Los vientos de guerra sacuden Europa con fuerza creciente.
Tras la más que previsible derrota de la OTAN en Ucrania a manos de Rusia se reproducen las declaraciones, tanto del secretario general de la Alianza, Jens Stoltemberg, como de todos y cada uno de sus vasallos gobiernos de la UE. Como loros, reiteran que la derrota de Rusia es indispensable para la seguridad y estabilidad de Europa, que la guerra con Rusia es inevitable y que es necesario prepararse para ella a corto plazo. La propaganda de guerra más ramplona repite machaconamente desde los grandes medios de comunicación, propiedad de las grandes corporaciones, que Rusia, encabezada por el malvado Putin, va a invadir Europa.
La realidad es que el imperialismo sionista anglosajón (estructura de poder poder político, económico, militar, mediático y cultural que representa los intereses de la oligarquía integrada por los grandes fondos de inversión, bancos y multinacionales) con la complicidad de los gobiernos de la UE, se dispone a acometer, en suelo europeo, su objetivo estratégico desde hace más de un siglo: desmembrar y dominar Rusia, para después adueñarse de China. El momento ha llegado y el tiempo les apremia cuando la crisis capitalista se ceba sobre todo en unos EEUU y en una UE que ven cómo sus intereses, basados en la política de las cañoneras, se ven confrontados por otro tipo de alianzas dirigidas precisamente por un país con enormes recursos y avanzada tecnología armamentística, como Rusia, y por otro que aúna recursos y un poderoso desarrollo industrial y bvccomercial, China.
La preparación del ataque que la OTAN proyecta contra Rusia, verdadero leitmotiv de la creación de la Alianza hace ahora 75 años, se ha venido gestando por EEUU desde la desaparición de la URSS, en torno a tres procesos:
- la incorporación a la Alianza de los países de la órbita de la URSS, iniciada por decisión del presidente Clinton, vulnerando acuerdos oficiales con Rusia[1]
- el golpe de Estado del Maidán, la violación de los Acuerdos de Minsk, la provocación a Moscú para que entrara en la guerra de Ucrania y el bloqueo a las conversaciones de paz en Turquía en abril de 2022.
- y, sobre todo, la cancelación de las históricas y profundas relaciones económicas y comerciales de los países de la UE, sobre todo de Alemania, con Rusia.
Este último asunto es la gran victoria que puede apuntarse el imperialismo anglosajón, representante de la oligarquía occidental. La destrucción de empresas provocada deliberadamente por la pandemia Covid, mediante un injustificable – desde el punto de vista epidemiológico – cierre de la economía, se ha continuado mediante decisiones políticas, obviamente intencionadas, tales como:
- la elevación de los tipos de interés para combatir una inflación en buena medida creada artificialmente
- el brutal aumento de los precios de la energía, consecuencia directa del sabotaje de los gaseoductos que proporcionaban gas ruso, barato y de calidad, perpetrado por el mismo imperialismo anglosajón y que la UE se ha negado a investigar.
- las políticas “verdes” de la UE que subvencionan con los Fondos Next Generation a grandes multinacionales para la transición energética y multan a quienes no pueden incorporar la tecnología controlada por esas mismas corporaciones
El resultado ha sido la desindustrialización de la UE, sobre todo de Alemania, acelerada también por el traslado de grandes empresas europeas a EE.UU buscando menores costes financieros y energéticos e incentivada por la subvenciones previstas por Washington a empresas que allí se radiquen mediante la Ley de Reducción de la Inflación (IRA)[2] A ello se ha unido la destrucción masiva de pequeñas y medianas empresas con la correspondiente centralización y concentración de capital, dirigida y planificada desde la UE y ejecutada servilmente por los gobiernos, al tiempo que transferían a manos llenas fondos públicos, los Next Generation, a las grandes multinacionales.
