Kudo, una empresa de interpretación de idiomas, ha desarrollado una tecnología de inteligencia artificial (IA) que permite traducir y pronunciar discursos en tiempo real durante videoconferencias, eliminando la necesidad de intérpretes humanos. Aunque la IA de Kudo aún presenta algunas limitaciones, como una voz ligeramente robótica y un “retraso” en comparación con las interpretaciones humanas, se ha utilizado con éxito en conferencias en línea y se integra con Microsoft Teams.
Sin embargo, los expertos que han podido analizar la experiencia desde su perspectiva de mercado, consideran que la IA de Kudo se ve como una solución efectiva en situaciones donde no hay intérpretes humanos disponibles de inmediato; reconociendo, con la boca pequeña, que la precisión del 100% se logra mejor con intérpretes humanos en contextos críticos, como las sesiones del Parlamento Europeo. Y no solo eso, los propios desarrolladores y mecenas de esta nueva generación de la IA generativa aseguran que traducción de idiomas está avanzando rápidamente, y esperan que en el próximo año pueda lograr traducciones simultáneas precisas en el 90% de las situaciones comunes.
Hoy, “precisión”, no solo se ajusta a la literalidad de la traducción (ésta ya está conseguida); también incluye la interpretación de contextos e incluso la interpretación de metáforas sencillas (todo lo que esté registrado y medido, ha sido incorporado). Mientras tanto, estas tecnologías se encuentran inmersas en una ávida carrera de entrenamiento de sus modelos para proporcionarles la capacidad de interpretación profunda del lenguaje, conceptos abstractos, semántica cognitiva, intencionalidad, y muchas otras características hasta ahora (e históricamente) habían sido consideradas como exclusivas de los seres humanos. Hechos que perturban hoy no a pocos, que invocan con creciente temor la “imposibilidad” del equiparamiento de las capacidades de las IAs con las humanas, atrincherados en una inerte esperanza; mientras que otros, ya rendidos al “inevitable” horizonte, claman desesperados e incluso sucumben sistemáticamente a la más indolente de las conspiraciones. Pero esa no es la cuestión ni el problema a abordar en absoluto.
Hoy sabemos que el lenguaje, su complejidad, y la forma en la que se le da uso en la comunicación, está directamente ligado con nuestro desarrollo cognitivo y con nuestra inteligencia. Si el ser humano de hoy sigue en la senda de simplificar el lenguaje y las formas de comunicación cotidianas, eliminando la lectura de manera sistemática, y cambiando la ironía por la impulsividad, o la metáfora por el emoticono, es bien seguro que las IAs generativas no tardarán en propasar esta forma de lenguaje y dominarlo, pues, a este nivel de simplificación, la IA puede parametrizar perfectamente las redes que conectan los conceptos y las diferentes categorías léxicas y semánticas, y calcular las posibilidades y las respuestas infinitamente más rápido que el propio ser humano, sin nisiquiera entrar en la entelequia de dominar la semántica cognitiva o el pensamiento profundo, pues no le haría falta. Si el ser humano abandona ese tesoro tan preciado, el lenguaje, los nuevos modelos de IA generativa no encontrarán ningún escollo en su carrera hacia la siguiente generación.
El auge de las IAs generativas ha suscitado toda clase de debates de carácter moral, filosófico, laboral, de seguridad… Y también de impacto medioambiental: el consumo energético global de los centros de datos, donde se alojan y procesan las IAs, es de unos 205 teravatios hora (TWh) al año, lo que representa alrededor del 1% del consumo eléctrico mundial y el 0,3% de las emisiones globales de CO2. O dicho de una forma más cercana: una conversación de unas 20-50 preguntas con ChatGPT (una conversación de media hora) consume el equivalente a 500 ml de agua, y podría llegar a generar más del doble del CO2 que su homónimo humano. Es decir, “bebe” y se tira pedos como una buena vaca de ganadería intensiva. ¿Debería acojonar esto?.
El sistema capitalista que lo sustenta no va a garantizar más que la consunción de los argumentos y medidas paliativas hasta el absurdo. Los fenómenos de precarización que sufre la clase trabajadora y la gran mayoría del planeta en general, son sistemáticamente absorbidas por el mismo sistema que las niega (y que teme), para así integrarlas en su campo de inercia desviacionista y reduccionista, hasta que el agotamiento en derechos adquiridos, capital y sustento ya haya derivado al colapso. Un colapso que purgará selectivamente al mismo pueblo que, paradójicamente, es el único que puede frenarlo. ¿Qué es más importante?, ¿Que las IAs generativas (o la automatización) nos robe el trabajo a los honrados ciudadanos que poblamos la tierra? ¿Que se use para fines perversos y manipulatorios?. ¿Que generen el impacto medioambiental de un borracho de 250 kg?
