierno.
Quince años más tarde, el 23 de mayo de 2016, el Tribunal Oral Federal N° 6, condenó al ex secretario de Seguridad Interior de De la Rúa, Enrique Mathov, al ex jefe de la Policía Federal Argentina, y a Rubén Santos, por ordenar y dirigir la represión policial que el 20 de diciembre de 2001 provocó las cinco muertes y decenas de heridos en la ciudad de Buenos Aires. También condenó a los comisarios Norberto Gaudiero y Raúl Andreozzi por sus responsabilidades en el operativo y a otros cinco policías. En diciembre de 2021, la Cámara de Casación confirmó las condenas.
El ex presidente Fernando de la Rúa, quien tomó las decisiones que provocaron la brutal represión, entre ellas, la declaración del estado de sitio, fue sobreseído en instancias previas a este juicio. Por este motivo, en noviembre de 2015 el CELS presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos una denuncia que busca que el sistema interamericano aborde los límites de la declaración e implementación del estado de sitio en los términos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y fije estándares sobre el uso de la fuerza en las protestas y manifestaciones.
“Petete” Almirón, el militante incansable
Carlos “Petete” Almirón tenía 23 años y fue asesinado el 20 de diciembre de 2001 cuando encabezaba una columna de manifestantes de la Correpi en Avenida de Mayo y 9 de Julio. A días de que se cumplan 20 años del estallido social, político y económico de 2001, un repaso por su historia.
“Petete” Almirón estudiaba Sociología en la UBA, colaboraba con la Correpi y militaba en un movimiento barrial independiente de izquierda, en Remedios de Escalada. Antes, había trabajado como colocador de membranas, pero se había quedado desocupado y sobrevivía con un Plan Trabajar de la municipalidad de Lanús.
Según un artículo publicado por la revista Rolling Stone en febrero de 2002, en un primer momento existieron dos versiones sobre su muerte: que lo asesinó un policía de civil que disparó desde un Fíat Palio blanco o que fue asesinado porque le pegó una cápsula de gas lacrimógeno en el pecho, cayó al suelo y luego un oficial de civil bajó de un patrullero y lo remató.
Petete murió asesinado como consecuencia de la hemorragia interna que le produjo el balazo en le tórax.
Petete Almirón tenía 24 años, vivía en Villa Adelina y etudiaba Sociología y trabajaba. Era militante de la Correpi y recibió un disparo en el pecho cuando encabezaba una columna de manifestantes en Avenida 9 de julio y Avenida De Mayo.
“Era muy bondadoso, se quedaba sin comer para darle de comer a otras personas”, decía su madre.
“Caminaba las villas, conseguía bolsones de comida, lo he visto a él el 19, me había pedido que le enseñe a hacer un omelette”, lo recordaba su madre en el documental.
Claudio “Pocho” Lepratti, el ángel de la bicicleta
Militante social y delegado de ATE. La Policía santafesina lo asesinó el 19 de diciembre de 2001, cuando intentaba proteger a los niños/as que comían en la escuela donde trabajaba.

El 19 de diciembre, en medio de la crisis del 2001, que terminaría con la caída del presidente Fernando De la Rúa, varios policías que llegaron desde la ciudad de Arroyo Seco -a 30 km al sur de Rosario- comenzaron a disparar en el fondo de la escuela. Lepratti subió al techo para defender a los menores que en su interior se encontraban comiendo. Se asomó gritando: ¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!
El uniformado Esteban Velásquez hizo fuego con su escopeta Itaka con balas de plomo, acertándole con una posta en la tráquea, lo que le causó a Lepratti una muerte instantánea.
El hecho motivó el procesamiento y posterior condena a 14 años de prisión para Esteban Velásquez, dictada por el juez de sentencia Nº 3, Ernesto Genesio, con el cargo de homicidio agravado por el uso de arma. Además, tanto Velásquez como la provincia de Santa Fe fueron condenados a resarcir económicamente a los familiares de la víctima por los daños y perjuicios causados.
Desde entonces, Pocho Lepratti se convirtió en símbolo de la resistencia.
“El trabajo nos hace ascender como personas, mientras que la falta de trabajo nos incita a la violencia, a la droga, a la delincuencia”. Pocho Lepratti
SU VIDA Y MILITANCIA
Claudio Lepratti nació el 27 de febrero de 1966 en Concepción del Uruguay, Provincia de Entre Ríos. Cursó la escuela primaria en la Escuela N° 30 “Alejandro Aguado” y la secundaria en el Colegio “Santa Teresita” de Concepción del Uruguay, perteneciente a la orden Salesiana.
Entre 1983 y 1985 estudió Derecho en la UNL como alumno libre. Durante estos mismos años, se desempeñó como cooperador salesiano. Al año siguiente ingresa como seminarista en el Instituto Salesiano “Ceferino Namuncurá” de la localidad de Funes (Santa Fe) y elige la carrera religiosa de “hermano coadjutor”.
Cinco años más tarde, abandona el seminario y se radica definitivamente en la ciudad de Rosario. En Barrio Ludueña donde empieza a participar activamente en las organizaciones de base que durante más de treinta años venía promoviendo el Padre Edgardo Montaldo, el referente religioso, social y ético que encontró Pocho Lepratti en su búsqueda de llevar al terreno de las realidades su opción por los pobres.
Entre otras tantas actividades, participó y promovió la formación de una veintena de grupos de niños y jóvenes de las barriadas populares de Rosario.
En el mismo barrio Ludueña, Claudio promovió la realización de campamentos y talleres de formación. Y promotor de grupos de huertas orgánicas y cría de pollos a través de su participación en el ProHuerta.
En el año 2001 viajó al seminario del Cesep de Brasil, en el que se encontró con algunas de las más importantes experiencias de organización y lucha popular de América Latina, por ejemplo las desarrolladas por las comunidades eclesiales de Base de Brasil, el Movimiento de los Sin Tierra, el Zapatismo del Estado de Chiapas en el sur de México, el Centro Memorial Martín L. King de Cuba y un centenar de militantes de base de otros países.
En su actividad gremial fue delegado de Base y congresal provincial de ATE, y congresal de la CTA.
Claudio militó y acompañó activamente la organización de la lucha en solidaridad con los trabajadores en conflicto a través de movilizaciones, instalación de carpas de protesta, huelgas, etc.
Trabajó también en la Cocina Centralizada de Rosario desde fines de 1992 hasta diciembre de 1996, cuando después de un duro conflicto de los trabajadores no docentes de los comedores escolares, el conflicto culminó cuando se logró que el Gobierno Provincial tomara a un grupo de trabajadores, entre los que se encontraba Pocho. A partir de entonces, pasó a desempeñarse como personal no docente de comedores escolares en la Escuela 756 del barrio Las Flores, hasta el día en que lo asesinaron.

En Córdoba Capital varias organizaciones sociales se movilizaron para reclamar alimentos
Frente al desabastecimiento de comedores, marcharon y reclamaron en Córdoba por alimentos.




(Con información de Fogonerxs, Radio La Revuelta y Resumen Latinoamericano)