Esas son exactamente las políticas contra las que legítimamente protestan los agricultores, ganaderos y pescadores y que son las mismas que, con la complicidad activa de gobiernos y grandes sindicatos, destruyeron la mayor parte de la industria pesada, la minería, los astilleros, la agricultura y la ganadería, durante la “reconversión” de los años 80 y 90. El gran sarcasmo esgrimido entonces como justificación fue que todo ello, junto a la incorporación de España a la OTAN, era el peaje necesario para entrar en “Europa”, el paraíso de los derechos sociales y laborales. Una vez comprobado en qué consiste realmente ese edén, el mantra usado ahora para justificar políticas cuyo objetivo es engordar los beneficios de las grandes corporaciones mientras destruyen las condiciones de vida de la inmensa mayoría de los seres humanos, es “la protección de la naturaleza” que esas mismas multinacionales destruyen.
La economía de guerra: recortes sociales, grandes negocios y corrupción.
Sobre esta Europa en fase acelerada de autodestrucción y otra vez vendida por sus gobiernos a los intereses de potencias extranjeras (antes rindió vasallaje a Hitler y ahora al imperialismo anglosajón), se cierne otra vez la amenaza de guerra mundial. Sin poder esgrimir justificación creíble alguna – nadie en su sano juicio puede creer que Rusia vaya a tacar a un país de la OTAN – los líderes europeos, compitiendo entre sí en servilismo y estupidez, llaman a los pueblos a “prepararse para la guerra”.
l
Mientras la pobreza se extiende en los barrios obreros, los desahucios prosiguen ejecutados por los mismos bancos que fueron rescatados con decenas de miles de millones de dinero público y los suicidios muestran el rostro más terrible del sufrimiento humano, los gobiernos de la UE, incluido de forma destacada el del PSOE- Sumar, declaran la economía de guerra.
Pero, ¿qué es la economía de guerra? La economía de guerra significa que la prioridad absoluta de toda la sociedad es destinar recursos a la industria militar, todo ello cuando ya en 2023 el gasto militar se incrementó en un inédito 25%, alcanzando los 28.000 millones de euros que es más de un tercio del gasto sanitario público. Quiere decir que van a recortar, aún más, el gasto social en pensiones, desempleo, sanidad, educación, servicios sociales, etc., para destinarlo a la compra de armamento y suministros militares. Supone preparar grandes ejércitos y volver al servicio militar obligatorio, cuyo establecimiento se debate abiertamente en los diferentes países de la UE [3] Significa que el complejo militar industrial, los fabricantes de armas y de todo tipo de tecnología militar, incluida la industria farmacéutica, empresas privadas en su totalidad que de forma mayoritaria son propiedad de las grandes multinacionales anglosajonas del sector, van a multiplicar sus ya fabulosas ganancias. Al mismo tiempo los poderosos grupos de presión de la industria armamentística, que controlan los puntos clave del poder, van a influir decisivamente para que la guerra, su gallina de los huevos de oro, siga bien alimentada, mientras nos encaminan al precipicio.
Una confrontación abierta y directa de la OTAN con Rusia, que probablemente ésta sola no pudiera soportar, supondría que ante una amenaza directa para su existencia – como ya ha anunciado el Kremlin – utilizaría sus armas nucleares. Esas armas nucleares tácticas llegarían a países europeos, los cuales a su vez responderían, dando lugar al uso de armas nucleares estratégicas con capacidad de ocasionar la muerte a centenares de millones de personas. Este es el siniestro juego al que tienen la intención de abocarnos estos gobiernos lacayos, aprendices de brujo con casco de guerra.
Todo este engranaje anida sobre un enorme conglomerado de corrupción política que sirve al mismo tiempo para engrosar los negocios y para establecer mecanismos de control social que cada vez se parecen más al fascismo.
Por ejemplo:
- La coerción a la vacunación con fármacos experimentales, estuvo precedida en la UE por la compra de miles de millones de dosis de Pfizer y otras multinacionales, decidida mediante contratos hasta hoy secretos, por la presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen. Esta mujer, acusada formalmente de corrupción por la compra de vacunas, está casada con un alto cargo de Pfizer y su hijo era a su vez directivo de la empresa McKinsey que diseñó la propaganda mundial para imponer la vacunación.