No. Una vez más, y como se viene pincelando, estos fenómenos, (y practicamente la totalidad de los mencionados y derivados de éstos) dejan de manifiesto cómo se agudizaría la contradicción entre la relación de las fuerzas productivas con las actuales relaciones de producción capitalista; entre cómo las IAs o la automatización industrial tienen el potencial de aumentar las fuerzas productivas, al permitir crear nuevos productos y servicios con mayor eficiencia, calidad y diversidad y de cómo podrían impulsar el desarrollo económico y social, y cómo este desarrollo desembocaría, dentro del marco capitalista, en el recrudecimiento de la desigualidad, la explotación y alineación, donde la clase dominante, la usaría (y la usa) para concentrar su poder, buscando sacarle el máximo rédito con toda clase de medidas y usos, copar el control oligárquico de los centros de datos o modelos disponibles en el mercado, el control de los medios… Y un largo eccétera de consecuencias que ya nos son familiares.
¿Solución? Reestablecer de forma revolucionaria la armonía entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción con los intereses y valores de la humanidad. Las IAs podrían, en efecto, sustituir, no sólo a las traducciones simultáneas, sino también podrían cubrir el 90% de las gestiones digitalizadas de la administración, gestionar de manera eficiente los sistemas de alumbrado público, distribución de energía, agua o transportes, en combinación con una infraestructura adecuada; o gestionar, en combinación con tecnologías parejas de seguridad como el blockchain y un control de seguridad descentralizada (basado en la combinación de tecnologías de código abierto creadas y mantenidas por la comunidad) del estado, el capital de la banca pública para gestionar préstamos o hipotecas sociales sin intereses de manera segura y eficiente; Proporcionar indicadores y estadísticas seguras y fiables para la toma de decisiones… Pero, ¿eliminando o desplazando a los actuales inquilinos de los puestos de trabajo potencial para la IA? ¿O reubicandolos en puestos más avanzados y no mecánicos donde se requiera inexorablemente la mano humana? Las posibilidades allende a las propuestas por el capitalismo son incontables. Sin embargo, hoy parece una tarea compleja, la de siquiera atisbar otras posibilidades; acenagadas por el imposibilismo determinista de la retórica neoliberal, planteando sólo escenarios donde los agentes sociales jamás podrían, en ningún caso, ofrecer una alternativa viable a la inevitable barbarie que emana inherente del libre mercado. Como se llevan defiendiendo con tesis como Camino a la servidumbre de Friedrich Von Hayek, donde el autor sostenía que las autoridades centralizadas son incapaces de compilar y procesar adecuadamente los “elementos dispersos de conocimiento incompleto y frecuentemente contradictorio en poder de los diferentes individuos”, entanto que sólo las economías de mercado pueden absorber y procesar toda esa información. Esta tesis y millones más, baluartes intelectuales del libremercado, que hoy han quedado relegadas al nivel de peroratas académicas, siguen siendo la fuente de inspiración de la ultra derecha neoliberal en el mundo, como el caso del actual candidato a la presidencia de argentina, Javier Milei. La IAs de hoy, no ya las del mañana, que podrán más; podrían, de lejos, usarse hoy para concentrar, procesar, organizar y predecir todos esos elementos dispersos que confluyen en la economía de mercado para una planificación eficiente y segura.. Y es en esta contradicción donde ha de colocarse el foco de la discusión y la semilla de la revolución.
Porque, si se analiza esta cuestión de manera más global, algunas conclusiones pueden resultar amargamente inevitables. Si no se respeta el lenguaje y el conocimiento, la capacidad para identificar la realidad que subyace en la creciente problemática que suscitan las contradicciones, tiende a cero dentro del marco capitalista, mientras que capacidad de estas IAs para ser usadas indiscriminadamente como sistemas de manipulación por parte de las oligarquías financieras y sus estados esclavos, directamente exponencial. El capitalismo nos ha sustituido los libros por las redes sociales; las disertaciones, por párrafos de 140 caractéres.
Sin embargo, os puedo decir que este texto ha sido escrito casi en su totalidad con una IA generativa. El que firma, tan sólo ha organizado los textos y hecho las preguntas adecuadas. Quizás sí que se puedan superar las contradicciones. Por eso hay que trascender al capitalismo.
Fuentes
4. https://elpais.com/economia/negocios/2023-07-23/funcionaria-el-comunismo-con-la-inteligencia-artificial.html