- La misma Von der Leyen, antes de ser presidenta de la Comisión Europea, fue ministra de Defensa en Alemania y sigue investigada por corrupción. Tras las elecciones europeas pretende seguir en el cargo cinco años más para, entre otras cosas, reforzar la industria militar, nombrar un Comisario Europeo de Defensa y que la UE realice, con los fondos rusos depositados en bancos europeos y bloqueados por las sanciones, compras militares conjuntas, ya que “hay que gastar más y gastar mejor”. Las acusaciones repetidas de corrupción contra ella, no parecen representar obstáculo alguno.
- A escala local, el gobierno PSOE – Podemos, ahora con Sumar en el Ministerio de Sanidad y los gobiernos de las CC.AA. apoyados por las izquierdas institucionales y extraparlamentarias, impusieron las mascarillas obligatorias, sin informe técnico que sustentase su utilidad, mientras una red mafiosa que incluye varios ministerios y gobiernos autonómicos, hacía su agosto con su venta, con la correspondiente cadena de sobornos.
La subcontratación de la censura y el refuerzo del control social
Como la historia nos enseña, el recurso del capitalismo a la destrucción y a la guerra para gobernar sus crisis, genera situaciones de desestabilización social que podrían poner en riesgo los poderes establecidos.
En estas situaciones que suponen objetivamente una agudización de la lucha de clases, la preparación para la guerra implica un reforzamiento excepcional de los mecanismos de control social. A ese objetivo deben servir, si consiguen aprobarlo en mayo de este mismo año, el Tratado de Pandemias y las Enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional de la OMS que en esencia pretende erigir a su director en autoridad sanitaria mundial con potestad para imponer las medidas implementadas durante la pandemia como normas de obligado cumplimiento a escala mundial.
Además de la Ley de Servicios Digitales, una nueva vuelta de tuerca se prepara para reforzar la censura y la manipulación informativa de cara a las elecciones europeas del 9 de junio. En el “paraíso de las libertades” hace tiempo que además de la dictadura del dinero – sólo la burguesía tiene grandes medios de comunicación – se ha pasado a la restricción de derechos fundamentales como el derecho a la información y a la libertad de expresión utilizando mecanismos de censura coordinada entre los grandes medios – ya implementados durante la pandemia – y reforzados con la guerra en Ucrania. Para dar idea del sometimiento de las fuerzas políticas baste mencionar que la decisión de censurar en la UE a Rusia Today y Sputnik, o la creación en 2022 por el gobierno PSOE – Podemos de un Foro contra la Desinformación dirigido por el general Ballesteros, no han suscitado ninguna reacción política.
Este año 2024 tendrán lugar tres elecciones ante las que, a pesar de que pudiera parecer que la oligarquía tiene todo controlado, empieza a hablarse de adoptar medidas excepcionales.
En Gran Bretaña, en fecha aún por fijar, habrá elecciones generales y en EEUU, presidenciales en el mes de noviembre. La probabilidad creciente de que D. Trump pudiera ganarlas, el trastocamiento de alianzas y objetivos que ello pudiera ocasionar, especialmente en relación con Rusia, alimenta los rumores de que pudieran suspenderse las elecciones, hecho inédito en la historia de EEUU, con el pretexto de la “injerencia rusa”.
Ante las elecciones europeas, entre las élites gobernantes, empieza a crecer el miedo a que, tal y como está sucediendo con los agricultores (en Bruselas embistieron con sus tractores las vallas de protección durante una reunión del Consejo de Ministros de la UE y Macron fue duramente increpado en una feria agrícola), del malestar social cobren fuerza organizaciones políticas que rechazan la OTAN y el incremento de los gastos militares. Ante este riesgo, la supuesta Europa democrática se arranca otra careta. Una empresa estadounidense, de Silicon Valley, Meta, propietaria de Facebook, Instagram y Threads, se dispone a ejercitar el control y la censura en las elecciones al Parlamento Europeo, al parecer de motu proprio, pero obviamente con la aquiescencia de la Comisión Europea. Sin el menor pudor, a cara descubierta, Meta cuenta cómo se prepara para ello[4].
Esto es lo que dice sobre sus preparativos:
“A medida que se acerquen las elecciones, activaremos un Centro de Operaciones Electorales para identificar amenazas potenciales y contrarrestarlas en tiempo real” (…)”Hemos firmado un acuerdo tecnológico para combatir la difusión de contenido engañoso de IA en las elecciones”. Después de haber intervenido en 200 elecciones en todo el mundo, según dicen, “Desde 2016, hemos invertido más de 20 mil millones de dólares en seguridad y protección y cuadriplicamos el tamaño de nuestro equipo global que trabaja en este área hasta alrededor de 40 000 personas. Esto incluye 15.000 revisores de contenido que revisan contenido en Facebook, Instagram y Threads en más de 70 idiomas, incluidos los 24 idiomas oficiales de la UE”. Por si cabía alguna duda, cuentan cómo trabajan: “No permitimos anuncios que incluyan contenido desacreditado. Tampoco permitimos anuncios dirigidos a la UE que disuadan a la gente de votar en las elecciones; poner en duda la legitimidad de la elección; contener afirmaciones prematuras de victoria electoral; y poner en duda la legitimidad de los métodos y procesos de elección, así como su resultado. Nuestro proceso de revisión de anuncios tiene varias capas de análisis y detección, tanto antes como después de que un anuncio se publique”.
Por si alguien se olvidó, las redes sociales son empresas privadas, no son independientes, no son nuestras. Lo relativamente nuevo, lo que pone de manifiesto cómo se pisotean los supuestos derechos fundamentales, es que, al igual que ocurrió con el Covid, después con la guerra de Ucrania y ahora con las elecciones europeas, los gobiernos incorporan a un emporio estadounidense como Meta, a las tareas de censura y manipulación informativa en redes sociales que ya venían haciendo de forma especializada empresas como, en el Estado español, maldita.es y newtral- Ana Pardo – La Sexta.
Estos mecanismos que, habitualmente, llevan a cabo los servicios secretos, ahora se subcontratan con empresas privadas extranjeras. Verdaderamente, los fenómenos, en su desarrollo, muestran su propia esencia. La UE expresa cada vez más su naturaleza de burocracia oligárquica contra los intereses populares y que, al servicio de una potencia extranjera, está decidida a provocar una guerra mundial. Los pueblos, casi a tientas, empiezan a vislumbrar el abismo al que la oligarquía burguesa los conduce, a la espera de que surja con la fuerza necesaria una organización política que represente una alternativa socialista al capitalismo imperialista, que en todo caso debe partir de la salida de la UE y la OTAN. Esa tarea sólo puede llevarla a cabo una clase obrera – hoy obnubilada y maniatada por el reformismo otanista, político y sindical – que sea consciente de su misión histórica de acabar con el sistema capitalista que, en su agonía, es más criminal que nunca. En su éxito nos va la vida.
- – ¿Y usted no cree que la verdad, si es tal, se impone también sin nosotros?
- – G. Galilei. – No, no y no. Se impone tanta verdad en la medida en que nosotros la imponemos. La victoria de la razón sólo puede ser la victoria de los que razonan.
Galileo Galilei. Bertolt Brecht.
- Ángeles Maestro, militante de la Coordinación de Núcleos Comunistas (CNC).
Marzo de 2024
[1] https://nsarchive.gwu.edu/document/16116-document-05-memorandum-conversation-between
[2] La Ley de Reducción de la Inflación (IRA), en vigor desde marzo de 2023, destina hasta 369.000 millones de dólares (más de 341.000 millones de euros) en créditos fiscales, reembolsos directos y subvenciones para ayudar a las empresas a invertir y producir tecnología verde, como turbinas eólicas, paneles solares, bombas de calor y vehículos eléctricos.
Esas cuantiosas ayudas, que se repartirán a lo largo de los próximos diez años, sólo se concederán si estos productos se procesan y ensamblan mayoritariamente en Norteamérica.
[3] https://www.dw.com/es/europa-debate-el-regreso-del-servicio-militar-obligatorio/a-65858730
[1] https://about.fb.com/news/2024/02/how-meta-is-preparing-for-the-eus-2024-parliament-elections/